Cuando una persona llega con gripe y tos, María López le recomienda un té de eucalipto, también ajo, limón y canela, para desinflamar usa el cordoncillo o la hoja de yerbabuena, desde hace 14 años es médica tradicional en Álvaro Obregón, Oaxaca, una comunidad zapoteca donde la pandemia del Covid-19 se vive de otra forma y se cura hasta ahora usando plantas medicinales.
Las farmacias del pueblo cerraron y el único médico dejó de atender pacientes por miedo a un contagio, por lo que María y sus dos hijas “Paula y María” abrieron un espacio al que llamaron “Lidxi Guendanazaaca” “Casa de la sanación”, en donde a través de plantas que ella conoce y de la medicina convencional que practica su hija de nombre María, dan alivio a los suyos en esta contingencia sanitaria que aún no reporta casos positivos, sino sospechosos.
Al interior hay un altar adornado con flores y hojas verdes y la imagen de la Virgen de Guadalupe a quien la médica tradicional se encomienda cada vez que receta un té o realiza una “limpia en el cuerpo del paciente”.
Ella y las plantas comenzaron a relacionarse hace 14 años cuando en un sueño se le reveló un ser que le adiestra la forma de utilizarlas correctamente para la sanación, aunque recuerda que esta práctica es usual en su comunidad, su abuela y su mamá consumían también las hierbas para tratar sus padecimientos y así también ella les agarró el amor.
Es todo un proceso ser médica tradicional explica María, quién atiende todos los días desde temprana hora hasta ocultarse el sol, para ella no hay horarios, llegan desde bebés que no pueden orinar o comer, hasta pacientes que tienen parálisis facial, pero a todos los ha curado.
A ella lo que le mueve es la fe y el amor, sin esos dos sentimientos no podría lograr estos 14 años donde ha visto pasar infinidades de pacientes, no lo de su comunidad sino también de otras partes del estado de Oaxaca e inclusive de la Ciudad de México.
Si tu le preguntas qué hacer en caso de una diarrea o vómito, ella tiene la respuesta, para todo hay cura, responde, mientras te observa lentamente los ojos y tus expresiones para decirte el padecimiento que tienes.
Los males más frecuentes que ha atendido en los últimos meses desde que comenzó la emergencia sanitaria son el dolor de garganta, temperatura, dolor de cuerpo, alteración nerviosa, tristeza y ansiedad, pero a todos les encuentra la respuesta a través de las plantas medicinales.
En su hogar tiene varias plantas y otras las colecta en los campos donde semanalmente los cosecha y los interviene mediante un proceso de secado, posteriormente los coloca en papel estraza y los receta.
A María de 50 años de edad nada se le complica, mientras el paciente llora o se pone nervioso cuando lo atiende, ella va enlistando cada una de las afectaciones y da la solución con las plantas.
Su hija María que es enfermera se encarga de realizar tomas de glucosa, presión arterial, aplicar inyecciones y sueros vitaminados además en caso de un paciente que llega con complicaciones respiratorias, lo canalizan de inmediato a las autoridades para su pronta recuperación.
“Hemos hecho un gran trio” refiere María, quien celebra que su espacio es un sueño que siempre había tenido y que por fin pudo ver realizado, y que ahora tendrá mayores oportunidades de brindar atención médica usando sus plantas medicinales.
María tiene una memoria privilegiada que no necesita un catálogo por escrito para recordar los usos de las plantas, aunque no descarta que esa pueda ser su herencia, dejar sus prácticas medicinales y el uso de plantas como memoria colectiva para para que nunca se pierda esta práctica tradicional que aprendió de sus ancestros zapotecas.
Además tiene una técnica curativa donde usa masajes y plantas para la parálisis facial, que con 20 días de tratamiento la persona se restablece por completo, apenas hace un mes dio de alta a una menor de 11 años que se curó de este padecimiento.
“Les he dicho y les recalco, las plantas alivian los males, nos curan, yo los compruebo todos los días, desde un padecimiento para el ojo hasta parálisis facial y el mal de Hueso de leche “dxita niidxi”, que es cuando los niños adelgazan por completo y no quieren comer, tengo un aceite especial que les unto debajo de las amígdalas y se curan, ninguno se me ha muerto, todos han vuelto a comer y vivir sanamente”.
“Lidxi Guendanazaaca” o “Casa de la sanación” es un encuentro donde el alma reposa, se tranquiliza y lo mejor se cura, aquí florece la vida y mientras María y sus dos hijas lo mantengan abierto seguramente más personas se curaran porque lo que se respira y siente es paz y amor.
México es el segundo lugar a nivel mundial en producir plantas medicinales, los pueblos nativos como el caso de Álvaro Obregón, son los principales cultivadores de estas hierbas y a ellos se les reconoce su uso y conservación.
Publicado originalmente en IstmoPress