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¿En qué momento se dice basta?: Reaparición de la supremacía blanca en EEUU

Lorena Mansilla

foto: The Guardian / Democracy Now 

En un lapso de 7 días hubo manifestaciones neonazis para proteger una estatua que homenajea a un general que defendió la esclavitud, enfrentamientos en la calle entre antifascistas y supremacistas blancos, un joven nazi que mató a una mujer en una manifestación, todos los medios de comunicación y la sociedad hablando sobre supremacía blanca, actos de repudio en decenas de ciudades y Donald Trump que al no ser contundente con el rechazo de los hechos terroristas producidos por los racistas, se ganó el aislamiento por parte de diversos sectores políticos y económicos de Estados Unidos, además del enojo de gran parte de la sociedad.

Los hechos

El viernes 11 de agosto, miles de neonazis, miembros del Ku Klux Klan y otros nacionalistas blancos hicieron un acto en Charlottesville, Virginia donde la consigna fue Unite the Right (Unir a la derecha). Mientras marchaban con antorchas de fuego, se escuchaban. En un lapso de 7 días hubo manifestaciones neonazis para proteger una estatua que homenajea a un general que defendió la esclavitud, enfrentamientos en la calle entre antifascistas y supremacistas blancos, un joven nazi que mató a una mujer en una manifestación, todos los medios de comunicación y la sociedad hablando sobre supremacía blanca, actos de repudio en decenas de ciudades y Donald Trump que al no ser contundente con el rechazo de los hechos terroristas producidos por los racistas, se ganó el aislamiento por parte de diversos sectores políticos y económicos de Estados Unidos, además del enojo de gran parte de la sociedad.

Los cánticos que decían: “No nos reemplazaran” y “La vida de los blancos importan”. Este evento se realizó en esa ciudad debido a que el municipio local anunció que quitará la estatua de Robert E. Lee, General del Ejército de los Estados Confederados en la guerra civil estadounidense, de un parque central.

El sábado 12 de agosto, miles de manifestantes en contra de la supremacía blanca, entre ellos el grupo Black Lives Matter (La Vida de lxs Negrxs Importa), el movimiento antifascista conocido como Antifa y otros activistas en contra del racismo, también salieron a la calle, pero a repudiar el acto de Unite the Right. Ambas columnas se cruzaron en el parque donde está la estatua de Robert E. Lee. Los blancos racistas, que también eran miles, portaban banderas nazis, rifles y pistolas como símbolos para amedrentar. Hubo confrontación cuerpo a cuerpo y la policía jamás intervino.

A las 13:45 hs. de la tarde, un joven nazi de 20 años llamado James Alex Fields, se dirigió con su vehículo con la intención de derribar a los manifestantes en contra de la supremacía blanca y mató a Heather Heyer, una activista de los derechos humanos de 31 años e hirió a 19 personas más, muchos de gravedad. Este hecho hizo que la opinión popular y numerosos sectores políticos, incluso los más conservadores como el Partido Republicano, estén repudiando la supremacía blanca. Nadie quiere estar “pegado” a esa ideología, pero el único que todavía no fue claro en su repudio de los hechos fue el Presidente Donald Trump.

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El apoyo de la supremacía blanca hacia Trump

Como se había reflexionado en análisis anteriores y en publicaciones en ANRed tales como: Ganó el odio: Las primeras repercusiones tras el triunfo de Trump el hecho de que Trump llega a la presidencia de EEUU, hizo que este sector racista se envalentonara y salga a mostrarse públicamente como no se veía en años. David Duke, ex líder del KKK, es moneda corriente en los medios de comunicación, ya que se lo cita constantemente. Duke, es uno de los supremacistas blancos que apoyó a Donald Trump. En una entrevista dijo: “Hace cosas buenas y otras con las que no estamos de acuerdo, pero sí nos identificamos con Trump, no específicamente por el hombre sino por el significado, los principios”.

Públicamente esta semana agradeció a Trump por su “honestidad y coraje en decir la verdad”, refiriéndose a la declaración que hizo el presidente, donde afirma que la violencia producida el 12 de agosto donde murió Heather Heyer, fue de “ambos bandos”. En algo tiene razón Duke cuando dice: “Fue el apabullante voto blanco el que lo colocó en la Casa Blanca”.

La excusa de la historia ya no tiene sostén

La estatua de Robert E. Lee en Charlottesville, Virginia, no es la única estatua que honra los Estado Confederados en el país. Hay cientos de homenajes que, obviamente, lo hicieron luego de la Guerra Civil de Estados Unidos. Recordemos que La Confederación fue un grupo de 11 Estados del Sur de EEUU que decidió separarse para mantener la esclavitud legal. Esta secesión condujo a la guerra civil donde el Norte se impuso sobre el Sur y finalmente se pudo abolir la esclavitud en toda la región. Es indudable que la riqueza y los cimientos de este país se lograron por la mano de obra esclava negra.

Tras la victoria de derechos de la comunidad negra, más estatuas de líderes confederados se alzaron. Como por ejemplo en los 50, cuando se eliminó la segregación racial en las escuelas, o en los 60, cuando tomó más fuerza el movimiento de derechos civiles. Es evidente que estos símbolos son insignias de querer mantener el privilegio y la “superioridad blanca”.

Se denomina al racismo sistemático en los Estados Unidos con el nombre de supremacía blanca, porque la sociedad entiende que es más fuerte, específico y directo que simplemente decir racista, ya que identifica que los blancos se entienden como superiores al resto de la gente y pelean por mantener ese privilegio que, más allá de las luchas y triunfos a favor de los derechos civiles de todxs, los blancos siguen teniendo.

El argumento de los que sostienen estos homenajes como bustos, banderas confederadas, estatuas o placas, es que si las sacan, se estaría borrando una parte de la historia de este país que representa la blanquitud sureña. El mismo Trump ahora salió con declaraciones de esta índole en Twitter diciendo: “Es triste ver la historia y la cultura de nuestro gran país siendo destrozadas con el retiro de nuestras hermosas estatuas y monumentos”.

Los hechos ocurridos el 12 de agosto hizo que este argumento de “la historia” quede nulo. La gente en estos días entendió lo que significan y lo que puede llegar a suceder por defender estos símbolos racistas.

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Soltada de manos para Trump

El presidente de los Estados Unidos, de manera difusa se pronunció en contra de los supremacistas blancos. Sólo atino a decir frases como, “Es un conflicto que no es de ahora”, o que hubo “violencia de ambos lados”. En una de sus conferencias de prensa dijo que “muchos de los que estaban con los nazis ése fin de semana eran buenas personas y que no todos eran supremacistas blancos”. Para muchos, esa declaración fue escandalosa. Sin más, varios grupos le soltaron la mano. Los republicanos, que se arrepienten cada día más en haber apoyado a Trump, enseguida salieron a condenar a los neonazis y nacionalistas blancos. Hasta los ex presidentes Bush, que han desatado la cacería a todo lo que esté involucrado con Medio Oriente, tuvieron el descaro de salir con un comunicado diciendo: “Estados Unidos siempre debe rechazar la intolerancia racial, el antisemitismo y el odio en todas sus formas”

Los líderes corporativos que asesoraban a Trump en la Casa Blanca, como representantes de las empresas 3M, Campbell Soup Company y el laboratorio farmacéutico Merck, entre otros, se han ido de a uno. Es que no quieren quedar “pegados” a este gobierno que no repudió este atentado terrorista. Como un niño, Donald Trump, respondió en su Twitter: “En lugar de presionar a los empresarios del Consejo Manufacturero y del Foro de Estrategia y Política, voy a ponerles fin a ambos. ¡Gracias a todos!”.

Por otro lado, hay que destacar que muchos nacionalistas y conservadores que alaban las fuerzas armadas estadounidenses, tienen un sentimiento anti neonazi. Ellos, como armada, han peleado contra el nazismo en la segunda guerra mundial e impedirán que los nazis tengan poder en Estados Unidos. Para dar un ejemplo, El jefe del Departamento de Asuntos de Veteranos, David Shulkin, dijo: “Me estoy expresando y estoy dando mi opinión personal como estadounidense y como judío estadounidense. Y para mí en particular, creo que al aprender historia sabemos que quedarse en silencio sobre estos temas simplemente no es aceptable (… ) no voy a tolerar en modo alguno el comportamiento o las creencias de los nazis o de los supremacistas blancos. Esto es una afrenta a los ideales estadounidenses, esto es una afrenta a la civilización”.

En el congreso, los bloques de Asiáticos, Hispanos, Afroestadounidense y Progresistas estuvieron esta semana pidiendo la cabeza de los principales asesores de Trump, Sebastian Gorka, Steve Bannon y Stephen Miller por ser parte y promotores de la supremacía blanca. Ellos dijeron: “Nos preocupa profundamente que su continua influencia en la política estadounidense aliente y apruebe de forma tácita el extremismo ideológico que conduce a los supremacistas blancos a propagar la violencia y el odio”.

Esta semana, Steve Bannon, que llegó a la Casa Blanca tras haber sido el operador de la campaña electoral de Trump para acomodarse luego en el puesto de Jefe de Estrategia, fue sacado del Gobierno. Las fuentes oficiales dicen que fue de común acuerdo y que Bannon ya tenía presentada su renuncia el 7 de agosto. Pero se rumorea que Trump estaba furioso con su estratega debido a unas declaraciones en un medio, donde Bannon creía que eran off the record y criticó a colegas de la Casa Blanca y especificó que tenía grandes diferencias con Trump sobre cómo se estaba posicionando ante Corea del Norte. También se puede analizar como una rápida lavada de cara de parte del gobierno.

Antifa, los únicos héroes en este lío

Los antifa, que es el movimiento antifascista, son los que pelearon en la calle contra los neonazis desde siempre, y en estos días, no es la excepción. El escritor y activista Mark Bray reflexionó en una entrevista dada en Democracy Now diciendo: “Si uno no cree apropiado enfrentarse físicamente y estar enfrente de los neonazis que están tratando de organizarse para otro genocidio, ¿lo hará cuando haya un muerto, una docena de muertos? ¿Lo hará una vez que ya están en el poder? ¿En qué momento se dice “basta”? ¿Cuándo se renuncia a la noción liberal de que lo que tenemos que hacer es esencialmente crear algún tipo de régimen de derechos que permita a los neonazis y sus víctimas coexistir ”pacíficamente”? Hay que reconocer que los neonazis no quieren eso y que también los antifascistas tienen razón al no mirarlo a través de ese lente liberal, sino viendo al fascismo no como una opinión que necesita ser respondida respetuosamente, sino como un enemigo de la humanidad que necesita ser detenido por cualquier medio necesario”.

Para tener en cuenta, la madre de Heather Heyer recordó con mucho amor a su hija y su activismo por los derechos de todas las personas y dijo: “Si no están enojados, es que no están prestando atención”.

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Texto publicado originalmente en AnRed por Lorena Mansilla desde Estados Unidos 

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Una Respuesta a “¿En qué momento se dice basta?: Reaparición de la supremacía blanca en EEUU”

  1. Los tenemos en todos lados, escondidos detrás de organizaciones sanmaritinianas, ligas patrióticas, argupaciones preepers, religiosas etc., no se negociacon ellos…¡¡¡HAY QUE COMBATIRLOS!!!

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