Ciudad de México. El tren de carga conocido como La Bestia, por novena ocasión en dos meses se descarriló a la altura de Huamúchil, Oaxaca. En la tarde del miércoles 6 de agosto, al menos 250 migrantes se encontraban a bordo cuando el tren, que se dirigía a Ixtepec, sufrió afectaciones en sus ruedas por el mal estado de las vías ferroviarias.
Las y los migrantes, entre ellos menores de edad, tuvieron que descender del ferrocarril y caminar aproximadamente 10 kilómetros, algunos se refugiaron en albergues y otros más decidieron continuar su trayecto a pie.
Además de los constantes descarrilamientos de La Bestia, actualmente los migrantes centroamericanos, en su mayoría, no sólo están padeciendo las fallas mecánicas del sistema de transporte, también las constantes redadas por parte de decenas de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).
Los operativos se han llevado a cabo en hoteles de paso, donde cientos de migrantes pasan las noches a la espera del próximo tren. Además de estas redadas, el INM está realizando constantes patrullajes en los alrededores de las vías ferroviarias, tras el anuncio del secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que en meses pasados notificó la prohibición de utilizar el ferrocarril como medio de transporte, por los migrantes, para cruzar México con el fin de llegar a Estados Unidos.
Ernesto Duque López que vive frente a la estación del ferrocarril en Arriaga, Chiapas, le comunicó al portal de noticias, que ante el temor de las y los migrantes por lo patrullajes del INM y ahora del ejército, los migrantes se han visto obligados a desplazarse a la selva para salvarse de las detenciones, las extorsiones o la deportación.
Cada vez son menos los migrantes que viajan en La Bestia, pero estas medidas de seguridad por parte del gobierno federal, no va a detener que miles de centroamericanos transiten por México, para llegar a Estados Unidos.
Con información de La Jornada y Chiapas Paralelo