¿Cuánto ha cambiado la situación en México para las personas que huyen de centroamérica de la violencia y la pobreza? ¿Cuánta seguridad les ofrece ahora el gobierno mexicano a los migrantes para que una nueva masacre de San Fernando no vuelva a ocurrir?
El 7 de Abril de 2011, en un rancho en San Fernando, Tamaulipas, fueron hallados restos de casi 200 personas, que habían sido secuestrados, torturados y luego asesinados por grupos del crimen organizado.
“La situación sigue siendo muy complicada, sobre todo tras la aplicación del plan Frontera Sur desde el 2014 y durante todo el 2015. Se habló mucho de las nuevas rutas al norte ocasionadas por la contención y el freno que el gobierno mexicano aplicó a los migrantes en los estados mexicanos del sur, se habló de rutas marítimas, pero lo cierto es que se los lanzó nuevamente a la clandestinidad.” El balance lo hace el Fray Tomás González, uno de los franciscanos encargados del albergue para migrantes La 72, ubicado en Tenosique, Tabasco. Uno de los primeros que encuentran quienes vienen subiendo desde Centroamérica en su camino al norte, a 60 kilómetros de la frontera con Guatemala. El nombre de este lugar refiere a los 72 migrantes que fueron masacrados un año antes de lo que hoy se rememora, en 2010, en
“Luego vino esta decisión de la Suprema Corte de Justicia en que reconoció a una de las familias, a Doña Bertila, como víctima. Pero es un tema de luces y sombras, ya que sólo se trata de un caso entre los centenares encontrados en las fosas clandestinas del norte de México. Pero si le preguntas a las autoridades dónde quedó la reparación del daño, o las garantías de que no vuelva a ocurrir, todo lo que viene después, no hay nada trabajado.”
Tomás recuerda que el estado mexicano reconoce que hay más de 20 mil personas desaparecidas en el país, pero ni uno sólo que sea migrante. “Estamos queriendo impulsar otro tipo de cosas a nivel nacional pero no hay por dónde.” La actitud del gobierno mexicano no sólo es negligente con las organizaciones locales que trabajan directamente con las personas que migran, sino que también lo es con los organismos internacionales, a los que ha sistemáticamente ignorado e incluso, atacado.
“Desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó en Setiembre pasado su informe preliminar sobre la situación de los derechos humanos en México, fue desmentido por el gobierno mexicano. A comienzos de marzo, cuando presentó el informe final, no sólo no lo aceptó sino que se fue en contra Emilio Álvarez Icasa, mexicano, secretario ejecutivo del organismo. O los ataques al Relator contra la Tortura, Juan Méndez. La práctica del gobierno mexicano ya no sólo consiste en desmentir a las oenegé locales, sino que ya no acepta lo que viene de las instancias internacionales.”
El problema es que ni la represión ni la negligencia detienen la migración.
Explica Fray Tomás que durante marzo de este año, recibieron en la 72 a más de 1500 personas en el mes. “Está habiendo una ola masiva de migrantes en estos meses. Sucede lo mismo en los albergues de Saltillo y el centro de la República con los que estamos en contacto. Esa cifra es inédita para la 72, nunca en el todo el tiempo que llevamos abierto nos había llegado tanta gente junta.”
El franciscano cree que el aumento se deba a un afloje a las detenciones que caracterizaron la práctica del Instituto Nacional de Migración (INM) a lo largo de la ruta migrante.
“Puede que se deba a la presión que muchas organizaciones hicimos durante el año pasado para que se frenaran los impactos del plan Frontera Sur. Incluso, en la carta que firmamos en conjunto, donde denunciábamos los montos altísimos del INM, muy por encima de otras dependencias del gobierno, que sólo fue utilizado en detener y deportar personas.”
La violencia, sin embargo, no ha disminuido. Desde Tenosique reportan que la situación en el sur sigue siendo crítica, que han vuelto los secuestros masivos, y que el conato de violencia se observó hace una semana, cuando le cortaron el cuello a uno de los agente de migración.”
En la 72 siguen trabajando, porque “no podemos cerrarle las puertas a nadie”: “vamos a seguir presionando a las autoridades para que la migración no se vea como un problema de seguridad nacional sino como uno de seguridad humana y de derechos humanos. Bregando por que México recupere su tradición de acogida a las víctimas de guerras y regímenes totalitarios que siempre ha tenido.”
Foto: Albergue para personas migrantes de Tenosique, Tabasco, la 72 //