Un huipil para los pueblos originarios no es una prenda cualquiera, es identidad y simboliza su historia. Así nació “Manos de Mar”, una tienda virtual creada por Ana Laura Palacios, una joven zapoteca con raíces ikoots que promueve textiles elaborados bajo un trabajo en conjunto con artesanas y artesanos de San Mateo del Mar, Oaxaca.
El único fin que tiene “Manos de Mar” es reactivar la economía de quienes con sus tejidos conservan su cultura, y al mismo tiempo, los que adquieran las prendas sepan que en cada una de las texturas va implícita la cosmovisión de un pueblo, que es mucho más que la violencia que desde hace varios meses vive esta localidad que se ubica en el Istmo de Tehuantepec.
Este trabajo colectivo de artesanas y artesanos se creó hace tres años como un renacer tras el terremoto de 8.2 grados que dañó fuertemente San Mateo del Mar y que afectó además de viviendas, también la economía local que incluía la elaboración de huipiles de telar y de cadenilla (costura).
De oficio maestra de educación primaria y originaria de Juchitán Oaxaca, Ana Laura de 26 años de edad heredó la pasión por su cultura, ella explica que en estos tres años, “Manos de Mar” se ha consolidado y su fin es fomentar una “economía solidaria” basada en los tejidos tradicionales.
Para la joven es importante que se valore que un huipil no es un producto en serie, sino una prenda donde el artesano o la artesana elabora cuidadosamente, cuidando los detalles y las formas.
“Cuando se teje un huipil se lleva un proceso, va implícito inclusive los sentimientos, es un tiempo que la artesana dedica con mucho cariño y amor, porque sabe que quién lo portará lo lucirá con mucha admiración, por eso nuestras prendas son tejidas cuidadosamente para otras mujeres, aquí transmitimos nuestro ser, nuestros momentos, nuestros sueños, nuestro territorio, todo va conjugado en un huipil”.
Sus raíces ikoots, le permitieron a esta joven acercarse al mundo de las tejedoras y tejedores, pues con el respeto y la admiración tejió las alianzas, y ahora las prendas se conocen a través de las redes sociales mediante un comercio justo y un precio que motive a las artesanas y artesanos seguir elaborandolos.
“Manos de mar” ofrece dos tipos de prendas: Huipiles de cadenilla que se adoptó como referencia a la cadenilla zapoteca y también el telar de cintura, y ambos son los que busca preservar.
“Cada textil que elaboran las mujeres y hombres desde sus telares o máquinas de costura lleva la iconografía de mi cultura, de mi gente, de mi ser, no es una prenda cualquiera, por eso no concibo cuando la gente nos pide que lo hagamos a volúmenes, esto es un arte, se cuidan los detalles, se cuida que sea una prenda con mucha calidad”.
Los colores y los hilos de algodón además de las formas y los diseños en las variadas texturas de la tela conjugan cada uno de los huipiles, es decir lleva implícito la historia que ha tejido el pueblo mareño.
El trabajo es participativo y en colectividad, además de constante, por lo que no hay protagonistas, sino que es trabajo en equipo, todos aportan en los textiles los elementos de la cotidianidad ikoots.
A tres años de existir, los sueños para Ana Laura continúan, ella quiere que “Manos de Mar” siga escalando y forjándose como una tienda sin fines de lucro sino de trabajo en conjunto, porque dice que cuando una prenda viaja y llega a su destino, es porque “una partecita del mundo está conociendo sobre San Mateo del Mar, y sepan que es un pueblo de mucha historia y tradición”.
“Nos alienta y nos enorgullece que Manos de mar sea aceptada no solo por las personas del Istmo de Tehuantepec, sino de la Ciudad de México, o el extranjero, lo que ofrecemos es más que un huipil, ellas al comprar se llevan una parte de nuestra historia, eso es lo que queremos, que San Mateo del Mar se conozca por el mundo por su cultura, que es más que la violencia que actualmente vivimos, somos un pueblo de mucha tradición y amor por la tierra y el territorio”, resaltó.
Además de la venta de textiles, Manos de Mar y Ana Laura Palacios llevan a cabo labores altruistas y de ayuda social, donan de forma continua “canastas ikoots” a las mujeres de la tercera edad que son alimentos básicos que incluye pescado, totopos, queso entre otros alimentos nutritivos de la localidad.
Y para que su lengua, el ombeyaiüts, siga vigente, Manos de Mar también fomenta talleres infantiles de lectura y escritura, que por la pandemia se suspendió, pero que próximamente se retoman bajo el esquema de la “nueva normalidad”.
Publicado originalmente en IstmoPress