• Home
  • opinión
  • No asesinen la paz porque venimos a enterrar la guerra

No asesinen la paz porque venimos a enterrar la guerra

Andrés Camacho / Colombia Informa

Bogotá, Colombia.   Recuerdo que era muy chico, tendría unos 8 años y me encontraba en Cúcuta, mis padres habían salido huyendo del hambre en Bogotá. Era un viernes cálculo yo. Creo que sí porque el ambiente era muy festivo, veía mucha gente corriendo hacia la plaza pero más bien era como un potrero, lo habían adaptado con una tarima y sonido. Entre las calles salía gente con sombreros y banderas, se escuchaba música, algarabia, mis padres tímidamente se acercaban mientras me llevaban a mí y a mi hermano de la mano.

De repente, un señor con sombrero se subió a la tarima y con cada cosa que decía la gente gritaba, se ondeaban las banderas y celebraban entre vino, aguardiente y cerveza. Esta es la primera vez que escribo sobre aquel evento, fue la primera manifestación política que conocí.

Tiempo después supe que ese señor tan aplaudido era Carlos Pizarro Leongomez y que esa era una actividad de su campaña a la presidencia. Poco después, supe que a ese señor tan aplaudido lo habían matado; nunca antes había reflexionado sobre el tema, pero esa fue la primera vez que me pregunté por qué mataban a esa gente tan aplaudida.

Con los años me vinculé a la lucha estudiantil, primero de manera silvestre en mi colegio, pero luego al ingresar a la universidad pública de manera militante. Allí tomaron sentido mis primeras preocupaciones sobre la justicia, la equidad y además las primeras explicaciones sobre mi propia pobreza.  Fue allí donde escuché por primera vez ese famoso “Hasta vencer o morir”, me interesé por la historia y me enteré de la tragedia de nuestro país.  Conocí los nombres de miles de asesinados de la Unión Patriótica, de la UNO, de A Luchar y de muchas otras organizaciones.

Así empecé a escribir mi propia historia, lamentablemente con muertos propios: Nicolás, Óscar, Jimmy, Camilo y otros tantos que no alcanzó a mencionar. En esa etapa de mi vida recuerdo la consigna recurrente «por nuestros muertos ni un minuto de silencio…» seguido de una lista de nombres a manera de homenaje, recuerdo llorar, tal vez menos que otras generaciones, pero con el mismo dolor. Eran años tan intensos que parecían un cortometraje de terror  con un tal Uribe de protagonista. Él nos atacó, nos persiguió, nos empujó y por esa vía nos maduró a las malas, eran tiempos tan intensos que la vida realmente parecía corta.

Entre consignas y arengas, entre retos y victorias, calculábamos nuestras vidas a duras penas hasta los 25 años. Asumimos, como hasta hoy, aquel estribillo que dice «y de ser necesario hasta la muerte». Resolvimos, resistimos, abandonamos cosas queridas y vimos muchas partidas, así sin darnos cuenta nos llegaron los 30 y con el corazón palpitando miramos atrás contando muertos propios y ajenos.

He pensado mucho en ello, en esa primera manifestación, hoy con lo aprendido veo ese día en el futuro próximo, veo la posibilidad de la paz y de mucha gente atreviéndose a subir tarimas, agitar banderas y mover corazones, veo posible la reconciliación y un país mejor, veo a mis amigos y amigas felices diciendo lo que piensan y cumpliendo lo que sueñan, veo la posibilidad cierta de la paz y el compromiso necesario de hacerla a la colombiana.  Pero veo también entre esos mundos y sus tiempos, un hoy revuelto, confuso pero prometedor, veo el riesgo y nuevamente la muerte.

Es difícil pensar que está tan cerca la paz si en menos de 4 años nos han asesinado 112 personas, si en menos de 8 días hemos enterrado 4 de sus cuerpos. Es difícil seguir cantando la consigna de «hasta vencer o morir» cuando ya no quiero cantarla más, ahora quiero que cantemos a la vida, que hagamos planes más allá de los 20, que celebremos la paz y que lo único que enterremos sea la guerra. Quiero que gritemos Hasta vencer y vivir por Klaus, William, Marisela, Alexander, Milton y tantos más. Quiero que gritemos venceremos y viviremos, quiero que seamos valientes para defender la vida, esa que queremos digna, quiero que seamos firmes para defender la patria, esa que queremos soberana.

Estamos listos para construir la paz que anhelamos y por la que tantos han muerto, estoy convencido que debemos vivir para edificarla, debemos vivir para disfrutarla, debemos vivir para vencer y ojalá nunca más debamos morir por defenderla.

No asesinen la paz porque venimos a enterrar la guerra.

Iglesia10

El incremento en los asesinatos motivó, el pasado viernes, a que las mujeres del Movimiento Social y Político Marcha Patriótica tomaran la iglesia de San Francisco, en el centro de la ciudad. Los anhelos de paz y el dolor por la ola de muertes, motivaron al vocero distrital de ese movimiento a escribir esta columna de opinión publicada en Colombia Informa.

* Andrés Camacho es Máster en Energías Renovables, Ingeniero y Licenciado en Física. Fue Secretario General de la Federación de Estudiantes Universitarios -FEU- y es vocero de la Marcha Patriótica Bogotá.

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de opinión  

Dejar una Respuesta