Los palestinos y el miedo al cambio

Khaled Barakat, escritor palestino

La causa palestina lleva 30 años estancada gracias a quienes han secuestrado la representación de nuestro pueblo y a quienes insisten en negociar con un enemigo que niega tu existencia y tus derechos. En la diáspora palestina, libre del yugo de la Autoridad Palestina estaría la esperanza para activar la lucha libertaria y romper las cadenas del miedo y la desesperanza.

En un tiempo pasado, nuestro pueblo palestino en los territorios ocupados expresaba su asombro ante la situación de los pueblos árabes que no se levantaban ni se rebelaban ante unos regímenes tiránicos y brutales, e incitaban a sus hermanos árabes a la revolución y la rebelión, y los inspiraban al ritmo de la intifada, la rebeldía y la libertad de expresión. Solía decir: «Mirad, ¡cómo no tenemos miedo a la ocupación! … ¡y cómo resistimos!»

Y el pueblo palestino un día descubrió, especialmente en Cisjordania y la Franja de Gaza, después del establecimiento de la Autoridad Palestina, después de instaurar prisiones, bancos y servicios de seguridad, y después de la difusión de la cultura de la «paz» y normalización y consumo, que es igualito que los demás, y que, si se enfrenta a las mismas condiciones políticas, sociales, económicas y culturales, puede convertirse en otro «pueblo árabe». Se vuelve más «realista», pide estabilidad, y se arrincona en el silencio, el miedo y la espera. Teme el abuso del poder y la pérdida de empleo. Prefiere esperar soluciones del cielo y de las maratónicas rondas de negociaciones, que se han convertido en una fuente de mayor frustración. Ya sólo se preocupa por la fecha de vencimiento de las cuotas del banco, el coche o el apartamento. Sólo siente inquietud por los niños, sus gastos y su futuro.

Las autoridades y aparatos represivos, junto con las bandas de saqueadores del sector privado y las organizaciones no gubernamentales, son las mayores empresas y sitios de empleo que camuflan desempleo encubierto en Cisjordania y la Franja de Gaza. La gente no puede decir «no», porque este «no» conlleva el peligro y lo desconocido, y puede acarrear muchos problemas innecesarios, y porque amenazar a las personas con su pan es cada vez más severo que amenazarlos con las balas y las cárceles del sionismo.

En tales períodos de la vida de los pueblos y los movimientos de liberación, se habla mucho sobre la salvación individual y de que los “mártires han sacrificado sus vidas en vano«, y los valores de la participación popular y la confianza en la capacidad de cambio desaparecen de los campos de acción pública y lucha nacional, a menos que la política afecte al sustento de la gente. Las multitudes en la Cisjordania ocupada no salieron por la sitiada Gaza, que fue bombardeada más de una vez, tal y como salieron a defender el derecho a la Seguridad Social y exigieron el salario mínimo y otros derechos y cuestiones imprescindibles.

Y si esta posición descrita puede tener todas las justificaciones  (principalmente pobreza y miedo), lo que no puede justificarse es la posición de las fuerzas y partidos políticos palestinos, que se encuadran en el marco de la «resistencia palestina», que  también se han vuelto mercaderes y venden sus posiciones a la clase política en Ramallah, y van a reuniones en el «despacho de Abu Mazen» y bajo su patrocinio directo. Lo que tampoco puede justificarse es la traición del intelectual palestino por desatender su papel ilustrativo y revolucionario, que se ha convertido en parte del desastre nacional, y en lugar de llevar la bandera de la crítica, el cambio y contribuir a romper el prestigio de la ocupación y la Autoridad Palestina, se ha convertido en un empleado miserable que levanta el emblema de la justificación con alabanzas y se esfuerza por encontrar soluciones erróneas.

Casi todas las fuerzas y partidos palestinos están hoy divididos entre indefensos y cómplices, de manera similar a la Liga Árabe. Es un reflejo de ella: fuerzas fragmentadas, desarticuladas y débiles que carecen de diálogo y valores democráticos en sus prácticas internas. ¿Cómo van a elaborar un sistema democrático? No tiene ningún proyecto para la liberación nacional o una estrategia para proteger la Causa para que no sea liquidada, y ni siquiera una visión de la Unidad Nacional, entonces, ¿cómo van a formar la Unidad? También carecen de una visión para proteger la tierra de la política de pillaje, anexiones y expropiaciones. Todas las fuerzas palestinas combinadas, hoy no pueden detener una excavadora sionista que demuele una casa palestina en Birzeit, ni de aplastar a un ser humano indefenso en Gaza… Quienes confrontan la ocupación en carne viva solos, son la vanguardia de las fuerzas de resistencia populares y armadas de la juventud revolucionaria.

En definitiva: ¡los emisarios del cambio y la liberación tienen miedo y aprensión al cambio! Miedo a las críticas.(Que descance en Paz, Naji Al-Ali).

Los líderes que hoy dominan todas las fuerzas y movimientos políticos palestinos se han sumido en la ilusión y acciones absurdas.

Si la decisión política estuviera bajo el control del pueblo palestino y las bases combativas de la resistencia palestina, no habríamos llegado a esta situación. Si la decisión estuviera en manos del movimiento cautivo palestino y sus líderes militantes, no habríamos llegado a esto. Si la decisión hubiera venido de una soberanía popular en los campamentos de refugiados, no habríamos estado tan estancados.

El conjunto de líderes que dominan todas las fuerzas y movimientos políticos palestinos hoy en día, está sumido en falsas ilusiones y en el absurdo cotidiano, tradicional, que está anclado en la antigüedad y que parafrasea las reglas del trabajo político y sindical, pero no construye sindicatos o partidos fuertes, es como dice el dicho palestino arar con camellos, no consigue logros. Los valores tribales y primitivos predominan en sus relaciones internas y externas, destruyendo la causa del pueblo en la búsqueda de la reconciliación inútil, y buscando su papel en los consejos de inteligencia y los regímenes árabes, algunos de los cuales se han convertido en una herramienta en manos de los negociadores de la región.

«Quien conoce a Israel sabe que no hay posibilidad de que se despierte una mañana y diga por sí sola: la ocupación no es agradable, la vamos a dejar», como lo dijo el escritor israelí Gideon Levy, en un artículo publicado hace unos días en el periódico Haaretz. “Quien conoce a los palestinos sabe que nunca han sido débiles, aislados y divididos, o que no tienen espíritu de lucha, tal como ocurre ahora”. Gideon Levy, el israelí, dice la verdad aquí. Sí, Israel no puede cambiar ni retirarse, a menos que sea derrotado, y su entidad y todo su proyecto colonial racista en Palestina y la región sean aplastados. La situación palestina solo puede cambiar si las fuerzas populares y armadas, y todo el conjunto del movimiento nacional en el país y en el extranjero se alzan unidos, y se rompen las reglas del miedo y la espera, y se liberan las voces de la vanguardia de los movimientos estudiantiles, juveniles, trabajadores, organizaciones de mujeres, intelectuales revolucionarios, los talentos y las figuras nacionales. Es decir, la gran energía potencial que posee nuestro pueblo.

Debe haber un movimiento palestino para el cambio y la liberación dentro de las propias fuerzas nacionales, un movimiento nacido dentro de la propia sociedad palestina, que imponga la voluntad y las demandas del pueblo palestino de fuerza, rebelión y desobediencia popular, frente a la ocupación y esta estructura llamada «el único representante legítimo» que usurpa la decisión política y las instituciones nacionales a favor de los que vienen en palacios. La batalla con estas estructuras, y frente a los desafíos, las restricciones internas y las fuerzas del oscurantismo, se ha convertido en una parte integral de una batalla nacional palestina frente al enemigo sionista, sus representantes y aliados.

Declaración contra esta fase: la diáspora y su papel

Hace unos días, organizaciones y asociaciones palestinas en la diáspora, lideradas por organizaciones estudiantiles y juveniles activas en varios continentes, emitieron una declaración/petición exigiendo el inicio de una nueva fase de lucha que comience a unir las fuerzas del pueblo palestino en todas partes, aislando el plan de Oslo y el liderazgo de la OLP. Y retirarles la legitimidad. La legitimidad nacional de los estados y los movimientos de liberación se deriva únicamente de fuentes «constitucionales» o «populares», y esta es una Autoridad representante de la Ocupación y está fuera de la Carta Nacional Palestina, y de toda legitimidad popular y legal. Todo el mundo sabe que ese «liderazgo» se ha vuelto obsoleto y caduco.

Esta declaración/petición, que fue firmada por docenas de colectivos y asociaciones palestinas, incluida la «Alianza por el derecho al retorno» en los Estados Unidos, el «Movimiento juvenil palestino» en América del Norte, la «Red Samidoun para la defensa de los prisioneros» y docenas de organizaciones estudiantiles en universidades estadounidenses y en Europa,  las fuerzas juveniles y sindicales en el Líbano, los centros palestinos en América Latina y otros;… esta declaración no ha sido publicada en ningún medio de comunicación palestino por temor a las garras del poder -la Autoridad Palestina-… ¿y la razón? El miedo… miedo al poder y el miedo a lo desconocido. Miedo al poder y su aparato. Miedo a las leyes anti-delitos cibernéticos, miedo a la represión, abuso y corrupción. Miedo a preguntar por la alternativa nacional y miedo a lo desconocido. Miedo al cambio. Miedo a pagar un precio. Miedo al fracaso.

No es sorprendente que, donde no hay presencia de la Autoridad Palestina y sus órganos y aparatos, la gente palestina es más libre y capaz de criticar y liberar su voz e identidad nacional, tal vez debido al sistema democrático disponible, por un lado, y la falta de dependencia para la supervivencia por el trabajo, el salario o al empleo. No es sorprendente que la mayoría de estas organizaciones palestinas populares y locales estén fuera de la influencia de la Autoridad Palestina y lejos de sus dominios financieros y sus aparatos de seguridad.

Esto es precisamente lo que hace que hoy la diáspora palestina y las nuevas generaciones palestinas tengan un papel necesariamente más importante en el próximo proceso de cambio revolucionario. Cuando levanten la voz y se rebelen aún más, romperán el estancamiento que impuso la fase Madrid-Oslo, que se extendió por 30 años hasta el día de hoy. La diáspora volverá a ejercer su papel influyente y pionero, cuando desempeñe su papel y deber nacional de apoyar y reforzar la resistencia de nuestro pueblo en toda Palestina ocupada y su entorno geográfico, y recuperará su papel de lucha y reconstrucción con su otra mitad en la patria y todas las comunidades palestinas, cuando vuelvan a tenderse los puentes del retorno y la liberación… ¡Volverá cuando rompa todas las barreras y reglas de miedo y espera!

Traducción del árabe de Jaldía Abubakra para Palestinalibre.org

Artículo en árabe publicado en: al-akhbar.com

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