Ciudad de México | Desinformémonos. El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu expresó que “México tiene que reconocer que ha fallado a millones de personas que han huido del país por razones muy profundas, no sólo en busca de un dólar”, luego de que recibió el pasado 11 de noviembre el Óscar honorífico por su instalación “Carne y arena”, que refleja los peligros que vive un migrante a través de la realidad virtual.
Iñárritu aseguró que “hay que darles dignidad y abrirles las puertas de nuevo” a quienes se ven en la necesidad de migrar de sus países, pues a pesar de que su obra se centra en la oportunidad del espectador para que acompañe a un grupo de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos por medio del desierto de Sonora, la dedicó también a los que migran en Europa y África.
“Si la gente y los políticos pudieran ver la realidad de estas personas, verían que su situación no tiene nada que ver con ser de derechas o de izquierdas. No nos ponemos en la piel del otro. No escuchamos ni entendemos a estas personas. Falta humanidad, misericordia y empatía», subrayó.
En una de las salas del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, donde se exhibe la instalación, Iñárritu compartió que le sorprende “la unanimidad de su impacto emocional”, pues “ninguna película podría haber provocado una respuesta así”.
“Una película la observas, la ves… pero esto lo experimentas. El impacto que deja en la gente trasciende la experiencia bidimensional o pasiva del cine. Eso tiene que ver más con la verdad que encierra la pieza que con otras virtudes. Hay una verdad innegable, y es la realidad de esas personas», dijo.
Explicó que el público no está acostumbrado a que la realidad les emocione o les afecte, porque “las ideologías nos han secuestrado los cerebros, nos inducen a interpretar las cosas y no verlas como son”. De acuerdo con el cineasta, “ya nadie está presente en la realidad, no estamos sensibilizados».
Tras cuatro años de investigación y acercamiento con los migrantes, González Iñárritu, así como Emmanuel Lubezki, crearon “Carne y arena (Virtualmente presente, físicamente invisible)”, instalación en la que, de manera individual, el espectador se acerca a las crisis por las que atraviesa un migrante que busca alcanzar mejores condiciones de vida.