Muertes, desabasto, incendios, marchas y polarización en Bolivia

Gloria Muñoz Ramírez

Fotos: Gerardo Magallón

La Paz, Bolivia. 20 de noviembre. El martes terminó con la conferencia de Sergio Carlos Orellana Centellas, jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA) de Bolivia, quien insistió en que del ejército no salieron las balas que mataron a tres manifestantes en Senkata, en la zona de El Alto, bastión de Evo Morales donde sus seguidores mantenían un bloqueo a un depósito de combustible. Pero fue el ejército el que, luego de que desbloqueó el depósito para enviar pipas de gasolina a La Paz, disparó con armas de fuego a los manifestantes que regresaron a hacer el bloqueo y derribaron una barda del almacén.

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En la conferencia de prensa matutina el general Orellana insiste en que no fueron las fuerzas armadas las que dispararon, pero los videos tomados por los manifestantes no mienten. No hubo enfrentamiento, el ejército disparó contra los alteños que con el bloqueo exigían la salida inmediata de la presidenta de facto Jeanine Áñez. Y no fueron gases lacrimógenos, sino balas las que mataron a tres manifestantes e hirieron a más de 30, de acuerdo al reporte de la Defensoría del Pueblo.

En las calles de La Paz las opiniones continúan divididas, incluso en las marchas que al unísono exigen la renuncia de Áñez. Maestros rurales que se movilizaron este martes dejaron claro su repudio a la actual presidenta interina, pero insisten en que no quieren que regrese Evo Morales, cuya renuncia no es oficial pues el Congreso no la ha ratificado, lo que abre la puerta a que Morales retorne a Bolivia al menos para terminar su periodo. Justo ésta es la consigna de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).

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Mientras la capital boliviana era nuevamente tomada por miles de adeptos a Morales, en los barrios se observan largas filas para comprar pollo o carne. No hay verduras tampoco, ni gasolina ni huevo, por mencionar algo de lo mucho que falta. Los seguidores de Evo responsabilizan al actual gobierno del desabasto “para castigarlos”; mientras los contrincantes acusan a los bloqueos masistas de no permitir la entrada de gasolina y víveres. Lo cierto, como dice la señora Ana María en la larga fila para comprar pollo, es que los paceños se están quedando sin nada en la alacena y la situación es cada vez más crítica.

En el barrio de Quna Uma los vecinos organizaron un bloqueo con sus tanques de gas en el piso. La desesperación está llegando a los hogares por la falta del combustible. Aquí no hay partido visible, pero son claras las diferencias. Esta reportera se acerca a entrevistarlos y se arrebatan la palabra. Unos exigen que “vuelva Evo para que acabe todo el problema”, otros insisten en que él es el problema. Todos piden gas.

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No hay hasta la mañana de este miércoles una salida política inmediata. Ayer el Congreso de mayoría masista suspendió una sesión clave en la que habrían de confirmar o no la renuncia de Morales. Algunos esperaban que los legisladores no la ratificaran y con ello abrieran la puerta al retorno. Pero no lo hicieron “para sumar a la paz”, y la incertidumbre sigue instalada. Por lo pronto el palacio de gobierno continúa cercado por el ejército, al igual que la Vicepresidencia.

Al día de hoy suman una treintena de muertos y más de 400 heridos desde que iniciaron las protestas postelectorales. Cabe destacar que los primeros muertos fueron durante las manifestaciones protagonizadas por grandes sectores de la población que consideraron que mediante un fraude electoral Evo Morales consiguió su cuarta presidencia. Es decir, la primera decena de muertos fueron con Evo como presidente. Las otras muertes se han producido después de su renuncia y en el marco de las protestas por la autoproclamación (sin quórum) de Áñez en la presidencia, y han sido por las fuerzas armadas, aunque éstas afirmen que “las balas vienen del interior de las movilizaciones”, es decir, que se están matando entre ellos.

La polarización continúa y el riesgo de que se desate una guerra civil continúa. A la represión del martes, un grupo de simpatizantes de Morales respondió prendiéndole fuego a la casa de la alcaldesa de El Alto, opositora a Morales. Las imágenes del incendio se transmiten hasta la saciedad por los canales de televisión adeptos a la presidencia de facto.

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