La pandemia trajo múltiples problemas y consecuencias para las familias mexicanas como una mayor inseguridad alimentaria en los hogares, derivada de la falta de ingresos y el gasto realizado para el tratamiento de pacientes con COVID-19, coincidieron especialistas durante la presentación de los resultados de la ENCOVID-19, realizada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la IBERO, y cuyo objetivo es dar seguimiento a los efectos en el bienestar de los hogares mexicanos.
Los resultados de la ENCOVID-19 arrojaron que, para marzo 2021, 64% de los hogares declaró tener menos ingresos que antes de la pandemia, pero los hogares de menor nivel socioeconómico reportaron una mayor pérdida de ingresos (70%) que aquellos de mayor nivel socioeconómico (53%).
La falta de ingresos y la desocupación han propiciado otro tipo de problemas como la disminución en los niveles de seguridad alimentaria. Esto quiere decir que un mayor número de familias ha reportado preocupaciones o dificultades para acceder a alimentos variados y de calidad.
A pesar de que en los últimos meses de 2020 la seguridad alimentaria subió, para marzo de 2021 se reportó una nueva disminución en los niveles de seguridad alimentaria al bajar de 33% en diciembre de 2020 a 27% en marzo de 2021. En cambio, las experiencias de falta de alimentos en los hogares aumentaron de 14% a 20% en el caso de la moderada, y de 16 a 17% en el caso de la severa.
De igual forma, a pesar de que el empleo aumentó en comparación de los primeros meses de 2020, la recuperación observada ha sido insuficiente para contrarrestar la sostenida reducción en los ingresos de los hogares y, en particular, el aumento de la inseguridad alimentaria. Con ello, se estima que el porcentaje de personas en situación de pobreza puede haber llegado en marzo de 2021 a 54%, 12 puntos porcentuales arriba de los niveles observados en 2018.
Todo esto se puede deber a que, a pesar de que el gobierno implementó programas de apoyo para contrarrestar esta problemática, sólo cuatro de cada diez personas de la población mexicana ha tenido acceso a los apoyos presentados en el plan de recuperación.
Otro de los factores que influyeron en el ingreso de las familias mexicanas es el gasto realizado en caso de haber tenido un familiar enfermo de COVID-19. La investigación arrojó que cerca de la mitad de la población realizó un gasto por paciente de entre mil y 10 mil pesos, afectando principalmente a sectores con un nivel socioeconómico bajo.
Para hacer frente a esta situación, las familias se han visto en la necesidad de crear estrategias como pedir prestado, vender o buscar un empleo, empeñar un objeto, no pagar deudas o no pagar su renta.
La Dra. Graciela Teruel, directora de EQUIDE, afirmó que la pandemia seguirá afectando a las familias mexicanas y que, si no se generan estrategias institucionales, estos problemas seguirán abriendo las brechas de nivel socioeconómico que ya existían en nuestro país.
La ENCOVID-19 es una encuesta telefónica representativa de la población mexicana con un diseño científico robusto, que recaba periódicamente información sobre ocupación, ingreso, salud mental, alimentación y otras dimensiones relevantes para entender los efectos de la pandemia en la población mexicana.
En la presentación de la ENCOVID-19 participaron la Dra. Graciela Teruel, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad; la Dra. Graciela Márquez vicepresidenta del INEGI; el Dr. Gonzalo Hernandez Licona, director de la Red de Pobreza Multidimensional, perteneciente a la Universidad de Oxford; el Dr. Roberto Vélez, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias; y Rogelio Gómez Hermosillo, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
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