“Los guardaparques estamos protegiendo la tierra”

Thelma Gómez Durán

Rodeada por las aguas del océano Pacífico, frente a las costas de Baja California, se encuentra la Isla de Cedros, el lugar donde nació Felipe Otoniel León Ángel. El niño que creció rodeado de mar ahora es biólogo y pasa buena parte de su tiempo entre los bosques que habitan la Sierra de San Pedro Mártir, un territorio peninsular en donde el vuelo del cóndor de California muestra que es posible alejarse de la extinción.

Desde hace once años Felipe León es uno de los seis guardaparques que integran el equipo de 12 personas y 10 brigadistas forestales que tienen como misión cuidar las cerca de 73 mil hectáreas con las que cuenta el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, área natural protegida ubicada en la parte más al norte de la Península de Baja California.

El pasado 20 de julio, en el albergue del parque, Felipe León diseñaba el plan para continuar con las labores de control de un incendio activo desde el 1 de julio. Días antes le llegó un correo en donde le avisaron que había sido nominado a un premio y que había quedado entre los finalistas. Así que ese miércoles de julio, hizo una pausa en su trabajo para seguir la transmisión de la ceremonia que se realizaba desde Kigali, en Ruanda.

Así fue como se enteró que él era uno de los 12 ganadores del segundo Premio Internacional para Guardaparques, otorgado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP). Felipe León, de 41 años, es el primer mexicano en recibir ese reconocimiento. Este año también se reconoció a otros dos guardaparques de América Latina: al boliviano Jorge Banegas y al nicaragüense Héctor Luis Espinoza.

Felipe León es el coordinador de la brigada forestal que trabaja en el combate de incendios en el parque. Foto: Cortesía.

“Me hice un espacio de media hora para ver la transmisión de la ceremonia; en cuanto terminó, pues a seguir trabajando. Seguí con la coordinación del helicóptero para el traslado de víveres para la gente”, cuenta en entrevista con Mongabay Latam dos días después de que los guardaparques y brigadistas lograron sofocar el incendio que se prolongó durante casi un mes y afectó 365 hectáreas dentro del polígono del Parque Nacional.

La nominación de Felipe León la realizó la asociación Terra Peninsular, organización no gubernamental que trabaja en Baja California y, en especial en el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, escenario del exitoso programa de reintroducción y conservación del cóndor de California (Gymnogyps californianus), especie que estaba extinta en México.

Para el guardaparque mexicano, el reconocimiento no es sólo para él: “Este premio significa el trabajo de muchos años en equipo; nos hemos esforzado mucho por tratar de hacer las cosas de la mejor manera y de profesionalizar nuestro trabajo”.

Integrantes del equipo y brigada que trabaja en la conservación del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir. Foto: Cortesía Terra Peninsular.

—¿Por qué decidiste ser guardaparque?

—Para eso necesito contarte un resumen de mi vida. Soy nativo de la Isla de Cedros. Siempre me ha gustado la naturaleza; en la isla me iba de camping con mis amigos y todo el tiempo soñé con ser leal a la naturaleza. Crecí viendo Discovery Channel.

En 1999 dejé la isla y llegué a Ensenada para estudiar biología. Pasaron los años, trabajé en un montón de cosas, pero el primer trabajo más formal que tuve fue en San Pedro Mártir, como biólogo, haciendo monitoreo del cóndor de California. Trabajé en ese proyecto un año y medio; después me fui a trabajar en otras cosas.

En 2012 me invitaron otra vez al proyecto cóndor, pero duré como unos cinco meses. Me enteré de que había una oportunidad para entrar a trabajar como guardaparques en San Pedro Mártir, presenté todos mis papeles y me aceptaron. Quien en ese entonces era el director del parque no entendía el por qué yo quería ser guardaparque. Y es que entre las funciones que tenía que hacer estaba la limpieza de las áreas. Al final me dijo: “Si quieres entrar, adelante”.

Así que el primer puesto que tuve en el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir fue como encargado de la limpieza de letrinas. Después ya entré a realizar todas las actividades que hacemos como guardaparques: desde monitoreo, atención del centro de visitantes, pláticas de educación ambiental, gestión de programas —como el de guardaparque junior, enfocado a los niños— y la vigilancia para la atención de los incendios forestales.

Los guardaparques deben de saber un poco de todo, porque nos toca ir a buscar personas perdidas en el bosque, atender accidentes, dar pláticas en escuelas y, sobre todo, prepararnos en el tema de atención a incendios forestales.

Una de las imágenes del invierno en la Sierra de San Pedro Mártir, hábitat de diversas especies entre ellas los coyotes. Foto: Felipe León.

—Cada área natural protegida tiene su propia identidad. ¿Cómo definirías la identidad del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir?

—Como decían los Kiliwas (pueblo indígena de Baja California), que eran los nativos de esta sierra: “Es una isla en el cielo”. Aquí el bosque tiene mucha presencia; hay una calma muy bonita. Unos turistas de Alemania nos decían que se debería cobrar por el silencio y la paz que se siente en San Pedro Mártir, que era muy barato lo que cobramos por la entrada al parque nacional. Esta calma, nos decían, solo se encuentra en muy pocas partes del mundo.

—El Parque Nacional Sierra San Pedro Mártir alberga uno de los programas más exitosos de reintroducción y conservación de una especie, la del Cóndor de California, ¿cómo fue tu experiencia al trabajar en este programa?

Es muy bonito trabajar ahí, sobre todo porque vives en la zona. Eran turnos de trabajo de 21 días en el bosque; se tenía que tomar telemetría (un sistema que permite recopilar datos de lugares remotos), porque los cóndores tienen su transmisor VHF. También nos tocaba poner el alimento para los cóndores, hacer observaciones a distancia y, a veces, teníamos que capturar a los cóndores para hacerles análisis de sangre. Para mi fue un sueño de vida: trabajar en campo y con fauna salvaje.

Ahora hay alrededor de 40 cóndores libres y de esos, 15 nacidos en estado silvestre en San Pedro Mártir. Es uno de los proyectos más exitosos de reintroducción de una especie.

Desde hace más de una década, San Pedro Mártir es el escenario del programa de reintroducción y conservación del cóndor de California. Foto: Cortesía Felipe León.

—Y pasaste de trabajar con una de las especies representativas del parque a la conservación y mantenimiento de su hábitat, ¿qué representó ese cambio y estar ahora al frente de la brigada contra incendios?

—Los dos trabajos han sido un reto, pero ahora doy muchas gracias a mis jefes que me han dado libertad para trabajar y tratar de hacer mejor las cosas. Orgullosamente lo digo: la brigada forestal es reconocida en la región y eso nos ha ayudado a cuidar el bosque.

Tenemos una página en Facebook en donde informamos sobre los trabajos, la gente está involucrada con nosotros; a veces tengo amigos que vienen a mi casa y me traen cosas para los muchachos de la brigada.

Es muy bonito no enfocarme solo en el cóndor, ahora sé que estamos ayudando a todas las especies del bosque, a la flora y la fauna. Este es un ecosistema muy rico en endemismos, hay muchas subespecies, pero también es muy frágil y vulnerable. Sentimos que nuestro trabajo está enfocado en tratar de preservar este ecosistema lo mejor que se pueda.

Bosque en la Sierra de San Pedro Mártir. Foto: Cortesía Felipe León.

—¿Cuál es la importancia ecológica de San Pedro Mártir a nivel regional?

—El Parque Nacional es un regulador del clima regional, el principal captador de agua que abastece todos los mantos acuíferos del centro de Baja California; los acuíferos de los que depende el Valle de San Quintín, que es donde se instalaron todas las empresas gigantes de la agroindustria de tomates, fresas y berries que se exportan a Estados Unidos. Si no protegiéramos al Parque Nacional, la afectación sería incluso a nivel internacional. El parque también es el pulmón para Baja California.

—¿Cuáles son los principales retos que enfrenta el parque?

—Para eso te contaré una anécdota que viví en un incendio. Uno de los vaqueros de la comunidad nos ayudó. El incendio se registró en una zona muy complicada y los muchachos de la brigada se fueron caminando; para que transportaran los alimentos, los mandamos con un vaquero que llevaba su mula. Ese vaquero nos mencionaba algo sobre el paraje que se incendiaba y que se llama Venado Blanco: “En 46 años que llevo subiendo la sierra, nunca había visto a Venado Blanco tan seco”. Ese hombre tiene toda la vida recorriendo con su caballo la Sierra de San Pedro Mártir y nunca había visto una sequía tan fuerte. Ese es uno de los retos más grandes de San Pedro Mártir y, en especial, porque entre menos agua y humedad tenga el bosque, los incendios serán cada vez más intensos.

Brigadistas y guardaparques realizan labores para controlar un incendio. Foto: Brigada Forestal San Pedro Mártir.

—¿Cada vez hay incendios más frecuentes y difíciles de apagar?

—El año pasado, en octubre, se escucharon las noticias de los incendios en California (Estados Unidos), pero la Sierra de San Pedro Mártir tiene los mismos problemas. En 2018, por ejemplo, tuvimos un incendio de 3000 hectáreas dentro del polígono del parque.

A esta región llegan en otoño los vientos de Santa Ana, eso provoca que la humedad baje de dos a tres por ciento y los incendios se provocan con cualquier chispita que se produzca.

El último incendio que tuvimos se extendió y fue complicadísimo atenderlo, tuvimos que entrar caminando, pues muchas veces no contamos con todo el equipo que se requiere, como el helicóptero, y avanzamos en vehículo hasta donde se pueda y después a caminar en el bosque para poder trabajar. Son retos muy complicados, por lo que debes de tener en la brigada a gente preparada y entrenada. Cada vez es más complicado el trabajo en campo.

Los incendios son uno de los varios retos que tiene la conservación del Parque Nacional. Foto: Cortesía Brigada Forestal San Pedro Mártir.

—¿Cuál es tu evaluación de estos 11 años como guardaparque en San Pedro Mártir?

—Me han ofrecido trabajo en otros lugares, pero no me puedo ir porque le tengo mucho amor a San Pedro Mártir. Además, tenemos muchos proyectos con los muchachos de la comunidad que integran la brigada forestal, los hemos capacitado desde hace más de ocho años. Hemos hecho vínculos con voluntarios del Servicio Forestal de los Estados Unidos, estamos certificados a nivel binacional como combatientes de incendios; tenemos certificaciones de primeros auxilios en zonas remotas; creamos un fondo que se llama “combatientes forestales”, porque como no tenemos seguro médico, ese fondo nos permite tener atención cuando alguien de nosotros se lastima.

Así que este premio, me parece, es un reflejo del trabajo hecho por todo el equipo, el trabajo que hemos realizado va por muy buen camino, aunque luego no se reconozca así.

Unos meses antes de que dieran a conocer que ganamos el premio, no veíamos un futuro muy claro. El premio vino a levantarnos el ánimo.

Equipo de guardaparques y brigadistas de San Pedro Mártir. Foto: Brigada Forestal San Pedro Mártir.

—¿Por qué andaban desanimados?

—Los guardaparques estamos un limbo laboral y administrativo. ¿A qué me refiero? Somos una mezcla de personal administrativo y muy operativo, pero eso muchas veces no es comprendido. Es complicado, porque nuestro trabajo es muy operativo. También nos desanima mucho que cada seis meses tenemos que renovar nuestros contratos; a veces, cuando es la renovación, nos dejan de pagar hasta dos o tres meses. ¡Imagínate trabajar en temporada de incendios durante dos meses sin sueldo! ¡Cómo vas a llegar a tu casa, con la familia, sin dinero, después de haberte pegado una recia ahí en el trabajo!

—¿Cuántos guardaparques hay en San pedro Mártir y cómo son sus tiempos de trabajo?

—Somos dos turnos de tres guardaparques cada uno; tenemos turnos de trece días por once días. Cuatro de los guardaparques están contratados por honorarios por el gobierno del estado; dos están contratados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). También están las compañeras que trabajan en la parte administrativa; en total somos doce personas; ocho contratados por el gobierno del estado. Además, está la brigada contra incendios forestales, son muchachos que tienen entre seis y ocho meses trabajando con nosotros.

Los guardaparques y brigadistas forestales requieren de una constante capacitación. Foto: Cortesía Brigada Forestal San Pedro Mártir.

—¿Qué proyectos tienen ahora?

—Estamos haciendo vínculos con la Universidad Autónoma de Baja California, yo soy egresado de ahí; estamos buscando capacitar a los guardaparques en ciertos temas. Queremos formar una comunidad de aprendizaje, capacitar a los guardaparques en incendios forestales. Este año, vienen capacitaciones de primeros auxilios, en el uso de aplicaciones para el teléfono que permiten medir el trabajo en campo cuando hay incendios.

A futuro, queremos estandarizar estos cursos e involucrar a la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y al Servicio Forestal de Estados Unidos.

Con el monto que nos darán por el premio queremos fundar una asociación civil de guardaparques para procurar el bienestar de los compañeros, porque nosotros estamos en una especie de limbo. Hay un convenio entre el gobierno del estado y el gobierno federal por el que nos contratan a ocho de nosotros; quienes estamos contratados por el gobierno del estado no tenemos ni seguridad médica ni prestaciones. La idea es que esa asociación trabaje para procurar el bienestar de los guardaparques.

—¿A quién le dedicas este premio?

—A mis papás, que ya no están conmigo. Y también se lo quiero dedicar a todos los guardaparques de México. Sé que a veces se viven horas muy oscuras, pero vale mucho la pena seguir en la lucha. Estamos protegiendo la tierra, el lugar donde vivimos, y no tenemos otro planeta para dónde hacernos. Así que fuerza y a seguir trabajando.

Guardaparques y brigadistas forestales de San Pedro Mártir. Foto: Cortesía Brigada Forestal San Pedro Mártir.

* Imagen destacada: Felipe León Ángel es uno de los guardaparques que tienen como misión cuidar el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California. Foto: Cortesía Jonathan Vargas.

Publicado originalmente en Mongabay Latam

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