Foto: Verónica Velásquez
Cherán, Michoacán. “No necesitamos el Mando Único, no necesitamos ese tipo de seguridad porque sentimos que con lo que tenemos nos basta y sobra”, fue la respuesta de Pedro Jiménez Ceja, miembro del Consejo Coordinador de los Barrios de la comunidad indígena purépecha de Cherán, en Michoacán, a la tentativa de los gobiernos estatal y federal de incorporar la seguridad comunitaria al acuerdo del Mando Único.
En la sierra purépecha, la comunidad de Cherán es la más resguardada, ya que cuenta un sistema propio de seguridad articulado en la Ronda Comunitaria, la Ronda de Voluntarios y los Guardabosques; lo integran más de 200 personas, y es regulado por el Consejo de Honor y Justicia.
El Consejo de Honor y Justicia es una instancia operativa que forma parte del Consejo Mayor, órgano conformado por representantes de las asambleas de los Barrios y Fogatas, explica Pedro Chávez Sánchez, miembro del Consejo Mayor.
El 10 de marzo 2016, el gobierno de Silvano Aureoles recibió un contundente rechazo por parte del Consejo Mayor de Cherán frente a la propuesta de establecer en la localidad el Mando Único de policías: “como comunidad ratificamos la posición de seguir nuestra organización política en base a la libre determinación, lo cual nos da derecho de ejercer la autonomía en materia de seguridad a través de nuestra Ronda Comunitaria tradicional”, al mismo tiempo que exigen el respeto a sus derechos como pueblo originario.
El Mando Único es un acuerdo de las entidades estatales y federales en materia de seguridad y consiste en quitar a los municipios la responsabilidad de la seguridad pública, que será asumida por una unidad de policía estatal.
Se ha escrito en diversas investigaciones que el Mando Único puede fomentar y profundizar la distancia entre los gobiernos y la población, fortalecer un estado policial, fracturar la soberanía municipal y estatal, fomentar la violación de los derechos humanos y generar una mayor militarización del país.
A principios de marzo, varios medios de comunicación anunciaron que Cherán se adhería a dicho acuerdo. Enedino Santaclara Madrigal, miembro del Consejo Mayor, aclara: “nosotros sabemos que el gobierno nos quiso involucrar al Mando Único, pero nosotros estamos bien definidos, nuestro Mando Único son las Fogatas, las Asambleas de Barrios, esta estructura es nuestro mando.
Tenemos nuestras propias leyes, nuestra forma de organizarnos, nosotros servimos a nuestro mando que es el pueblo. Al gobierno no tenemos que hacerle caso, solo quiere imponer”.
El Mando Único lo quisieron imponer en la comunidad, se consultó a las Asambleas de los Barrios y se dijo “que es preferible confiar nuestra seguridad en nuestra gente” y se ratificó que “al único mando al que se debe obediencia: al pueblo constituido en asamblea”, precisa Rubén Fabián Madrigal, miembro del Consejo de Honor y Justicia.
El 15 de abril del 2011, cuando la comunidad se levantó en contra de la delincuencia organizada, “nos tocó la conciencia, las fibras más íntimas; se creó un sentimiento de autoprotección en la comunidad”, señala Fabián Madrigal.
Antes del 2011 en Cherán existía un caos, ya que la tala de árboles estaba en manos de organizaciones delictivas; en el 2008 esto se agravó de manera alarmante, señala Pedro Chávez Sánchez.
Según los testimonios, entre 2008 y 2011 se contaban más de 200 camiones repletos de madera del bosque que cada día y noche los talamontes bajaban del cerro, con el respaldo del crimen organizado, narra Chávez Sánchez.
“La gente armada se paseaba en la comunidad para burlarse, nos gritaban y amenazaban. Ellos llegaban y saqueaban las tiendas, nosotros no podíamos ni siquiera mirarlos, ni estar en alguna esquina”, recuerda Enedino Santaclara Madrigal, del Consejo Mayor.
A las mujeres jóvenes se les faltaba el respeto, pasaban los carros en fila con gente armada, en las escuelas existían clases y en la calle fiestas, todo con mucho temor de asistir; los comuneros o campesinos no podían ir a trabajar la tierra y menos subir al bosque, rememora Pedro Chávez Sánchez.
A nosotros, expone Chávez Sánchez, “nos tocó ser jóvenes en ese tiempo, pero la rabia y el temor era compartida por todos. Eran las armas que tenían ellos, que hacían sentir su poder y someter a un pueblo. Ahora después del levantamiento nosotros controlamos nuestra seguridad”.
Nuestra seguridad comunal
Los ronderos son los que caminan, los que “rondan por la comunidad” y son elegidos por las Fogatas, “en el movimiento nosotros desarmamos a la policía municipal y tomamos las armas y es ahí donde surge de manera más activa nuestra Ronda Comunitaria”, señala Pedro Chávez Sánchez, miembro del Consejo Mayor.
La comunidad de Cherán está dividida en cuatro Barrios. En cada Barrio se realiza semanalmente una asamblea, misma que nombra el Coordinador del Barrio; entre todos se encargan de la organización de la seguridad y del control en las “barricadas”, puntos de revisión ubicados en las entradas de la comunidad y vigilados por miembros de la Ronda Comunitaria.
El grupo de Guardabosques se encarga de salvaguardar el bosque.
La Ronda Voluntaria está compuesta por comuneros y comuneras, que se organizan en las Asambleas de los Barrios y los fines de semana participan en la vigilancia de los barrios. “No están armados, ellos vigilan las calles y ayudan en las tareas de la Ronda Comunitaria”, explica Pedro Chávez Sánchez.
“Esta Ronda de Voluntarios es una práctica de nuestros antepasados y que hemos retomado”, expone Enedino Santaclara. “Ahora estamos retomando lo de antes, el arma fundamental es que la población tiene la misma convicción de resguardar y cuidarse el uno al otro”.
Entonces ahora se retoma otro modelo de seguridad, antes del movimiento era la policía municipal al mando del Ayuntamiento Constitucional, esa estructura desapareció con el movimiento, explica Rubén Fabián Madrigal.
“El pueblo tomó el control de la comunidad, hubo desaparecidos, asesinados. Por eso, sabemos que la misión de todos es salvaguardar la comunidad”, relata Pedro Chávez Sánchez; “descubrimos la policía local coludida, la policía municipal en contubernio con el crimen organizado y autoridades municipales y locales. Fue hasta que nos levantamos en defensa de nuestra propia vida que voltearon a vernos”.
“Nosotros realizamos nuestra propia seguridad por medios de las Rondas. No quisiéramos vivir lo que viven en otras comunidades con la seguridad del gobierno, porque la gente que integra nuestra seguridad son personas que conocemos; son vecinos, el pintor, el cartero, el de la tienda, aquí todos nos conocemos, y por eso todo participan”, explica el representante comunal Rubén Fabián.
“El Mando Único en nuestra comunidad está en la organización de los barrios, en los coordinadores de fogata. Nosotros al único que reconocemos es al pueblo”, concluyen las autoridades comunitarias.
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