El primer ministro francés, Edouard Philippe, anunció ayer la suspensión por seis meses del aumento de los costos del combustible, medida detonante de multitudinarias protestas organizadas por los llamados Chalecos Amarillos.
Luego de casi tres semanas de presión social, el político compareció en la televisión gala para anunciar también la congelación de los precios del gas y la electricidad durante el invierno, y la postergación de una normativa para el endurecimiento de la inspección técnica de los vehículos.
Las decisiones del Ejecutivo francés fueron comunicadas por el gobierno tras un encuentro con los principales partidos políticos y después de un intento fallido de reunirse con los líderes de los Chalecos Amarillos, quienes se negaron a acudir al Palacio de Matignon por la inflexible postura mantenida por la dirección del país hasta el momento.
Decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas participan desde el 17 de noviembre en las demostraciones convocadas por ese movimiento, opuesto a la gestión del presidente Emmanuel Macron.
El gobierno había estipulado que a partir del 1 de enero de 2019, el precio del combustible subiría 2,9 céntimos y el diésel, 6,5 céntimos el litro. Este año, en Francia el precio del combustible diésel aumentó un 23 por ciento y el de la gasolina un 15 por ciento.
En un inicio, las protestas fueron organizadas para denunciar el incremento de los precios del combustible, pero después se convirtieron en tribuna de otras demandas como la reducción de los impuestos en general, el acceso igualitario a la seguridad social y el aumento de los pagos por jubilación.
Los participantes también piden el respeto a los derechos de los trabajadores, el fin de la política de austeridad y la protección a los migrantes.
Desde que comenzaron las protestas a mediados de noviembre, se han contado más de 300 personas detenidas, cuyos juicios rápidos comenzaron el lunes pasado.
En varias oportunidades Macron y Philippe aseveraron que no darían marcha atrás a las medidas anunciadas para el 1 de enero de 2019, pero las constantes demostraciones de descontento obligaron al gobierno a ceder, al menos por el momento.
“Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación. Esta cólera ha estado muda durante mucho tiempo y hoy se expresa con fuerza y de forma colectiva. Habría que estar sordo y ciego para no percibirlo”, reconoció el primer ministro.
Asimismo, señaló que las acciones comunicadas esta jornada tienen como objetivo lograr el apaciguamiento y la serenidad del país, e informó la intención de celebrar un verdadero debate nacional sobre la reforma fiscal del 15 de diciembre al 1 de marzo. Se espera que en el proceso de diálogo participen organizaciones sindicales y no gubernamentales, autoridades locales y diputados.
Philippe abogó, además, por evitar actos de violencia y recordó que cuatro personas murieron y cientos resultaron heridas durante los últimos días.
Según medios locales, representantes de los Chalecos Amarillos, como Benjamin Cauchy, consideran que las medidas divulgadas llegan demasiado tarde y no son suficientes, por lo que es posible que las manifestaciones continúen. Ante esa probabilidad, Philippe señaló que las protestas deben ser autorizadas e indicó que movilizará los recursos necesarios para su control.
En el marco de las protestas, el lunes pasado al menos cien paramédicos bloquearon el tráfico frente a la Asamblea Nacional, París, para rechazar la reforma de la financiación de los transportes sanitarios, ya que supone una serie de amenazas para las pequeñas y medianas empresas del sector. Según los trabajadores, si la propuesta oficial es aprobada parte del coste del servicio de transporte sanitario recaerá en los hospitales y en los conductores de ambulancia, por lo que temen que los centros apuesten por las grandes compañías.
Publicado originalmente en La Tinta