Ciudad de México | Desinformémonos. Aún hoy, gran parte de la población en el mundo da por hecho que la Navidad remonta sus orígenes en la tradición cristiana del nacimiento de Jesús, un 25 de diciembre en el año 0, a pesar de que no haya pruebas de que ese fue el día en que Jesús de Nazaret nació, ni evidencia arqueológica que confirme su existencia.

Sin importar lo anterior, lo cierto es que la Navidad es celebrada en el mundo de diferentes formas y con diferentes significados, pues existen variantes entre países, regiones e incluso estados alrededor del planeta, aunque la globalización haya impulsado una forma que unificó la tradición, con sólo algunos puntos de resistencia.

Con investigaciones y estudios sobre la antigüedad, muchos historiadores, filólogos y arqueólogos dieron cuenta de que las fiestas decembrinas no tienen un origen crisitiano, sino meramente agrícola por tratarse del solsticio de invierno.

Un claro ejemplo son los romanos, que celebraban Las Saturnales en culto a Saturno, el Cronos de los griegos. Durante los días de celebración, el pueblo acostumbraba a encender velas como símbolo de la llegada de la luz y a dar regalos, hasta que la festividad terminara el 25 de diciembre.

Con el paso de los siglos, se fue dando una evolución del politeísmo al monoteísmo, lo que preparó al imperio romano para el desarrollo del cristianismo. Los Padres de la Iglesia vieron en la imagen del Sol Victorioso de los romanos una imagen reflejada de su propia visión de Cristo, aunque con la forma de un bebé, pues incluso al Sol Invictus se le representó de esta forma. Por otro lado, Osiris, el dios egipcio, también era representado como un bebé al ser hijo de una de las vírgenes antiguas que inspiraron las primeras imágenes de la Virgen: Isis.

Por lo menos desde el año 336, es decir, cuatro siglos después del aparente nacimiento de Cristo, se celebra la llegada de Jesús al mundo el 25 de diciembre en Roma, con el Papa Julio I. En el año 440, el Papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad, que viene del latín “nativitas” (nacimiento), y ya en 529 el emperador Justiniano la declara oficialmente festividad del Imperio.

Sin embargo, muchas iglesias cristianas no regidas por los concilios romanos celebran el nacimiento de Jesús hasta el 6 de enero, cuano se supone que se dio a conocer la llegada de Cristo. En otros países incluso se ha alterado la fecha de celebración a conveniencia, pero sea cual sea el origen, no hay fechas certeras que permitan formular teorías concretas sobre lo que, presuntamente, aconteció tales días.

Lo que nadie ignora hoy en día es que la Navidad se convirtió en el refugio de decenas de símbolos que, alejados o no de la tradición, son representativos de la festividad. Los más conocidos por el mundo son el Árbol navideño, Santa Claus, los Reyes Magos, decoración con luces, nochebuenas, muérdagos, entre otros.

Dentro de la festividad también se enmarcan ciertos valores que resaltan, pues incluso se ha denominado como ocasión para celebrar la paz, el cariño y el amor, así como para enaltecer los lazos que se establecen entre familiares y amigos con la celebración en posadas, cenas, intercambios y reuniones.