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Miles de ecuatorianos, solicitantes de asilo y expulsados, a la deriva en la frontera México-Estados Unidos

Susana Morán

“Si nos morimos o no, no les importamos”. Eso le dijo una ecuatoriana a la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, que hizo una investigación llamada “En la boca del lobo”, sobre el programa Quédate en México, que obliga a los solicitantes a quedarse en ese país mientras se resuelve su situación. Nardo*, la ecuatoriana entrevistada, logró cruzar a EEUU y se acogió a ese mecanismo. Viajó con sus tres hijos. Estuvo cuatro días en una estación migratoria norteamericana, conocida también como la hielera por las bajas temperaturas en las que tienen a los migrantes adultos y niños. “Los gringos dijeron que íbamos todos para un albergue seguro y que no nos iban a secuestrar los del narco”, contó la madre ecuatoriana. Pero eso no pasó. Cuando la regresaron a México por Nuevo Laredo, las autoridades norteamericanas los llevaron al puente y allí los hicieron poner en fila, en medio del frío de la noche. Pasaron la lista a sus similares mexicanos. Había mujeres, niños y mujeres embarazadas, que quedaron sin protección y sin asesoría. “Eso es problema de ustedes, aquí nadie los va estar cuidando”, le respondió un funcionario del Instituto Nacional de Migración.

En el puente, contó Nardo, subieron a los migrantes devueltos a tres autobuses grandes. Les dijeron que los llevarían a un refugio. “Como tenía miedo por mis hijos y mi hijita que me la secuestrara el narco, nos montamos sin saber bien a dónde nos iban a llevar”, recordó la ecuatoriana. Les dieron un pan con jamón, una naranja, una botellita de agua y una funda. Nardo contó que viajó durante tres días y dos noches, fuertemente custodiados. Hasta que los dejaron en Ciudad Hidalgo, en el Estado de Chiapas, es decir en la frontera con Guatemala. La ecuatoriana y el resto de pasajeros suplicaron al chofer para que los regresa a Ciudad México, un punto más cercano a la frontera, pues durante su trámite de asilo son llamados a audiencia.


A los centros de detención de migrantes en EEUU se los conoce como las ‘hieleras’ por las bajas temperaturas en las que tienen a adultos y niños. Para cubrirse les dan cobertores de aluminio.  Foto: EFE

“Yo que soy de Ecuador le supliqué al conductor que me dejara en Ciudad de México, otro lugar más cercano, que por favor no nos dejara en Chiapas, pero me dijo “hasta aquí no más”. Dije “por favor señor, yo me escondo con mis hijos en su autobús y ustedes déjeme más cerca de Ciudad de México o algo que no sea aquí”. Lloramos, le suplicamos y allí me jaloneó por los brazos y nos bajó. Nos tuvimos que bajar e irnos con el grupo grande de gente a dormir en una plaza. ¿Tú sabes lo que es eso? En plena noche, todos en grupo, pero todos con miedo. Ni la hielera se compara con lo que nos hizo México de mandarnos así a una frontera tan lejos de nuestras audiencias. Yo solo pensé, ¿y ahora?, ¿cómo nos regresamos al norte para la audiencia?”, contó Nardo.

Rocío Gallegos, directora editorial del medio La Verdad Juárez, habla de los riesgos a los que se exponen los migrantes que llegan a una de las ciudades más violentas del mundo.

En el mismo estudio, está el testimonio de Érika*, otra migrante ecuatoriana que también fue devuelta a México después de ser detenida en EEUU. Era medianoche cuando ella observó cómo una mujer de su grupo caminó hacia un hotel cercano y en el camino dos hombres forzaron a la mujer a entrar a un vehículo, ante la presencia de agentes migratorios mexicanos. “No tuvieron miedo para cruzar el río Bravo, ¿ahora tienes miedo para andar dos cuadras?”, le contestó uno de esos agentes cuando Érika le cuestionó por la situación que acababa de pasar. De acuerdo al estudio, los módulos migratorios son uno de los puntos donde se registran secuestros. También ocurren en las terminales de buses, calles, carreteras, hoteles y albergues. Los migrantes hablan de la existencia de ‘narcotaxis’ que secuestran sobre todo con los adolescentes. Las redes criminales fuerzan a mujeres, niñas y adolescentes secuestradas a prostituirse. Pero los secuestros son solo uno de los riesgos a los que están expuestos los migrantes que llegan a esta frontera. También existen desapariciones forzosas.

“NO TUVIERON MIEDO PARA CRUZAR EL RÍO BRAVO, ¿AHORA TIENES MIEDO PARA ANDAR DOS CUADRAS?”, LE CONTESTÓ UNO DE ESOS AGENTES CUANDO ÉRIKA LE CUESTIONÓ POR LA SITUACIÓN QUE ACABA DE PASAR.

De acuerdo con el reporte, en México no hay información oficial sobre la situación de las niñas y niños sujetas a Quédate en México, durante la pandemia. “Una gran parte de esos menores se encuentran en México con familiares, esperando la asistencia a las audiencias en las que, valga indicar, resulta obligatorio que niños y niñas comparezcan. En los albergues de México, estaciones migratorias y campamentos improvisados, los niños y niñas deben enfrentar precarias condiciones donde sus necesidades básicas no son satisfechas”, explica.

Esta investigación y otras de organizaciones internacionales han cuestionado el abandono en el que quedan los migrantes que son regresados desde EEUU, bajo el programa Quédate en México, y sobre los ecuatorianos los datos recién empiezan a salir.

Miles de ecuatorianos solicitantes de asilo

México ya no solo es un país de origen, tránsito y destino de migrantes, sino también de retorno. Lo dice Alberto Cabezas, oficial nacional de Comunicación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en México. Él explica que desde el inicio del programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), mejor conocido como Quédate en México, en enero de 2019 los ecuatorianos ya se habían convertido en la quinta nacionalidad más importante entre los solicitantes de asilo en EEUU. Están por detrás de Honduras, Guatemala, Cuba y El Salvador.

Según el seguimiento que hace la Universidad de Syracuse, de Nueva York, hasta la fecha 5.945 ecuatorianos se han acogido a este programa. Es decir, solicitaron asilo y fueron expulsados a México, donde esperan o esperaban la resolución de su trámite. La mayoría lo hizo en los MPP de las ciudades de Laredo y El Paso, en Texas, estado vecino de Ciudad Juárez. Al menos 1.000 ecuatorianos hicieron su solicitud en el MPP del Gateway International Bridge, uno de los tres puentes internacionales que cruzan la frontera entre EEUU y México, y está ubicado entre las ciudades de Brownsville, Texas, y Matamoros, Tamaulipas. 

De acuerdo con los registros de la Universidad de Syracuse, solo 300 de los casi 6.000 ecuatorianos solicitantes tuvieron el apoyo de un abogado. Otro dato que arroja esa base de datos, es que 3.171 ecuatorianos fueron detenidos, 2.575 fueron detenidos y puestos en libertad y 199 nunca fueron detenidos. El mayor número de solicitudes se hizo entre junio de 2019 y marzo de 2020. Estas disminuyeron en la pandemia y nuevamente hubo un repunte entre agosto de 2020 y enero de 2021.

SEGÚN EL SEGUIMIENTO QUE HACE LA UNIVERSIDAD DE SYRACUSE, DE NUEVA YORK, HASTA LA FECHA 5.945 ECUATORIANOS SE HAN ACOGIDO A ESTE PROGRAMA. ES DECIR, SOLICITARON ASILO Y FUERON EXPULSADOS A MÉXICO, DONDE ESPERAN O ESPERABAN LA RESOLUCIÓN DE SU TRÁMITE.

Los miles de migrantes devueltos se han quedado hasta por dos años, asegura Rocío Gallegos, directora editorial del medio La Verdad Juárez. Los ecuatorianos, dice, están dentro de las cinco nacionalidades con más presencia en Ciudad Juárez. Esa espera ha puesto a la ciudad en una situación humanitaria apremiante. La mayoría ha pasado en albergues en uno de los lugares más violentos del mundo. Hay una red de 22 albergues, manejados por iglesias, y solo dos por el gobierno. Uno de ellos es el Kiki Romero, al que han sido trasladados aproximadamente 500 ecuatorianos rescatados de casas de seguridad de coyoteros. “Aquí hay tráfico de personas, de armas, de dinero, de droga y eso ha desatado una gran violencia”.

En febrero pasado, Joe Biden —como nuevo presidente de EEUU— anunció la eliminación del programa implementado por su antecesor, Donald Trump. Después de esa decisión, Biden pidió a la OIM, Unicef y Acnur que ayuden a poner en EEUU a migrantes que estaban de lado mexicano. Cabezas informa que la OIM ha estado en esa operación desde el 19 de febrero hasta el 24 de agosto pasados.

En ese proceso, la OIM ha acompañado a alrededor de 200 ecuatorianos solicitantes de asilo, en ese lapso. Cabezas dice que se desconoce la situación de los otros miles de ecuatorianos que debían esperar en México. Volver al Ecuador o cruzar de manera irregular a EEUU son dos posibilidades, dice.

Desde el pasado 24 de agosto, ese proceso que realizaban las organizaciones internacionales se paralizó. Ese día la Corte Suprema de EEUU falló a favor de que se vuelva a iniciar el programa Quédate en México, duramente criticado por los abusos a los que han sido sometidos los solicitantes de asilo. Se estima que del total de solicitudes, solo el 1% ha sido admitida.

El título 42, otra forma de expulsión

Pero los solicitantes de asilo no son los únicos devueltos a la frontera con México. Trump también implementó al inicio de la pandemia una política para la expulsión inmediata de los extranjeros que traten de ingresar a EEUU por vía terrestre bajo el argumento de cuestiones sanitarias por la pandemia. Este es el llamado título 42. Bajo esa figura han sido expulsados 45.043 ecuatorianos a México, desde marzo de 2020. En total, 84.837 connacionales han sido detenidos por la patrulla fronteriza desde octubre de 2019 hasta julio pasado.

Gallegos recuerda que, cuando empezó la pandemia, EEUU cerró la frontera con México y con el título 42, los expulsados que llegaban a Ciudad Juárez eran más de 100 por día. Hasta el momento, la frontera sigue cerrada. 

Cuando llegan al lado mexicano, sea por el programa Quédate en México o por el título 42, los ecuatorianos arriban sin dinero, enfermos o heridos porque el cruce no es fácil y hasta separados de sus familias. Pese a esas situaciones, la gran mayoría se queda con la intención de cruzar nuevamente y lo hacen con mayores riesgos porque se quedan a la disposición de coyoteros, afirma la periodista.

GALLEGOS RECUERDA QUE, CUANDO EMPEZÓ LA PANDEMIA, EEUU CERRÓ LA FRONTERA CON MÉXICO Y CON EL TÍTULO 42, LOS EXPULSADOS QUE LLEGABAN A CIUDAD JUÁREZ ERAN MÁS DE 100 POR DÍA. HASTA EL MOMENTO, LA FRONTERA SIGUE CERRADA.

Fue el caso de Juan Pablo Condemaita Guayan, de 30 años y oriundo de Quisapincha, Ambato. Él cruzó a EEUU el pasado 7 de junio, pero fue detenido y deportado nuevamente a México, informó la organización 1800 Migrante. “Al siguiente día, nos dijo que va a volver a intentarlo, desde ese día no sabemos nada, le quitaron el celular y aparentemente se pasó del punto en la Ruta 9 donde los iban a recoger”, contó su sobrina Nataly Condemaita en declaraciones a 1800 Migrante.

México es un país con capacidades limitadas de asistencia y es difícil que consigan un lugar seguro o un trabajo para recuperarse económicamente, explica Cabezas. La OIM ha apoyado albergues para que los reciban y les entregan materiales sanitarios, pero reconoce que no es suficiente. “La frontera es un lugar con muchas necesidades”.

La OIM atiende los casos más vulnerables y en algunos casos ayuda a regresar a las personas a su país. “Muchos migran desconociendo los riesgos que existen en este proceso”, manifiesta Cabezas. Con el caso de Condemaita, 1800 Migrante ha contabilizado hasta el momento la desaparición de 19 ecuatorianos en lo que va del 2021.

*Nombres ficticios

Publicado originalmente en Plan V

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