Malnutridos: epidemia de obesidad en los niños, niñas y adolescentes

ANRed

La dieta humana y el estado nutricional han experimentado una secuencia de cambios importantes, definidos como patrones amplios de uso de alimentos y los correspondientes cambios relacionados con las enfermedades nutricionales. En Argentina los cambios en los patrones de consumo de alimentos siguen la tendencia mundial, y atraviesan a todo el entramado social afectando especialmente a los grupos en situación de mayor vulnerabilidad. Según datos publicados por la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) sobre una muestra de niños, niñas y adolescentes entre 2 y 17 años, la proporción de población que refiere haber consumido diariamente los alimentos recomendados como frutas frescas y verduras, carnes, leche, yogur o quesos, se encuentra por debajo de las recomendaciones de consumo. Por el contrario, la proporción de la población que refiere consumir diaria o frecuentemente alimentos no recomendados como bebidas azucaradas, productos de pastelería, productos de copetín y golosinas, que poseen alto contenido de azúcar, grasas y sal y bajo valor nutricional, es alarmante. “En éste contexto de pandemia de coronavirus, es vital que avancemos en una Ley de promoción de la alimentación responsable porque el 70% de nuestra población hoy, tiene sobrepeso y obesidad que está también asociado a las enfermedades crónicas no transmisibles como 14 tipos de cánceres, problemas cardiovasculares, cerebrovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, que explican la mayor parte de las muertes en Argentina».

La dieta humana y el estado nutricional han experimentado una secuencia de cambios importantes, definidos como patrones amplios de uso de alimentos y los correspondientes cambios relacionados con las enfermedades nutricionales. Siguiendo el análisis de Popkin, durante los últimos tres siglos, el ritmo del cambio dietético parece haberse acelerado en diversos grados en diferentes regiones del mundo. El concepto de transición nutricional se centra en grandes cambios en la dieta, especialmente en su estructura y composición general. Estos cambios en la dieta, se reflejan en los resultados nutricionales, como los cambios en la estatura promedio y la composición corporal. Además, los cambios en la dieta van acompañados de cambios importantes en el estado de salud, así como con importantes cambios demográficos y socioeconómicos.

Según datos aportados por la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud ( ENNyS), que brinda información sobre aspectos relacionados con la nutrición a través de la evaluación de numerosas dimensiones, entre ellas la frecuencia de consumo de diferentes grupos de alimentos, los hábitos alimentarios de la población argentina, la ingesta de alimentos y nutrientes a través de un recordatorio de 24 horas (R24H), y la lactancia materna.

La ENNyS 2 es una encuesta representativa de los individuos residentes en hogares particulares de localidades urbanas de 5000 habitantes y más, en la República Argentina. La recolección de información fue electrónica en tablets, e implicó tres etapas: Etapa 1: aplicación de cuestionarios estructurados por autorreporte para cada subgrupo de edad e información sociodemográfica y recordatorio de 24 horas (R24H). Etapa 2: mediciones antropométricas según los grupos de edad. Etapa 3: mediciones bioquímicas de sangre y orina a una submuestra de cada grupo de edad con representatividad nacional.

Evaluación de la dieta

A partir de los datos obtenidos de la encuesta sobre la dieta en niños de 2 a 17 se observa: que el 32,5% de la población de 2 años y más refirió haber consumido frutas al menos una vez por día durante los últimos tres meses. El grupo de 13 a 17 años refirió un consumo de frutas frescas de 21,4%, que resultó menor que el porcentaje del grupo de 2 a 12 años (36,3%). Asimismo, entre los lácteos recomendados, 4 de cada 10 individuos refirieron haber consumido leche, yogur y/o queso al menos una vez al día, tomando como referencia los últimos tres meses. El consumo de leche, yogur y/o queso al menos una vez al día alcanzó a 6 de cada 10 niños en el grupo poblacional de 2 a 12 años, mientras que entre adolescentes y adultos fue de 4 de cada 10. Entre las carnes recomendadas, 5 de cada 10 individuos refirieron haber consumido carne roja,carne de ave y/o huevo al menos una vez al día, tomando como referencia los últimos tres meses. El 25% de la población refirió haber consumido pescado fresco y/o enlatado al menos una vez por semana. Los adolescentes de 13 a 17 años reportaron menor frecuencia de consumo (16,5%) respecto de los otros grupos etarios (alrededor del 25%). El 36,7% de la población refirió haber consumido bebidas artificiales con azúcar al menos una vez al día, tomando como referencia los últimos tres meses. El 17,2% de la población refirió haber consumido productos de pastelería, y/o facturas, galletitas dulces, cereales con azúcar al menos una vez al día, tomando como referencia los últimos tres meses.

En el grupo de 2 a 12 años se registró casi el doble de consumo de estos productos (27,8%) respecto de la población adulta (13,4%). El 15,1% de la población refirió haber consumido productos de copetín (papas fritas, palitos de maíz, etc.) dos veces por semana o más, tomando como referencia los últimos tres meses. En los Niños Niñas y Adolescentes (NNyA) se observó mayor consumo de productos de copetín. En niños y niñas de 2 a 12 años el consumo casi triplicó al de los adultos (26,5% vs. 10,5% respectivamente). El 36% de la población refirió haber consumido golosinas (caramelos, alfajores, chupetines, chicles, barras de cereal, etc.) dos veces por semana o más, tomando como referencia los últimos tres meses. Así 6 de cada 10 niños de 2 a 12 años y 5 de cada 10 adolescentes de 13 a 17 años consumen golosinas dos veces por semana o más. En estos grupos etarios se evidenció un porcentaje mayor respecto de la población adulta (casi 3 de cada 10).

Estado nutricional

A partir de la evaluación de la dieta, se relaciona los mismo con los datos antropométricos arrojados en la encuesta indican que: niños y niñas menores de 5 años (0-59 meses):

• La proporción de bajo peso y emaciación en la población de menores de 5 años fue de 1,7% y

1,6% respectivamente.

• La proporción de baja talla a nivel nacional fue de 7,9%, con diferencias significativas por nivel de ingreso.

• La proporción de sobrepeso en la población menor de 5 años resultó del 10,0%, la de obesidad del 3,6% y la de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) del 13,6%1.

Niños, niñas y Adolescentes (NNyA) de 5 a 17 años:

• La proporción de delgadez en esta población fue de 1,4%.

• La proporción de baja talla a nivel nacional fue de 3,7%, con diferencias significativas por nivel de ingreso (primer quintil 3,8% vs. quinto quintil 1,3%) .

• La proporción de sobrepeso y obesidad en la población de 5 a 17 años fue del 20,7% y 20,4% respectivamente.

• El exceso de peso estuvo presente en el 41,1% de la población de 5 a 17 años.

Malnutridos

El sobrepeso y la obesidad resultaron ser las formas más frecuentes de malnutrición en Niños, Niñas y Adolescentes (NNy A) y se confirma su aumento en concordancia con otras encuestas, como la 3ra Encuesta Mundial de Salud Escolar 2018. En el caso de la malnutrición por déficit, los datos indican que la prevalencia de emaciación, bajo peso y delgadez en todos los grupos es baja desde una perspectiva poblacional. La baja talla fue mayor en la población en situación de vulnerabilidad social para todas las edades. En relación con otros estudios previos realizados en el país, se observa que la baja talla y el bajo peso se mantienen en valores relativamente estables y se relacionaron de manera inversa al nivel socioeconómico, no así el sobrepeso y la obesidad que fueron similares para todos los niveles de ingreso en NNyA.

Es evidente que los grandes cambios en la dieta, especialmente en su estructura y composición general, se reflejan en los resultados nutricionales, como los cambios en la estatura promedio y la composición corporal. Una dieta con un mayor consumo grasa (especialmente la animal), azúcar y alimentos procesados, menos fibra, refleja un estado nutricional de obesidad. Asociado a un modelo económico que implica un mayor sedentarismo, menos trabajos con actividad física pesada, resultado de la revolución de la tecnología doméstica.

En éste sentido en Argentina los cambios en los patrones de consumo de alimentos siguen la tendencia mundial, y atraviesan a todo el entramado social afectando especialmente a los grupos en situación de mayor vulnerabilidad. La proporción de población que refiere haber consumido diariamente los alimentos recomendados como frutas frescas y verduras, carnes, leche, yogur o quesos, se encuentra por debajo de las recomendaciones de consumo, siendo más marcado en algunos casos como frutas y verduras. Por el contrario, la proporción de la población que refiere consumir diaria o frecuentemente alimentos no recomendados como bebidas azucaradas, productos de pastelería, productos de copetín y golosinas, que poseen alto contenido de azúcar, grasas y sal y bajo valor nutricional, es alarmante.

El patrón alimentario de NiñosNiñas y Adolescentes (NNyA) en niños de 2 a 17 años es significativamente menos saludable que el de los adultos. Los NNyA consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería o productos de copetín y el triple de golosinas respecto de los adultos. Este peor patrón alimentario entre los NNyA obedece según hipótesis arrojadas por la encuesta, probablemente a múltiples causas descritas en la literatura, como un marketing dirigido a los niños, y entornos escolares obesogénicos, la utilización de tecnologías domésticas. Es, sin duda, un determinante que puede contribuir a explicar el crecimiento más acelerado de la epidemia de obesidad en los niños.

“En éste contexto de pandemia de coronavirus, es vital que avancemos en una Ley de promoción de la alimentación responsable porque el 70% de nuestra población hoy, tiene sobrepeso y obesidad según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, y ese sobrepeso y obesidad está también asociado a las enfermedades crónicas no transmisibles como 14 tipos de cánceres, problemas cardiovasculares, cerebrovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, que explican la mayor parte de las muertes en Argentina. El 72,3% de las muertes en nuestro país son resultado de enfermedades crónicas no transmisibles y agrava aún más el contexto de coronavirus, porque uno de los principales actores de comorbilidad para el coronavirus que hace que el cuadro se agrave mucho, tiene que ver con ese sobrepeso y obesidad de base y las enfermedades crónicas asociadas. La ingesta creciente de productos ultraprocesados en nuestro país, Argentina es uno de los mayores consumidores de ultraprocesados del mundo, de bebidas endulzadas, galletitas, entre otros está claramente asociada a esa pandemia de sobrepeso y obesidad que estamos enfrentando hoy y le cuesta al país unos 50 mil millones de pesos al año en el tratamiento de esas enfermedades crónicas no transmisibles. Sin más, necesitamos etiquetado ¡claro ya!, y que se convierta en ley sin más modificaciones ni dilaciones” expresó el abogado especialista en soberanía alimentaria Marcos Filardi, sobre la necesidad de la Ley de Etiquetado frontal.

Publicado originalmente en ANRed

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