Foto: Organización Chiguilla
El Consejo Chi’ishe produce hasta 6000 kilos de miel orgánica con especies de abejas nativas y proyecta realizar un corredor apícola que reúna a otras comunidades. Estrategias frente a la política de desmonte del gobierno de Chaco: «Cuando vengan con las topadoras, les vamos a decir que ya tenemos trabajo».
En tres localidades del Impenetrable chaqueño el Consejo Chi’ishe del Pueblo Qom produce miel orgánica con abejas nativas. Son cinco grupos de apicultores que se organizaron para construir una economía pluripopular en comunidad con once grupos de mujeres que realizan artesanías de hoja de palma y chaguar. Actualmente proyectan generar un corredor apícola indígena para defender a las abejas nativas del desmonte. Ponen la lupa sobre un Gobierno que, mientras aplaude la exportación de miel orgánica, arrasa los ecosistemas donde viven las abejas.
Las comunidades entienden que la categoría de economía popular queda chica para expresar lo ancestral, porque va más allá de poner sobre la mesa aspectos como el género y lo étnico. “La economía pluripopular es un pensamiento que venimos tratando de desarrollar de acuerdo al respeto a las organizaciones indígenas. En esa perspectiva está incluida la ancestralidad, es decir cada comunidad con sus conocimientos milenarios”, explican desde el Consejo Chi’ishe.
La economía pluripopular tiene tres patas: trabajo, sustentabilidad y reforestación. La sustentabilidad es un concepto clave: «Es lo que puede perdurar en lo cotidiano del trabajo, sin alterar a gran escala la madre naturaleza”. Y agregan que en el trabajo cotidiano está el sentido de su propuesta para «disputarle a la historia lo que verdaderamente queremos, que es vivir en paz”.
Esto se traduce, en la práctica, en generar cada vez más trabajo defendiendo las prácticas heredadas de las abuelas y lo que ofrece el monte que todavía sobrevive. Ante el avance del desmonte, la estrategia es adelantarse a lo que pueda suceder en el futuro. “Cuando vengan con las topadoras van a decir que traen trabajo y nosotros vamos a argumentar que trabajo ya tenemos. Por eso estamos avanzando con el corredor apícola. Vamos a ir acaparando los territorios con la producción de miel”, dicen desde Chi’ishe.
En Chaco se producen 1200 toneladas de miel por año y el 40 por ciento tiene certificación orgánica. El gobierno provincial promociona las bondades de ese alimento. En mayo de 2022, durante la Semana de la Miel, la gestión de Jorge Capitanich comunicaba: «Esta miel, única en el mundo, no solo cuenta con certificación orgánica, lo que eleva su rentabilidad, sino que además protege el monte y su ecosistema, conservando la biodiversidad que caracteriza al Chaco, a la vez que contribuye a elevar la calidad de vida de productores y pobladores».
Pero los productores muestran la contradicción: “Es evidente la intención del gobierno chaqueño respecto al desmonte para el avance agropecuario con la actualización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos que propone. Paralelamente, quiere impulsar la producción apícola. Es una paradoja porque el desmonte y la avanzada de la soja y el negocio agropecuario, más que fortalecer el proceso apícola lo debilita”.
Según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Chaco fue la provincia con mayor pérdida de bosques nativos entre 2016 y 2019, con 130.487 hectáreas deforestadas. Por su parte, el monitoreo satelital de Greenpeace detectó que, a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia de Covid19, durante 2020 en la provincia se perdieron 13.128 hectáreas de bosques.
“Capitanich no sólo no detiene la destrucción de los bosques, sino que la premia. Firmó un decreto que entrega bosques que por ley están protegidos y, más grave aún, da luz verde a los desmontes ilegales”, denunció en septiembre la organización socioambiental Somos Monte.
Un corredor apícola indígena de miel orgánica
En el Impenetrable hay ocho especies de abejas. La más conocida es la abeja amarilla, que es una especie extranjera. Chi’ishe elabora miel de ese insecto y también otras siete mieles nativas propias de abejas que viven en el monte, como las meliponas (con y sin aguijón). Las comunidades cuentan con seis apiarios con 30 o 50 cajones de abejas diferentes en 300 kilómetros a la redonda, en las localidades de Miraflores, El Espinillo y Castelli. La marca de la miel es “Qom Le’ec Rapic Lo’o” (que significa «cazador de la miel») y proyectan exportarla. Para eso, es clave contar con una sala propia de extracción de miel. El objetivo es dar respuesta a las y los productores que, por falta de recursos, terminan vendiendo su producto a un valor ínfimo a las cadenas más concentradas.
La producción de miel se da por temporada. Es decir, cuando suceden los procesos de floración. Esto ocurre, por lo general, dos veces al año: en abril, cuando florece el quebracho colorado y en agosto, cuando empieza la primavera en el territorio milenario del Chaco-Impenetrable. Si bien el calendario grecolatino marca el inicio de la primavera el 21 de septiembre, los pueblos originarios que habitan ese territorio sostienen que allí la primavera empieza antes, cuando florecen el chañar o el garabato. “En agosto el Chaco se tiñe de amarillo porque está floreciendo”, enseñan. Es en esos períodos, cada temporada, cuando llegan a producir entre 4000 y 6000 kilos de miel.
En este contexto productivo, desde Chi’ishe planifican generar un corredor apícola indígena. “Es una idea que nace del Consejo Indígena para ayudar a la producción de miel en otras provincias donde haya hermanos indígenas. La propuesta es establecer un camino donde iremos colocando apiarios: en Formosa, en Salta, en Chaco, en Santiago del Estero y en Córdoba”, comentan.
Y agregan: “Pensamos seguir estos pasos como resistencia a todo detrimento de la Madre Tierra. Nuestro sueño es construir el corredor apícola indígena, y que nuestras hermanas y hermanos que producen podamos encontrarnos en un pensamiento colectivo ancestral y milenario”.
La miel de la abeja nativa —cuentan los productores— tiene propiedades medicinales. Sirve, por ejemplo, para curar la enfermedad de cataratas. Por eso otro de los proyectos del Consejo es enviar esa producción a un laboratorio para analizarla y empezar a fabricar medicinas.
Artesanías de hoja de palma y de chaguar: herencia de las abuelas
El nombre del Consejo fue elegido porque la mayoría de sus integrantes son mujeres. Chi’ishe dentro de la astronomía es mujer y es estrella, más conocida como el lucero. Las productoras se dedican fundamentalmente a las artesanías. Sabrina Fernández tiene 25 años y vive en Miraflores. Está a cargo de un grupo de 70 mujeres y juntas fabrican carteras, alfombras y bolsos de hoja de palma. “El desmonte nos afecta porque la hoja de palma con la que trabajamos tarda un año en volver a crecer”.
“Aprendí a hacer las artesanías de niña, con eso sobrevivimos para tener algo para comer. Me enseñó mi abuela, ella había aprendido de nuestros ancestros. Hacía esas artesanía y nos enseñaba a nosotros”, dice Fernández. Y añade: “Ahora nosotros les enseñamos a nuestros hijos para que lo que hacemos nunca desaparezca”.
Cinco grupos de mujeres qom y wichi fabrican, en Miraflores, Castelli y El Espinillo, carteras, bolsos, alfombras, portamates. Trabajan con hojas de palma y de chaguar (una fibra parecida a la yuca). “Con ese trabajo sacamos el pan de cada día”, afirma Fernández. La mujer no deja de mencionar que el contexto es complejo y da un ejemplo: “Cuando vamos a buscar medicamentos al hospital de Miraflores, no tienen”.
Desde hace cinco años que aplican técnicas milenarias en sus fabricaciones. Cada mes elaboran 300 productos, que llevan a Castelli para la comercialización. En Miraflores, por ejemplo, vender es difícil por la falta de transporte. “No tenemos la ayuda de la Municipalidad, a veces tiene el flete y a veces no”, denuncia la productora.
«Los bienes naturales del planeta son finitos y las necesidades humanas también»
El proyecto de Chi’ishe no es solo productivo sino también político. En la tarea cotidiana el punto de vista de la diversidad cultural es central y la economía es entendida como la articulación de modos de producción de distintas culturas. La economía alternativa, sostienen desde Chi’ishe, para la liberación de las y los oprimidos debe tener en cuenta la participación comunitaria y admitir diversas formas de trabajo de común acuerdo.
En ese marco, entienden que lo económico debe servir a la vida y no a la inversa; que los bienes naturales del planeta son finitos y las necesidades humanas también; que la economía debe estar en armonía con la naturaleza reduciendo al mínimo la contaminación y la depredación. Y, además, que la economía debe ser plural, coexistiendo e interactuando en ella todos los modos de producción no esclavistas: economía social cooperativa, comunitaria, privada, estatal, mixta, distintas formas de propiedad y no propiedad.
“La economía tiene que ser incluyente con principios de reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, responsabilidad, seguridad jurídica, equilibrio, transparencia y sustentabilidad”, proponen.
Publicado originalmente en Agencia Tierra Viva