La realidad palestina desde la perspectiva de la agricultura, especialmente en el ámbito de la población y las instituciones, está relacionada con la situación particular de Palestina, la situación del conflicto. El conflicto de Palestina representa uno de los procesos de colonización más largos, graves y violentos (al menos de los sucedidos en la historia contemporánea) entendido como una proliferación de los asentamientos coloniales, una exclusión de una población entera de su tierra y una continuación de un proyecto cruel apoyado por las potencias coloniales de Occidente. El proyecto de ocupación ha sido un éxito en cuanto se refiere a limpieza étnica de la mayor parte del pueblo palestino, apoderándose de nuestra tierra y tomando el río Isti. La tierra que queda está siendo paulatinamente destruida y repoblada con colonos.
El proyecto de ocupación en Palestina ha forzado a que los palestinos abandonen su tierra, desvinculándolos no solo de su país sino también de su cultura, de sus valores y de sus tradiciones. El pueblo palestino depende históricamente de la agricultura y está conectado a ella. Somos una sociedad agrícola.
La tierra es el foco del conflicto y los agricultores palestinos están al frente de la Resistencia. La realidad impuesta por la toma de Palestina, la expulsión de su gente, junto con la continua ocupación de Palestina y de su sector agrario (el sector más prolífico de su sociedad) ha creado una reivindicación entre los agricultores: defender tu tierra. Esta iniciativa tiene una doble dimensión, social y nacionalista. Ambas determinan la manera de defenderla, ya sea a través de movimientos, instituciones, comités, asociaciones, etc. El carácter multidimensional de la lucha hace que esta sea difícil y compleja, incluso más complicada, debido al continuo ataque israelí contra los movimientos, las instituciones y los comités palestinos a los que las autoridades de ocupación se dirigen porque reconocen a esas iniciativas como parte de la lucha agrícola.
Por último, la conciencia de la ocupación sobre la importancia del control de la tierra da lugar a un ataque directo de agricultores de forma individual. No es más que una continuación de una lucha que comenzó hace décadas.
Con la creciente tensión de la situación en Palestina, la necesidad de defender la tierra es cada día más compleja. Por este motivo, se ha convertido en una tarea cada vez más importante para el movimiento campesino y para mantener la armonía entre la realidad social y nacional.
Es necesario señalar que en las últimas décadas ha habido una preferencia por reivindicar el carácter político-nacional en el trabajo de la mayoría de los movimientos sociales palestinos debido a nuestra confrontación directa y sangrienta con el proyecto sionista. Por este motivo, la dimensión político-nacional ayuda a entender una gran parte de los problemas sociales que afectan al pueblo palestino. Sin embargo, no se ha creado un estado de armonía entre los aspectos sociales y nacionales de muchas cuestiones sociales que afectan a los sectores del pueblo palestino.
Debido a todas las actuaciones de desplazamiento y control israelí de la tierra, solo parte de nuestra gente permanece en su tierra natal y continúa aferrándose al suelo realizando un trabajo agrícola. La agricultura sigue siendo una gran parte de la vida de nuestra gente, especialmente en los territorios ocupados después de 1967.
En general, en Palestina se han desplegado docenas de comités e instituciones para apoyar a los agricultores con el fin de promover la constancia y la cohesión en la tierra. Este apoyo fue, o bien financiado a través de la implantación de proyectos agrícolas especiales en el campo palestino o bien mediante una ayuda altruísta a través de enseñanza de técnicas, con el fin de alcanzar un nivel de conocimientos avanzados sobre métodos y procedimientos agrícolas. Esta inventiva captó el interés de los movimientos políticos y sociales y consiguió que reconociesen la importancia de sus proyectos, cuyo fin, por un lado, servía para desarrollar y mejorar la realidad del campo, y, al mismo tiempo, suponía una herramienta de reivindicación nacional contra la ocupación y el desarrollo de los asentamientos.
Palestina, miembro de la Federación Mundial de Campesinos
Los Comités de Trabajo Agrícola Palestinos han reconocido la relevancia que ha tenido la coordinación de los palestinos y su implicación en los movimientos sociales, a nivel regional y global, especialmente con los movimientos agrícolas, y ha desarrollado relaciones internacionales durante muchos años a través de una comunicación continua con movimientos para destacar la lucha de los agricultores palestinos por su tierra. Este trabajo fue finalmente reconocido cuando Palestina entró como miembro en la Federación Mundial de Campesinos, Via Campesina, y se propuso el nombramiento temporal de una sede palestina para coordinar a todos los países árabes, incluyendo a más de 200 agricultores. Su formación estará vigente hasta la formación de la Unión de Campesinos Árabes con Marruecos, a través de la Universidad Nacional del Sector Agrícola, y con Túnez, a través de la Asociación Un Millón de Mujeres Rurales. Este hecho da vida a una iniciativa sin marcha atrás, a nivel regional y global, que tiene como finalidad establecer una plataforma social en su lucha por los derechos de los campesinos y para pedir justicia para su causa.
El proyecto internacionalista también contribuye a enmarcar la causa palestina en su sentido nacional y político mediante la sensibilización mundial de la difícil realidad a la que se enfrenta el agricultor palestino bajo el colonialismo sionista. En Palestina, no se puede debatir sobre ninguna cuestión de una dimensión social deseada sin discutir la dimensión nacional en relación con ella.
Mediante el uso eficaz, sistemático y específico de la información y los medios, junto con la coordinación entre el Sindicato de Agricultores Palestinos y los movimientos agrícolas internacionales, se puede abordar el sufrimiento del agricultor palestino en todas sus facetas. También se puede crear un estado de solidaridad entre los miembros de la Federación Mundial. Debemos reconocer la importancia del trabajo de los movimientos sociales y de la sociedad civil en su lucha contra las políticas opresivas y neoliberales para garantizar la justicia social de los campesinos. Debemos también mantener una comunicación entre los movimientos con intereses comunes a nivel mundial.
Comenzar con el movimiento de los campesinos en Palestina es una oportunidad para ejercer una presión democrática que generen una legislación que proteja y apoye a los agricultores, tanto en el sector público como en el privado. Ser miembro en la Federación Mundial de Campesinos contribuye, además, al desarrollo del movimiento campesino palestino en su lucha por los movimientos sociales civiles a nivel global para lograr un mundo basado en la igualdad, en el respeto mutuo y en una justicia real. Las guerras, la hostilidad, la explotación de los recursos de los estados más débiles, la aceleración del desempleo y de la pobreza, la marginación y la disparidad entre los pueblos son la esencia de las políticas neoliberales y del capitalismo explotador.
Ahmed Jaradat
Miembro Vía Campesina en Palestina e investigador del Alternative Information Center (AIC)
Traducción realizada por Antonio Parrales
Fuente: Ahmed Jaradat, Blog Público – España