Ciudad de México | Desinformémonos. Colectivas feministas, madres de desaparecidas y víctimas de feminicidio, defensoras de la tierra y el agua, indígenas que luchan por un trabajo digno en condiciones de igualdad y mujeres católicas, participaron en una jornada político y cultural para sembrar el Jardín de la Memoria, antes Glorieta Colón, en la avenida Reforma de la Ciudad de México.
Una actividad central fue la sustitución de una figura femenina de madera, instalada hace algunos meses, por una fija de metal de 2 metros y 30 centímetros de altura. Además de colocar un Tendedero de las denuncias y mamparas fijas con material informativo que busca visibilizar y crear conciencia sobre la violencia que de manera cotidiana se ejerce contra la mujer. Entre la información expuesta resalta, por ejemplo, que cada 24 minutos es denunciada una violación sexual en el país.
Valeria González, madre de una joven desaparecida y miembro de Unidas Siempre Buscando, destacó que “no importa la corriente de feminismo o ideas políticas, lo que nos une defender nuestros derechos como mujeres y hacer algo por detener la violencia que a todas nos afecta”.
El evento inició desde la 5 de la mañana y fue acompañado de diversos actos culturales, como la participación de Vivir Quintana, quien interpretó Canción sin Miedo, un símbolo de la lucha feminista.
“Sueño que no tengo que soñar con que existe un lugar donde las mujeres existamos fuera de peligro” es parte del poema Utopía Segunda escrito y leído por Carol Cervantes, dedicado a la también poeta, escritora feminista y activista Francesca Gargallo, quien falleció recientemente.
Los nombres de cientos de luchadores sociales, periodistas, víctimas de feminicidio y mujeres atacadas con ácido, defensoras de la tierra, entre muchas otras, fueron retocados en las vallas que rodean la estructura central: Regina Martínez, María de Jesús Patricio, Carmen Sánchez, Ana Saldaña, Gloria Hernández, Olimpia Coral, Agnes Flores y Eva Castellanos, por citar sólo algunas.
La jornada también incluyó lectura de denuncias de mujeres que han sufrido violencia, interpretaciones de rap, como Diosa espiral y el grupo de danza urbana Barro Rojo.