Ilustración: Sebastián Damen
Radiografía agropecuaria de Misiones. Con la ganadería, la yerba mate y los negocios agroforestales como puntales de su modelo productivo, la provincia refleja lógicas muy contrapuestas: maximizar las posibilidades de producción y exportación y, por otro lado, la necesidad del cuidado del ambiente y el acceso a la tierra para campesinos y pueblos originarios.
Desde Misiones
“Allí en la misteriosa Misiones todo es obsesionante: la selva impenetrable llena de enormes árboles que ocultan el sol con lianas é isipó (planta trepadora), el yaguareté, el gato onza, el puma, el yacaré y el oso hormiguero son los dueños de la región para hacer que todo Misiones atrape y atrae”. La frase, extraída de una carta fechada en 1926, pertenece a don Ernesto Guevara, un hombre que al tiempo de haber escrito esto, en 1928, se trasladó junto a su esposa y su pequeño hijo, al terruño que compró en Caraguatay (Misiones), con la idea de abocarse al negocio del momento: la yerba mate. Adquirió una plantación, a la que bautizó “La Misionera”. Sin embargo, la aventura no duró. Su hijo, a quien el mundo conocería décadas después como “El Che”, tenía asma y los médicos desaconsejaron su permanencia en ese lugar tan húmedo.
Eran los tiempos de la “fiebre del oro verde”, como se denominaba a la fascinación con la que cientos de inversionistas se aferraban al cultivo de yerba mate en el aún Territorio Nacional de Misiones. Otro célebre y fallido productor fue el mundialmente conocido escritor Horacio Quiroga. El uruguayo adquirió un yerbal en San Ignacio y, al principio, le puso énfasis a esa faceta productiva. En enero de 1932, según cartas atesoradas por el Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional, Quiroga concretó su primera venta exitosa de 10.000 kilos de yerba.
Entonces, en Misiones, yerba y monte lo eran todo. La actividad yerbatera —o mejor su dicho su faceta comercial— sería regulada en 1935 a partir de la creación de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate. Hoy, en pleno primer cuatrimestre de 2023, la superficie de hectáreas cultivadas de yerba mate en la provincia, según información actualizada del Instituto Nacional de la Yerba Mate, asciende a 209.277 hectáreas, un 18 por ciento más respecto al 2020 (cuando era de 177.530 hectáreas).
Tierra en muy pocas manos
Aunque en el imaginario colectivo la yerba mate siga siendo el producto emblema de la “tierra colorada” y sea imposible disociar a Misiones del cultivo de yerba mate: ¿Es la yerba la principal actividad productiva de la provincia? Claramente no.
El Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2018 determinó que en la provincia de Misiones existen 23.341 explotaciones agropecuarias (EAP), sumando una superficie de 1.887.970 hectáreas. Una de las principales observaciones que se desprenden es que el 86,6 por ciento de las explotaciones corresponden a superficies de entre cinco y 100 hectáreas, lo que marca la predominancia de la pequeña producción. Incluso, el 94,6 por ciento de las EAP de Misiones están gestionadas cotidianamente por los productores directos o por miembros de la sociedad de hecho no registrada.
Sin embargo, el relevamiento marca que el proceso de concentración de la tierra continua vigente en la provincia: el 0,7 por ciento de las EAP (160 empresas, todas de más de 1000 hectáreas) concentran el 45,6 por ciento de la superficie ocupada.
Ganadería a la cabeza
La actividad ganadera ocupa una superficie total de 650 mil hectáreas en Misiones, lo que la convierte, en términos cuantitativos, en la más importante de la provincia. Esto involucra a unas 13.828 EAP, que a su vez condensan 354.052 cabezas de bovinos y 7.265 de ovinos.
La distribución geográfica de la ganadería misionera es amplia, pero encuentra mayor incidencia en los departamentos de General Manuel Belgrano, Apóstoles, Montecarlo y Guaraní.
Fueron los jesuitas, promediando el siglo XVII, quienes introdujeron la práctica ganadera en el actual territorio misionero —antes parte de “Las Misiones Jesuíticas”—, siendo esta inclusión una de las innovaciones más importantes a nivel productivo durante aquel periodo, incorporando al paisaje animales vacunos, ovejas, cabras, caballos y mulas.
En un salto más cercano en el tiempo, cuando la provincia lanzó el Plan Ganadero de 1974, existían 150.000 cabezas de bovinos. En 1999, con la apertura de otro plan (llamado Novillo Misionero 2000), la cantidad de cabezas ascendía a 200.000. Desde entonces y hasta el año 2011, hubo un aumento de 166.511, para llegar a la cifra de 366. 511 cabezas.
En diálogo con Agencia Tierra Viva, Rubén Emilio García, ex director de Ganadería, ex presidente de la Comisión Provincial de Sanidad Animal y ex vicepresidente de Senasa, identifica en esta etapa: “Es ponderable la decisión del gobierno provincial de colocar el desarrollo ganadero como política de Estado. Desde entonces, Misiones es ganadera y la ganadería no ha dejado de crecer en la provincia”.
En su primera conferencia de prensa, en mayo de 2022, tras asumir como ministro del Agro y la Producción de Misiones, Facundo López Sartori, expresó que “el aumento de los índices productivos tiene que ser un objetivo permanente” y que para ello se necesita “apoyo técnico, capacitaciones, transferencia de conocimientos, implementación de tecnología, y todo tipo de herramientas, para ser más eficientes, y explotar al máximo cada hectárea ganadera”.
Además, la actividad ganadera tiene relación directa con uno de sus derivados más solicitados: 319 productores y productoras obtienen más de 17.000 litros de leche a diario destinados en su totalidad a la industrialización con asiento en el modelo asociativo de las cooperativas. Las principales cuencas provinciales son Alto Uruguay, Centro/Sur y Nordeste.
Modelo forestal en la mira
Misiones concentra el 55 por ciento de la masa forestal implantada en el país. La superficie forestada de la provincia alcanza un total de 419.607 hectáreas distribuidas en 17 departamentos, con mayor predominancia en el norte. Las especies más plantadas son pinos (82,81 por ciento), eucalyptus (6,89) y araucaria (4,47 por ciento).
La industria maderera y forestal en la provincia representa casi el diez por ciento del Producto Bruto Geográfico y el 45 por ciento de las exportaciones. “La actividad forestal misionera se triplicó con la implementación de nuevos equipamientos y tecnología”, asegura a Sebastián Escalada, el responsable del área de Desarrollo del Instituto Forestal Provincial (InFoPro).
Por su parte, el ministro de Hacienda, Adolfo Safrán, remarcó en su último informe de gestión (mayo 2022), que “en Misiones el sector forestal es un mercado arraigado, conformado por un conjunto de empresas asentadas que alcanzaron un alto nivel de desarrollo y emplean al máximo su capacidad instalada”.
Desde fines del siglo XIX hasta el presente, la creciente actividad forestal representa la mayor amenaza para la conservación de la selva misionera y los montes nativos. En una primera etapa, el frente extractivo se caracterizó por la sustracción desordenada y masiva de árboles de madera de alta calidad, proceso alentado por diferentes legislaciones y programas estatales de índole nacional.
“San Pedro fue el obraje de la provincia. De acá se llevaron todo, explotaron la selva a más no poder. Primero se repartieron la tierra entre unos pocos y, después, cortaron toda la madera que pudieron. Hay muchas especies de árboles que se extinguieron, no dejaron nada. Los obrajeros, los mensú, los hacheros y los descubierteros dejamos nuestro sudor y nuestra sangre en el monte, por nada, por unos pesitos, siempre fuimos explotados, por los que se llevaron la selva en carros, camiones y barcos”, le cuenta a este cronista, Julio Cordero, considerado “el último descubiertero” de Misiones, en alusión a un oficio en extinción, que consistía en ser guía en la selva de los capataces en busca de madera nativa.
A partir de 1950 comenzó otra etapa, el de la foresto-industria, donde se ejecuta el modelo de industrialización por sustitución de importaciones para productos forestales, a través de la plantación del grupo de plantas conocido como coníferas de rápido crecimiento, que avanzan sobre la selva y tienen un alto impacto sobre los cursos de agua, tanto en la cantidad como en la calidad.
La última y actual etapa es la del agronegocio forestal, que se inició en la década del noventa en consonancia con un contexto de globalización, e incluyó la privatización de plantas y forestaciones de empresas estatales, dando paso a la transnacionalización al ingreso de actores extranjeros, transformando al sector forestal misionero como una de las actividades industriales más importante de la provincia.
Monocultivo de árboles y desmontes, pueblos indígenas y biodiversidad
En Misiones, el agronegocio forestal desde hace varios años está en la mira de organizaciones campesinas y ambientalistas, que la vinculan de manera directa con situaciones como la concentración de tierras, el uso de agrotóxicos y el daño al ambiente.
En este torbellino de denuncias y acusaciones, fue la multinacional Arauco —ex Alto Paraná— la mayor apuntada. Con 230.000 hectáreas bajo su control y la pasta celulósica como producto emblema, Arauco anunció a fines del año pasado una inversión de 200 millones de dólares de aquí en 2025.
“El Corredor Verde, el último remanente continuo de Selva Paranaense en el mundo, está fragmentado y esto compromete el agua y los alimentos en Misiones”, se titula la carta dirigida en noviembre del año pasado al gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, que lleva la firma de MAM (Movimiento Agrario Misiones), Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (APAM), Frente Ambiental y Social Kaapuera, ATE, CTA, CCC, Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), RAOM y Laicrimpo (Movimiento Nacional de Salud) y el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH), entre otras organizaciones.
En la misiva, anexada a un documento técnico, se denuncia que “las imágenes satelitales muestran claramente que el desmonte no se detiene en Misiones y por lo tanto, el escenario que se profundiza es el de supresión de los bienes naturales imprescindibles para todas las formas de vida. El Corredor Verde, área establecida por Ley XVI – N°60 (antes 3631) para conservar el último remanente continúo de Selva Paranaense del mundo, no existe más como tal; está severamente fracturado”.
El mismo texto propone un debate con la sociedad misionera en torno a la idea de un nuevo modelo productivo, “que priorice la inclusión social con la multiplicación de la producción de alimentos saludables y naturales en el territorio, fortalezca a la familia agraria, limite la expansión del monocultivo de especies exóticas y el uso de agrotóxicos, y resuelva de una vez por todas la situación de los pueblos originarios, a través de la mensura de las tierras que les pertenecen y reconociendo su preexistencia en la Constitución Provincial”.
Así mismo, desde el Aty Ñeychyrõ, Organización Tradicional Mbya Guaraní integrada por diversas comunidades, se viene denunciando sistemáticamente situaciones de desmonte y violencia en territorios indígenas. “No existe lugar en esta provincia que nuestros antepasados, abuelos de nuestros abuelos, no hayan pisado, han pescado en los ríos y arroyos, sacando fruta y medicina del monte, mucho antes que cualquier no indígena llegara a declararse dueño de lo que nunca le perteneció, como el río o el canto de los pájaros. Aquellos que muestran un título de propiedad sobre tierras en Misiones, sepan que esos títulos son fundados en el robo y la muerte”, expresa un documento de la organización Aty Ñeychyrõ enviado en octubre de 2022 a diferentes autoridades provinciales y municipales, tras un episodio de intrusión y violencia en la comunidad indígena Yvy Pora.
Este documento se titula “Sin territorio no hay cultura” y, además del caso puntual de esta comunidad, hace alusión a una serie de ataques en diferentes territorios indígenas, que en la mayoría de los casos están vinculados al negocio agroforestal.
Otro dato que aporta a dimensionar el calibre de los desmontes proviene del último Censo Nacional Agropecuario y establece que desde 2002 a 2018, en Misiones (considerada Capital Nacional de la Biodiversidad), se registró una disminución de 195.042 hectáreas de monte y bosques naturales.
Té en caída por la sequía
En Argentina existen 39.800 hectáreas de té, de las cuales casi 38.000 se encuentran en Misiones. El salto cuantitativo en la producción de té misionero se dio entre las décadas de 1950 y 1960, cuando de las 1.600 hectáreas se pasó a las 29.960, según datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). La cantidad de hectáreas de té en Misiones se mantuvo estable en las últimas dos décadas, aunque en 2022 un total de 18.208 hectáreas fueron certificadas bajo el esquema de agricultura sostenible, un 6,5 por ciento más que en 2019 y abarcando 34 grupos de certificación que nuclean a 1.034 trabajadores directos y a 833 productores.
El total de productores abocados al té en sus diferentes variantes oscila en los 5.000, distribuidos entre el principal epicentro productivo —Oberá y Campo Viera (Capital Nacional del Té)—, y los departamentos del centro de la provincia: 25 de Mayo, Cainguás, Guaraní, San Pedro, Leandro N. Alem y San Javier.
“Llevamos tres veranos consecutivos de sequía. El año pasado los rendimientos cayeron un 20 por ciento y para este año aún no tenemos los números, pero rondará el 15 por ciento. Desde la provincia se declaró la emergencia agropecuaria y hay un fuerte apoyo para la adquisición de fertilizantes, de manera tal que los productores puedan recuperar los rendimientos, a través de créditos en diferentes formatos”, señaló Luciana Imbrogno, subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal de la provincia.
La Argentina sigue tomando mate
En su recordada crónica publicada en la revista Panorama en 1966, bajo el título “La Argentina ya no toma mate”, Rodolfo Walsh observaba con pesimismo: “El consumo per cápita disminuye año a año; de diez kilos en 1930, a menos de seis en la actualidad. Para muchos, el mate con bombilla está condenado, salvo en las zonas rurales. Hay que buscar nuevas formas de presentar el producto. Es preciso abrir mercados a la exportación”.
Si bien, a 57 años de aquel artículo, el consumo per cápita —con el doble de población— se mantiene en seis kilos, el mate con bombilla, lejos de extinguirse, se afianza cada vez más como consumo icónico de la “cultura argentina” y gana adeptos en el mundo.
En Misiones, la superficie plantada con ese cultivo, según información actualizada del Instituto Nacional de la Yerba Mate, asciende a 209.277 hectáreas, lo que implica un incremento de un 18 por ciento respecto al 2020 (cuando era de 177.530 hectáreas). Según el último Registro de Productores y Yerbales del INYM (2021), existen 9.334 productores de yerba mate, de los cuales más del 95 por cientos se encuentra en Misiones. El mismo registro indica que hay 177.534 hectáreas cultivadas con yerba mate en Argentina, de las cuales 154.449 están en territorio misionero.
En lo que sin dudas acertó Walsh fue en la necesidad de abrir el producto a la exportación. A saber, el informe mensual elaborado por el INYM correspondiente a enero de 2023, señala que ese mes el volumen de yerba mate elaborada con destino al mercado argentino fue de 20.169.584 kilos (20.169 toneladas), mientras que las exportaciones sumaron 2.755.880 kilos (2755 toneladas).
¿Principal país consumidor de yerba misionera fuera de Argentina? Siria.
En marzo pasado culminó en el Dubai World Trade Centre (Emiratos Árabes Unidos), un evento llamado Gulfood 2023, la mayor feria de la industria alimentaria de esa región. Ocho compañías yerbateras misioneras, incluyendo tres cooperativas, estuvieron presentes en el evento. “El Medio Oriente es nuestro principal mercado de exportación y desde aquí se proyecta hacia el todo Oriente. A partir del Mundial y de la consagración de la Selección Nacional de Fútbol se generó un mayor interés en conocer y degustar la yerba mate. Queremos aprovechar al máximo esta oportunidad”, indicó desde Dubai el vicepresidente del INYM, Ricardo Maciel, quien confirmó que también se iniciaron negociaciones para abrir el mercado de la exportación de yerba mate a Bangladesh, en sintonía con la reciente reapertura de la Cancillería Argentina en ese país.
El precio de la yerba
El kilo de hoja verde que ofrecen los productores de yerba mate al sector industrial quedó fijado en 107 pesos (desde el 3 de mayo pasado), mientras que el kilo de yerba canchada es de 406 pesos. Estos valores tendrán incrementos escalonados, hasta alcanzar los 120 y 456 pesos, respectivamente, en septiembre.
Los precios fueron nuevamente definidos a través del mecanismo conocido como laudo, dictaminado por la Ley 25.564, que establece que los precios para el kilogramo de hoja verde de yerba mate y el kilogramo de yerba canchada deben ser fijados dos veces al año, por acuerdo unánime del Directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y que, en caso de no lograrse esa unanimidad, deben ser definidos por la Secretaría de Agricultura de la Nación.
La puja y la falta de consenso entre los productores misioneros y el sector industrial ya es histórica. De un total de 42 sesiones de fijación de precios llevadas adelante en las últimas dos décadas, 26 terminaron en laudo. La última vez que hubo consenso en Misiones fue en marzo de 2020.
La fijación del precio por laudo, y la implementación por parte del Ministerio de un “dólar yerba” a 300 pesos para tentar al sector a exportar su producto y liquidar divisas, son las noticias recientes más importantes el universo yerbatero provincial.
Los datos estadísticos registrados por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) revelan que durante marzo de 2023 el volumen de yerba mate elaborada a salida de molino alcanzó los 26.494.238 Kilogramos. Sumado a los meses anteriores las salidas con destino al mercado interno totalizan los 66.584.891 kilos para el período enero-marzo de 2023. Al respecto, el movimiento de yerba mate a salida de molino es el indicador más cercano al comportamiento de la yerba mate en góndola, ya que incluye tanto el volumen que se envía a los centros de distribución de las firmas yerbateras como las compras efectuadas por los mayoristas, hipermercados y supermercados.
Como en tantos otros rubros, el de la yerba mate es un universo atravesado por la concentración en pocas manos: once empresas controlan el 79 por ciento del mercado, según informa la ONG Defensa de Usuarios y Consumidores.
En contrapartida, afloran desde hace años los emprendimientos cooperativos y la producción agroecológica, basada en preceptos de sustentabilidad, trabajo digno y comercio justo. Si bien no existe aún en Misiones ningún registro formal que haya relevado exclusivamente a la producción agroecológica, cada vez es más frecuente encontrar marcas nuevas en ferias y mercados.
En la ciudad de Oberá, Yerbal Viejo es un producto agroecológico que lleva casi ocho años de crecimiento. “Nuestra yerba se produce en una campo familiar, donde hubo una transición a la agroecología. No utilizamos ningún tipo de químico, tampoco fuego, y el estacionamiento es natural, durante doce meses. Estamos organizados en una asociación de productores agroecológicos de la zona. El movimiento va creciendo”, explica el antropólogo y productor yerbatero Johann Sand, uno de los referentes de Yerbal Viejo.
En simultáneo, se producen articulaciones para fortalecer el modelo yerbatero sustentable. El 31 de enero, por ejemplo, se realizó una reunión entre el presidente del INYM, Juan José Szychowski; el representante de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones y propietario de la yerba mate orgánica Yerbal Viejo, Hugo Sand; y el ambientalista y titular del Instituto Multiversidad Popular, Raúl Aramendy. “El objetivo del encuentro fue identificar nuevas líneas de apoyo para fortalecer este sistema de producción en armonía con la naturaleza, respetuoso de la cultura y los saberes tradicionales, que promueve empleo, el arraigo rural y es sustentable, tanto social como económicamente”, expresó Sand.
Por su parte, el titular del INYM señaló que existe “confianza en las nuevas generaciones para lograr el cambio, confianza en los jóvenes que muestran cada vez más conciencia y compromiso ambiental”.
Los cosechadores de yerba mate
En cuanto al eslabón laboral más vulnerable de la cadena productiva yerbatera, los cosechadores manuales comúnmente llamados “tareferos”, el 2023 comenzó con informaciones dispares. Por un lado, circuló con fuerza en varios medios de comunicación de la provincia una versión que habla de una supuesta “fuga” de tareferos hacia yerbales de Brasil. La fuente mencionada de esta hipótesis era Sergio Dellapiere, referente de la organización Productores Autoconvocados del Norte Misionero.
“No tengo la cantidad de gente que lo hace, pero que yo he tenido diferentes relatos de productores, los cuáles varias veces estuvieron convocando a gente para trabajar. Y acá en el Alto Paraná los trabajadores dicen ‘nosotros no podemos dejar de cobrar los planes; ya que tenemos el riesgo de que después nos dejan sin el plan y no nos queremos blanquear’”, expresó Dellapiere en una entrevista con Radio República, de Posadas.
“Acá pagan miseria a la gente que trabaja en la tarefa. Por eso algunos van a Brasil a trabajar. Hay muchísima diferencia en el pago. Allá ganas 9.800 pesos por día, sin gasto de comida porque te dan todo gratis, mientras que acá pagan 3.000 por día y tenés que gastar en comida y sufrir en el campamento”, comentó en la misma emisora, el tarefero y comunicador popular Ricardo Giménez.
Por otra parte, en la última semana de febrero, se hizo pública una reunión formal entre la ministra de Trabajo y Empleo, Silvana Giménez, y el Secretario General del Sindicato de Tareferos de Misiones, Antenor Alvez. “La cantidad de trabajadores subirá en un 30 por ciento para esta cosecha, esto se da a partir de las acciones que llevamos adelante desde el Sindicato con el Gobierno, siempre en búsqueda de mayores beneficios para los tareferos”, sostuvo el gremialista a Canal 12, tras concluir dicha reunión.
Actualmente, existen varias organizaciones y asociaciones representativas del sector tarefero. Si bien en los últimos años las actividades de protesta social de estos núcleos fueron intensas, con frecuentes acampes frente a Casa de Gobierno y cortes de ruta, mayormente en reclamo por mejores pagos, aumentos en los subsidios interzafras y mayores controles en los yerbales, desde agosto de 2021 no se registran movilizaciones importantes, pese a que muchos de los problemas estructurales del sector persisten.
El 23 de marzo de este año, volcó un camión que transportaba en condiciones ilegales a 14 tareferos de Misiones. Sucedió en la ciudad correntina de Colonia Liebig, hubo heridos y es otra muestra más de las condiciones de trabajo del sector.
“El sector tarefero, en los diferentes lugares, está contenido por las organizaciones sociales, y muchos han podido acceder a los planes Potenciar Trabajo, al salario universal, lo que sumado al precio de 14.000 pesos por tonelada que se paga, permite que el tarefero subsista en condiciones más favorables que hace algún tiempo. Creo que esa es una de las causas por la que no está activa la protesta tarefera en este momento, pese a que la situación es compleja como para todos los trabajadores”, explicó a Agencia Tierra Viva, María Alvez, referente de la Central de los Trabajadores de la Argentina Autónoma Regional Apóstoles, bautizada como «Capital Nacional de la Yerba Mate».
Los últimos registros oficiales, indican la presencia de 20.000 tareferos y tareferas en la provincia.
Tabaco: entre el contrabando y la transición agroecológica
En Misiones no se elaboran cigarrillos, pero la provincia es la segunda principal productora de este cultivo industrial —detrás de Salta—, con un 29 por ciento de la producción nacional arraigada en 25.000 hectáreas, principalmente en los departamentos de Manuel Belgrano (10,33 por ciento), San Pedro (9,22) y Cainguás (8,43 por ciento). La presencia actual de más de 17.000 productores sugiere un incremento de casi el doble de la cantidad de tabacaleros existentes en la década del 40, cuando existían poco menos de 9.000, trabajando en 7.500 hectáreas (datos históricos de la Dirección General de Estadística de la Nación).
La producción misionera se basa en la variedad Burley. Se planta en invierno y se cosecha a fines de la primavera. Tras el proceso de secado, la entrega a los centros de acopio suele realizarse en febrero, dando lugar a las negociaciones por el precio. La producción de los últimos años oscila entre los 25 y los 30 millones de kilos por año.
“Ante la muy difícil situación que vive el sector en la provincia, que pueden llevar al colapso a todo el sector tabacalero, expresamos que el valor del dólar de ninguna manera acompaña la posibilidad que el Burley misionero sea competitivo en el mundo. A ello debemos agregar las retenciones que se aplican a las exportaciones de tabaco (doce por ciento). A esto se suma la presencia cercana del mercado brasileño, que con algunos pocos reales se está llevando millones de kilos tras la frontera, que significarán millones de pesos que no vendrán a Misiones”, se quejó en un duro y reciente documento la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones (APTM).
Aunque se acordó el precio del tabaco misionero para este año, sigue vigente el enorme contrabando hacia Brasil. “Nuestro tabaco se va en cantidad a Brasil y para nosotros es difícil ofrecer lo que se paga allí, teniendo en cuenta las retenciones que tenemos y el precio del dólar. Mientras que del otro lado de la frontera se ofrecen entre 900 y 1.000 pesos, nosotros acá peleamos para sacar en boca de acopio un promedio de 500 pesos”, aseguró Carlos Knoll, presidente de la APTM.
Ante este panorama y alentados por el Programa Asistencia Financiera para Reconversión, Tecnificación y Diversificación de Emprendimientos Frutihortícolas en Zonas Tabacaleras (del Ministerio del Agro y la Producción), florecen experiencias que de a poco marcan el traspaso de la producción tabacalera hacia otros rubros.
En principio, las alternativas aparecen como un complemento al cultivo tradicional, pero luego terminan afianzándose como actividad principal. Palta, maracuyá, huertas orgánicas, cultivos con hidroponia, e incluso tabaco orgánico, son algunas de las experiencias que asoman. Una de estas tiene lugar en la localidad norteña de Wanda, donde la Cooperativa Integral del Norte de Wanda, logró en los últimos diez años que 60 de sus 200 socios productores transicionaran del tabaco a la producción orgánica de pollos. “Estamos llegando a una producción de 30.000 pollos mensuales. La producción avícola es dinamizadora y generadora de otras muchas actividades complementarias dando oportunidades de mejorar las condiciones de vida en el medio rural. La producción de aves y huevos genera un buen volumen de camas de pollo, material que cubre el piso del galpón, utilizado para la elaboración de abonos orgánicos. Con estos se incrementa notablemente la producción frutihortícola agroecológica de la zona”, declaró al diario El Territorio, el presidente de la cooperativa, Samuel Doichele, en ocasión de inaugurarse una nueva planta de faena en Puerto Libertad.
Este tipo de producción es agroecológica. Los pollos se crían con alimento balanceado de maíz no transgénico y sin ningún aditivo. “Este modelo de desarrollo puede aplicarse en zonas donde los agricultores tienen una marcada dependencia de la producción de tabaco, pese a que el cultivo es causa de 21 enfermedades, varias de ellas mortales”, explicó Doicheles.
Otra experiencia es la que viene desarrollando la Cooperativa Agrícola Monte Nativa, en la turística y fronteriza localidad de El Soberbio. Todo comenzó en 2019, cuando un pequeño grupo de productores y productoras abrieron un local para poder vender sus producciones artesanales y parte de sus cosechas. Cúrcuma, mandioca, jengibre, yerba, queso, leche, hortalizas, miel y otros productos, todo elaborado o cultivado de manera agroecológica, eran ofrecidos a través de WhatsApp y distribuidos en el local una vez por semana. “Hasta que en 2020 decidimos conformar la cooperativa. El objetivo fue generar una alternativa productiva organizada, en una zona con fuerte influencia del tabaco”, cuenta la cooperativista Paula Larotonda.
Una de las características principales de Monte Nativo es la implementación de sistemas agroforestales sucesionales. “Interpretando mecanismos de regeneración del monte se pueden establecer principios que ayudan a que nuestras intervenciones puedan potenciar esos procesos. La propuesta es asociar plantas según su necesidad de luz y su ciclo de vida, para garantizar un sistema diverso, y con constante incorporación de materia orgánica al suelo. De esta manera se hace un diseño y una planificación que contempla tanto las necesidades particulares del foco productivo, en nuestro caso jengibre, cúrcuma y yerba mate, como las necesidades para la regeneración del sistema”, detalla Larotonda.
Ese es el rumbo de la cooperativa: “Consideramos fundamental la transformación del sistema agrícola hacia un paradigma sostenible en el tiempo, capaz de producir alimentos sanos y seguros”.
* Este artículo cuenta con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Cono Sur.
Publicado originalmente en Mongabay Latam