Mujeres de Ixtaltepec Oaxaca aprovechan la cuarentena para seguir elaborando sus muñecas de trapo, que comenzaron como un proyecto de resiliencia hace dos años con los sismos del 2017, y que ahora desde sus casas siguen confeccionando como un manifiesto contra la violencia y los feminicidios.
Con este juguete artesanal quieren decirle a la sociedad que ninguna mujer debe ser violentada y menos ahora en confinamiento, por eso siguen elaborándolas para que esa “semilla de paz” ayude a sanar a quienes las compran.
Las mujeres entre 40 y 75 años de edad, se organizaron con el impulso del Centro de Saberes de la organización Binni Biaani “Personas con luz”, que fomenta proyectos comunitarios para mujeres, jóvenes y niños como alternativa para una vida colectiva.
Por las tardes, Mirna Jiménez Castillo de 52 años de edad y su madre Quintana Castillo Ríos de 71 años, elaboran sus muñecas totalmente a mano, todo el proceso es artesanal y mientras las costuran van contándose sus vivencias.
En cada muñeca ellas aguardan sus alegrías, felicidad, pero también sus tristezas. “Cuando costuro su cabeza, o alguna parte de su cuerpo, a veces le voy contando mis penas, porque lo que vive una mujer en su hogar a veces no es meramente violencia física, pero si la psicológica, por eso es que decimos que una muñeca, es una semilla de paz, porque nos curamos y deseamos que quien las compre, también lo haga”, dice Mirna.
Quintana es una abuela zapoteca que es muy seria y que se resistía a elaborarlas, pero ahora es una de las 10 artesanas que más elaboran, sus tardes son confeccionarlas cuidando detalles desde las finas puntadas con el hilo de seda y la aguja hasta los accesorios.
Las hacen con piel oscura y clara así como con pelo chino, lacio o crespo como las mujeres del mundo y a todas las visten con enagua y huipil como reconocimiento de su cultura zapoteca.
Shemavi García Piñón extraña las tardes cuando todas se reunían en el Centro de Saberes para elaborarlas, pero ahora por la cuarentena desde su casa las hace, y aunque el material se ha dificultado para conseguirlo , no se ha detenido la producción artesanal.
Ella cuando elabora una muñeca le hereda parte de su vida por eso es que le llaman semillas de paz, porque se siembra para que otra mujer, coseche.
Reunirse y platicar mientras las elaboran es sanación, entre todas se ayudan, y han hecho que las “semillas de paz” lleguen a otras manos en toda la republica mexicana y en el extranjero.
A cada muñeca se le pone un nombre y lleva un mensaje de aliento explica Erika Rasgado Toral, quién ha elaborado más de una docena que se ha vendido a través de las redes sociales y con el apoyo de Nayla Altamirano Allende y Marina Santiago, quienes son las fundadoras de la asociación civil “Binni Biaani”.
Ambas ingeniaron esta propuesta y otras más en beneficio de su comunidad, para ellas, las muñecas significan una lucha para dejar de normalizar la violencia y ser una voz y fuerza.
“Este es un proceso de resiliencia, las muñequeras han hecho de su vida esta actividad, y nos da mucho gusto, por que ellas han sanado y ven sanar a otras cuando las reciben, este ciclo aun no se cierra, por que siguen elaborándolas porque ahora así obtienen sus ingresos”.
La cuarentena no les permite reunirse, el centro de saberes está cerrado, pero desde sus casas y a través de un grupo virtual se van compartiendo sus creaciones, mientras Nayla y Marina las ofertan por todo el mundo.
Publicado originalmente en IstmoPress