México. El periodista y escritor Mumia Abu-Jamal está apelando la imposición en secreto de una sentencia de cadena perpetua sin posibilidades de libertad condicional; a la vez, impugna los tratos crueles e inusuales aplicados a él y a otros presos en el estado de Pensilvania. Aunque se sabía que una vez liberado de la condena a muerte hace nueve meses, Mumia enfrentaba la muerte lenta en prisión, ésta condena no había sido formalizada hasta que la jueza del Tribunal de Primera Instancia en Filadelfia, Pamela Dembe, la impuso en una maniobra sumamente irregular el 13 de agosto de 2012.
A pesar de la pretendida trampa y las duras reglas de procedimiento del estado de Pensilvania que sólo dan a una persona diez días para impugnar una condena, la petición de Abu-Jamal se presentó el 23 de agosto, dos horas antes del plazo establecido.
Afuera del tribunal, Prison Radio grabó unas observaciones de varias personas sobre la petición entablada por cuenta propia (pro se) del preso político. Estuvieron presentes Pam África, Ramona África, el periodista Linn Washington y la abogada Rachel Wolkenstein. También hubo una breve comunicación con Mumia desde la prisión Mahanoy en Pensilvania, donde ahora se encuentra en población general.
“No recibimos, ningún aviso de la sentencia, ni yo ni mis abogadas”, dijo. “Nos enteramos por accidente. La falta de aviso es una violación de sus propias reglas. Hay que tener una audiencia y la posibilidad de presentar argumentos”.
Condenado a muerte en un juicio amañado por el asesinato del policía Daniel Faulkner en Filadelfia el 9 de diciembre de 1981, Mumia Abu-Jamal pasó casi 30 años en aislamiento en el corredor de la muerte. Sin embargo, el 7 de diciembre de 2011, el fiscal de Filadelfia Seth Williams por fin anunció su decisión de acatar el dictamen del juez federal William Yohn, quien determinó en el 2001 que la pena de muerte en el caso de Mumia Abu-Jamal es ilegal e inconstitucional. Tanto la Fiscalía como la Orden Fraternal de Policía, la viuda Maureen Faulkner y políticos como Ed Rendell por fin reconocieron que no iban a poder convencer a un jurado a imponerle la pena de muerte una segunda vez. Al anular la pena capital, Yohn, quien ignoró muchos testimonios que señalan la inocencia de Jamal, dijo que la sentencia obligatoria sería cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional.
Sin embargo, la abogada Rachel Wolkenstein enfatiza que todas las sentencias, incluyendo las “obligatorias”, requieren un procedimiento formal que concede a la persona procesada el derecho de ser escuchada y de impugnar su sentencia.
Pam África agradece a Wolkenstein y a Bret Grote, de la Coalición de Derechos Humanos (HRC), por descubrir la maniobra de Dembe, la cual pudo haber dificultado futuras apelaciones para Mumia. Aparte de la falta de aviso, se descubrió otra irregularidad: en lugar de emitir la sentencia a nombre de Mumia Abu-Jamal, como ha sido habitual durante décadas, se emitió a su nombre de nacimiento Wesley Cook.
Explica la abogada que la petición de Mumia impugna su sentencia y también el proceso utilizado por la jueza Dembe, y lo que es más importante, sostiene que la sentencia es una violación de la prohibición contra tratos crueles e inusuales, dado que él pasó casi 30 años en aislamiento en el corredor de la muerte, 10 de ellos después de que su condena a muerte fue declarada inconstitucional. Según Juan Méndez, el relator especial de la ONU sobre tortura, el confinamiento en solitario durante más de 15 días es una forma de tortura. ¡Están obligados a liberar a Mumia ahora!
Pam África insiste que los tratos dados a Mumia se dan a muchas otras personas, y por eso su apelación no sólo corresponde a su propio caso, sino que impugna tratos crueles e inusuales aplicados a los demás, en particular la propia sentencia de cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional y también el inconstitucional confinamiento en solitario de la gente condenada a muerte. “Cuando Mumia se defiende contra la injusticia, está dando un golpe al sistema por parte de todos”.
En vista de una larga serie de decisiones arbitrarias de los jueces para prohibirle a Mumia su derecho a estar presente en la Corte y participar en su propio proceso, la jefa del comité internacional de apoyo a Mumia también destaca la importancia de que él presente la petición pro se, la cual le permite actuar como su propio abogado. Pregunta: “¿Cómo es posible que celebren una audiencia sin la presencia de la persona afectada?”
Linn Washington, quien ha reportado sobre el caso de Mumia desde el principio afirma que la falta de aviso es sumamente irregular. “De hecho, si las autoridades hubieron acatado la ley,… Mumia no estaría en prisión. Pero ha habido un gran problema en este caso, donde los jueces no han cumplido con la ley establecida…He trabajado en Filadelfia como periodista durante más de 35 años y cada uno de estos años, mientras Mumia ha estado en prisión, en confinamiento en solitario, en el corredor de la muerte, he visto a jueces, fiscales y gobernantes que han dicho con aire desafiante ‘No. No vamos a permitir que la justicia se haga en este caso aún cuando esto significa que nosotros estemos operando de manera claramente ilegal…’ Es por que [Mumia] se identifica como revolucionario. Por otro lado, los que tienen el deber de asegurar la administración de justicia han fallado totalmente en cumplir sus responsabilidades. Son ellos los que deben de estar en prisión….” ¿Cómo asegurar que cumplan? “Está difícil… Hace falta una revolución. Está claro que el sistema no se auto-corrige”.
Por su parte, Ramona África dice con respecto al derrocamiento de la pena de muerte: “Esos funcionarios hicieron bastante clara su posición. Siempre han querido matar a Mumia, cueste lo que cueste. Lo único que les detuvo fue el movimiento de la gente, quiero decir a nivel internacional, no sólo en Filadelfia o en Estados Unidos, sino en el mundo. La gente se puso al lado de Mumia para protegerlo y asegurar que no iban a poder matarlo”. Sin embargo, para la ex presa política el hecho de que sus enemigos no lograron asesinarlo bajo la ley no significa que hayan cambiado de opinión. No cabe la menor duda de que lo odian más que nunca y por eso no podemos bajar la guardia, dice.
La batalla por la libertad inmediata e incondicional de Mumia Abu-Jamal sigue en las Cortes y lo que es más importante, en las calles del mundo.
Publicado el 17 de septiembre 2012