Cuernavaca, Morelos.- En entrevista telefónica desde Madrid, Julio Álvarez (Chile, 1940), descarta la teoría del asesinato de Neruda: “Tenía numerosas metástasis óseas en los dos fémures, en la pelvis, en la columna lumbar, en la columna dorsal y en las costillas, le hicimos radiografías de tórax y a la altura de los pulmones detectamos pequeños nódulos. Mi informe decía: ‘múltiples lesiones de metástasis’, Neruda tenía un cáncer diseminado”. El testigo clave del Caso Neruda está dispuesto a declarar ante la Embajada de Chile en España: “Si fuese interesante declarar en el juicio para esclarecer la muerte de Neruda, yo estoy dispuesto a llevar mi testimonio a la Embajada, conozco al embajador chileno en Madrid”. El 26 de abril se realizará el último funeral de Pablo Neruda, después de permanecer 4 años en la morgue, el poeta chileno regresará a Isla Negra, todos los indicios apuntan a una muerte por la metástasis, las múltiples infecciones que padecía, la depresión y la falta de medicamentos en septiembre de 1973.
LJM.- Julio, ¿quién te asignó al paciente Pablo Neruda?, ¿cuándo evaluaste las primeras radiografías del poeta?
JA.- Yo era el jefe del servicio de radiología en el hospital Van Buren, era el hospital más grande de Valparaíso en 1973, contaba con 2 mil camas. El anterior jefe del servicio de radiología se fue a Suiza al comienzo del gobierno de la Unidad Popular, no había otro radiólogo intermedio, yo tenía 6 años de experiencia y la dirección del hospital me nombró porque era el mayor de los jóvenes radiólogos. El doctor Francisco Velasco me dijo por teléfono: “necesitamos hacerles algunas radiografías a Neruda, porque tiene mucho dolor”, ahora sabemos que Neruda padecía un cáncer de próstata, pero en la época no se decía el diagnóstico porque Pablo Neruda era un hombre público. Pancho Velasco envió una nota con Neruda pidiéndome radiografías de pelvis, fémur, columna dorsal y cervical, le dimos el turno al día siguiente, llegó los primeros días de junio (1973), acompañado por su esposa Matilde Urrutia, no es habitual que el radiólogo salga a la puerta del hospital para recibir a un paciente, salí a recibirlo con una enfermera, lo vi bajarse del automóvil con muchas dificultades, se apoyaba en un bastón; lo llevamos a la sala de rayos X, recuerdo que Neruda me dijo: “esta artrosis, me tiene tan molesto y adolorido, no puedo caminar”, yo no sabía el diagnóstico, sacarle las radiografías fue muy doloroso para él, había que cambiarlo de posición, porque sacamos las radiografías de frente, de espalda, de lado y algunas fueron oblicuas.
LJM.- ¿Qué tipo de resultados entregaron las radiografías?
JA.- Cuando salieron las primeras radiografías reveladas quedé muy sorprendido, empecé a ver las lesiones por la metástasis, son muy típicas en los casos de cáncer de próstata, cuando vi las lesiones pensé en el diagnóstico. Tenía numerosas metástasis óseas en los dos fémures, en la pelvis, en la columna lumbar, en la columna dorsal y en las costillas, le hicimos radiografías de tórax y a la altura de los pulmones detectamos pequeños nódulos. Mi informe decía: “múltiples lesiones de metástasis”, Neruda tenía un cáncer diseminado.
LJM.- ¿Quién recibió los resultados de las radiografías?, ¿el oncólogo Guillermo Merino, o el médico Francisco Velasco?
JA.- Envié los resultados al departamento de cancerología del hospital Van Buren, ten en cuenta que en 1973 no existían los medios de diagnóstico de la actualidad, no había resonancia magnética, no había ultrasonido, tampoco había Tomografía Axial Computarizada (TAC), no existía el escáner; conocí las primeras resonancias en París, estuve dos años en Francia (1974-1975). Es de suponer que si tenía un cáncer tan diseminado en los huesos era probable que tuviera metástasis en órganos nobles, en partes blandas. Neruda se fue a su casa de Isla Negra y pocos días después celebró su cumpleaños (12 de julio), me envió la invitación, yo no podía ir por la huelga de los médicos de derecha que boicoteaban al sistema de salud pública, el 25% de los médicos que éramos solidarios con la Unidad Popular trabajamos el doble durante la huelga, sin embargo Pancho Velasco sí fue a Isla Negra, me dijo: “está muy mal, lo veo disminuido y con muchos dolores”; Neruda me envió el libro “Incitación al Nixonicidio” (1973) autografiado con una dedicatoria en agradecimiento por la atención médica. Las radiografías se quedaron con los oncólogos, después lo llevaron a Santiago, a la Clínica Santa María.
LJM.- ¿Compartiste el diagnóstico de Neruda con Francisco Velasco?
JA.- Por supuesto, a Velasco se lo dije inmediatamente, puso una cara de espanto, creo que él sabía que tenía cáncer, pero no se imaginó que estuviera tan avanzado. Con el doctor Guillermo Merino yo tenía una relación profesional, también lo conversé con él, puso una cara muy formal, las ramificaciones que tenía Neruda eran típicas, indiscutibles, por eso lo llevaron a Santiago, con el urólogo Vargas Salazar.
LJM.- ¿Dónde escuchaste la noticia de la muerte de Neruda?
JA.- Cuando murió Neruda yo estaba en Chile, salí al exilio a principios de 1974, escuché la noticia por la radio y leí los periódicos el 24 de septiembre, presentaron la muerte de alguien importante y nada más. Nosotros escuchábamos noticias de asesinatos y desapariciones forzadas, por comentarios de personas.
LJM.- ¿Nunca sospechaste de la intervención de terceros en la muerte de Neruda?
JA.- Neruda era un enfermo terminal, con el cáncer de próstata, a sus 69 años, podía durar un mes, como podía durar diez meses. Yo me enteré aquí en el exilio que había sospechas del asesinato de Neruda, desde mi punto de vista: asesinarlo no tenía razón de ser, yo creo que Neruda no hubiera aguantado el viaje en avión hasta México, probablemente hubiera muerto a los pocos días de llegar a México.
LJM.- ¿La depresión por el golpe de Pinochet y la falta de medicamentos en 1973 serían factores en la muerte de Neruda?
JA.- No me cabe duda que el golpe militar y la situación que se vivía en Chile producen depresión y si el paciente, como Neruda, tiene una enfermedad terminal esto agrava su sistema inmunológico, hay un factor psicológico que puede hacer el proceso del cáncer más rápido, más destructivo.
LJM.- Nuestra amiga María Eugenia Velasco me dijo que un comunista del exilio intentó levantar la sospecha del asesinato de Neruda, pero el doctor Velasco y tú se opusieron, porque ustedes conocían el diagnóstico, ¿recuerdas la última conversación con el doctor Velasco?
JA.- Puede ser, tú sabes que la memoria es frágil, la última vez que vi al doctor Velasco y su hija María Eugenia -en Madrid- fue hace 20 años, no desmiento lo que te dijo María Eugenia. Yo me enteré de la sospecha del asesinato y de la exhumación de Neruda, aquí en Madrid, hace pocos años, cuando Amorós me llamó por teléfono, pero la verdad es que Neruda estaba muy mal, los militares no adelantaron su muerte artificialmente.
LJM.- Un forense mitómano de Chile asegura que Neruda no tenía metástasis, que son fracturas por las sesiones de radioterapia de cobalto, ¿qué piensas ante la hipótesis del forense?
JA.- No cabe ninguna duda que era metástasis, esto que dices me sorprende, no he leído las declaraciones del forense chileno. Por muchas sesiones de radioterapia de cobalto que le aplicaron no había nada qué hacer, lo único que podían administrarle eran medicamentos paliativos, para quitarle el dolor, pero en el estado de la metástasis no era posible hacerle ningún tratamiento, podían prolongarle un poco la vida con la radioterapia de cobalto.
LJM.- En el análisis forense apareció una bacteria, ¿los cadáveres pueden contaminarse en la morgue?, ¿cuál es tu opinión sobre la bacteria que detectaron en Neruda?
JA.- En un paciente grave, deprimido en su sistema inmunológico, medicado con corticoides y en estado terminal, puede adquirir una infección intrahospitalaria, sería muy difícil demostrar que la infección fue provocada, puestos a elucubrar descarto esa posibilidad.
LJM.- Declararon todos los sobrevivientes que conocen los detalles de la enfermedad y muerte de Neruda, ¿te interesa declarar ante un Notario Público y llevar tu testimonio a la Embajada de Chile en España?
JA.- No me gustaría pedirlo, si fuese importante o mi testimonio aportara algo, yo estaría dispuesto a ir a la Embajada, pero tanto como viajar a Chile, no. Piensa que tengo 75 años, tenía 30 años cuando conocí a Neruda en el hospital Van Buren, estoy bien de salud, pero se me hace pesado ir a Chile, la verdad es que no tengo familiares cercanos en Chile. Si fuese interesante declarar en el juicio para esclarecer la muerte de Neruda, yo estoy dispuesto a llevar mi testimonio a la Embajada, conozco al embajador chileno en Madrid.
LJM.- Finalmente, en la poesía póstuma de Neruda describe su “próstata melancólica” y otros achaques médicos, ¿has leído los libros póstumos de Neruda?
JA.- No, he leído mucho a Neruda, pero últimamente he leído muchas novelas, leo un libro a la semana, dependiendo el número de páginas. Los últimos dos años no he leído poesía.