El temblor registrado durante la noche de ayer martes también cimbró a los municipios de la región de la Montaña de Guerrero.
Los ojos de agua brotaron de los cerros que se balancearon, pero también hubo derrumbes en las carreteras. Lo más difícil es que familias indígenas se quedaron sin casas. Al menos siete municipios sufrieron los estragos del movimiento telúrico.
Don Leocadio Ortega de la comunidad de Monte Alegre, municipio de Malinaltepec, padre de Mauricio Ortega Valerio, estudiante normalista desaparecido en 2014, informó al centro de derechos humanos Tlachinollan que una pared de su casa no resistió ante la sacudida por el temblor y se vino a bajo.
Con rostro melancólico relató el temor que sintió cuando empezó a moverse el suelo, pudo escuchar el ruido del agua bajo la tierra, pero su tristeza es porque es la única casa que tiene y el recurso económico que va juntando de la venta del café apenas alcanza para viajar a las reuniones o a las búsquedas de los 43 estudiantes de la normal de Ayorzinapa.
Las familias Me’phaa, Na savi y Nahuas fueron las más perjudicadas; los damnificados eternos y los que siempre son olvidados por las autoridades municipales, estatales y federales.
Esta vez las familias de las comunidades de Laguna Seca, Piedra Conejo, Llano Grande, del municipio de Acatepec, reportaron paredes de casas de adobe cuarteadas parcial o totalmente.
En la comunidad de Barranca Nopalera, Tlacotepec, Linda Vista y El Ahuehuete, municipio de Tlacoapa las viviendas quedaron con grietas y algunas derrumbadas.
Doña Librada Villa Vázquez, mujer nahua, de la comunidad de Chichihuastepec, anexo de Chiepetepec, municipio de Tlapa, pidió ayuda porque su casa quedó sostenida con los adobes sobrepuestos, agrietadas y una pared terminó cayéndose. «Ahora no sé cómo le voy a hacer, me da miedo porque con la lluvia podría caerse completamente».
En la localidad de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, las paredes de la iglesia se agrietaron y se derrumbaron unas piedras. Una casa se abrió por la mitad dejando a la familia sin techo.
En Metlatonoc, el municipio más pobre del país, habitantes señalaron que las tejas de sus casas terminaron en el suelo y las casas que ya estaban dañadas colapsaron.
En la comunidad Me’phaa de Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de los Libres, por llamada telefónica informaron que hay varias familias que quedaron sin lugar para dormir durante la noche, por eso pidieron el apoyo de las autoridades estatales.
En la comunidad de Caxitepec, municipio de Atlixtac, se suman más daños materiales, sobretodo las viviendas de varias familias quedando sin hogar y el único lugar donde pasaron la noche fue en la iglesia del pueblo.
Estas afectaciones naturales se suman a los desastres por la tormenta Manuel e Ingrid en 2013 en viviendas y carreteras que quedaron enterradas y destruidas. Aún siguen caminos sin ser reparados y muchas casas quedaron sepultadas, algunas se reconstruyeron y otras quedaron inconclusas.