Entre el Cielo y el Infierno, los Pueblos

Carlos Vicente

Las semillas de Norita

Semillas del corazón

Te irás con las estrellas, romperás el mundo en dos.

Vendrás con al tormenta por las noches sin amor.

Vendrás con al tormenta por las noches sin amor.

Andarás pisando un sueño, sin los besos de un adiós.

El signo de la luna hace de cuna a la canción.

El signo de la luna hace de cuna a la canción.

Hoy siento que es la vida que te regala un día

del corazón semillas para plantar tu herida.

Sin embargo sos un sol, sos la vida en una flor

sos un nuevo día libre que traes para los dos.

Sos un nuevo día libre que traes para los dos.

Correrás siempre a la puerta que golpea sin razón,

la campana del milagro en oración se convirtió.

Sos una semilla de este pobre corazón

que un día vio de cerca todo lo que desangró,

que un día vio de cerca todo lo que desangró.

León Gieco

(a los chicos desaparecidos restituidos)

Pensando en la continuidad de esta columna lo primero que me vino a la mente fue compartir las múltiples dimensiones que tienen las semillas para los pueblos, por su largo recorrido a lo largo de nuestra historia, por las implicancias que tienen para nuestro vínculo con la naturaleza, por su importancia cultural y en nuestra alimentación, porque son parte del cada día en nuestra vida cotidiana.

Pero inmediatamente me vino desde el corazón algo que generaron los pueblos en las últimas décadas y es el bautizar como SEMILLAS a quienes han sembrado con sus luchas nuevas dimensiones para el buen vivir y han sido asesinados en el camino. Así es como Cristian Ferreyra, Berta Cáceres o Marielle Franco; por mencionar solo a algunxs que me vienen a la mente, hoy son semillas que nos alientan a seguir su camino y su ejemplo. Y siguen vivos en ese consciente colectivo de los pueblos que nos dice que hay otro mundo naciendo desde esas raíces que echaron y que nos han legado.

Pero como la mente y el corazón siguen indefectiblemente su viaje, mi reflexión se acercó a otra de las semillas que sigue viva y germinando cada día en la lucha de los pueblos, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo que acaba de cumplir sus jóvenes primeros 90 años el 22 de marzo, apenas dos días después de que comenzó la cuarentena en Argentina.

Antes de esa fecha, Norita junto a las Madres de la Plaza, realizó la ronda en la Plaza de Mayo cada jueves a las 15.30 hs desde el año 1977. Y esperamos que pronto vuelva a esa plaza que la necesita como necesita del pueblo que ha marcado la historia argentina con su presencia durante las últimas décadas.

Pero Norita, la Madre de todas las batallas, como se titula el último libro que recupera su historia y su palabra, es hoy la semilla más vital de ese nuevo mundo que su hijo Gustavo, junto a otros 30 mil compañeros, soñaron construir y cuya vida fue arrebatada por una de las peores dictaduras cívico-militar-religiosa que sufrió nuestra ya muy sufrida América Latina.

Nadie lo relata mejor que la misma Norita en la presentación del libro «Cuando se llevaron a Gustavo mi vida cambió completamente. Salí a la calle a buscarlo y empecé un camino de aprendizaje, de descubrimientos. El encuentro con otras madres, la lucha colectiva, ese círculo de amor por nuestros hijos e hijas, fue lo que me dio la fuerza para salir adelante. En ese caminar fui asumiendo las banderas de mi hijo y entendiendo que si él peleaba contra todas las injusticias yo también debía hacerlo. Esa ausencia, ese dolor que siento todos los días, es el motor de mi compromiso. Por eso estoy en cualquier lado acompañando las luchas contra todas las opresiones; porque, sencillamente, quiero cambiar este mundo injusto. Dentro de muchos años me gustaría ser recordada con una sonrisa y con ese grito que significa todo lo que siento adentro mío: ¡Venceremos!».

Y esa lucha contra todas las opresiones es la que la hace omnipresente en cada lugar al que se la llama, se la necesita o se la invita. Tal es así que entre los movimientos sociales circula la broma de que hay muchas Noritas, ya que de golpe puede estar en la puerta de una comisaría reclamando por la detención de unos jóvenes manifestantes y al rato participar de una marcha de protesta de despedidos de una empresa para luego decir presente de la marcha de los jueves y al día siguiente estar acompañando un reclamo del pueblo Mapuche en la Patagonia.

Y cuando Norita dice todas las opresiones se refiere claramente a TODAS las opresiones.

Norita es uno de los pilares del movimiento de los Derechos Humanos en el mundo, lo ha defendido poniendo su cuerpo en cientos de ocasiones y lo ha redimensionado para que comprendamos que allí donde alguien sufre, incluyendo a la Madre Tierra, hay una deuda que tenemos que saldar.

Norita ha sido pionera en la construcción de la organización de las mujeres en los primeros Encuentros de Mujeres del Oeste y en los Encuentros Nacionales de Mujeres que llevaron al fortalecimiento de este espacio tan poderoso. Allí nació el Ni una Menos y se fortaleció la lucha por la legalización del aborto llevando esa lucha a todo el mundo. Norita hoy se declara feminista y así como nunca abandona su pañuelo blanco, su pañuelo verde siempre está rodeando su muñeca.

Norita acompaña todas las luchas socioambientales y ha estado junto a los movimientos sociales encabezando la Marcha de los Barbijos contra las fumigaciones en Rosario o la resistencia a la modificación de la Ley de Semillas en Argentina. Marchando en Río de Janeiro en la multitudinaria marcha realizada en el marco del Río + 20 (a 20 años de la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro) fue estremecedor escucharla desde el camión que encabezaba la marcha arengando a la multitud y anunciando que necesitábamos construir otro mundo.

Norita fue jurado en la Audiencia Introductoria del Tribunal Permanente de los Pueblos Capítulo México en el año 2012, donde escuchó los testimonios de los femicidios cometidos en Ciudad Juarez. Entonces nos decía: “Lo que se está viviendo acá, dice, es terrorismo de estado, porque los crímenes son producidos desde el estado” y condenó que “todavía en este siglo XXI tengamos que escuchar que en nuestros países hermanos se está desapareciendo, torturando y asesinando a la gente y que se persiga a todas aquellas personas que están luchando por una vida digna”.

En el 2013 Norita visitó a las mujeres de Kurdistan para solidarizarse con sus luchas, que tienen tantos paralelos con las de las Madres. Allí nos decía “Fue una locura, filmábamos subiendo y bajando las montañas, yo quedaba agotada. Pero fue una experiencia inolvidable. Es impresionante cómo el gobierno turco sigue tan asesino como hace cien años. Me emocionó mucho ver la fuerza de esas madres y compartir con ellas las similitudes que tienen nuestras vidas y nuestras luchas”. Volvió allí en el 2019 para solidarizarse con las más de mil presas y presos políticos que se encontraban en huelga de hambre en reclamo del fin al aislamiento del líder kurdo Abdullah Öcalan, encarcelado en una prisión solitaria en una isla desde 1999.

Norita está presente desde los años 90 en cada reclamo por la ilegitimidad de la Deuda Externa que vuelve y vuelve a jaquear a nuestros países para seguir manteniéndonos esclavos del capital.

Relatar cada una de las luchas que Norita ha acompañado sería construir una enciclopedia de todas las luchas que ha habido desde el último cuarto del siglo pasado hasta el presente.

Norita es una gigante de un metro sesenta. Y algo que la pone de este lado de la vida, del lado de los que sentimos, amamos y nos reímos, es su capacidad de ser simple, directa, alegre y vital como cualquiera de nosotros. Y cuando la vemos en un bar de Buenos Aires tomando una cerveza junto a los muchos jóvenes que la admiran se nota que irradia luz y que esa luz es contagiosa.

Y esa luz es semilla que nos acompaña cada día en el día a día. Y que nos seguirá acompañando siempre para honrarla y honrar a quienes ella nos recuerda al fina de cada ronda de la plaza:

¡Treinta mil detenidos desaparecidos! PRESENTES! Ahora y Siempre! VENCEREMOS!

Norita es semilla, como Gustavo es semilla, como son semilla cada uno de lxs hijxs de los detenidos-desaparecidos recuperados, como podemos ser semilla cada unx de nosotrxs viviendo plenamente cada día y comprometiéndonos con la tierra que nos nutre y con lxs otrxs con lxs que compartimos este único viaje.

Carlos Vicente

Farmacéutico de formación y militante ecologista por elección, integrante del equipo de GRAIN y de Acción por la Biodiversidad y coeditor de la Revista Biodiversidad, sustento y culturas y del Sitio Web Biodiversidad en América latina y el Caribe (www.biodiversidadla.org).

4 Respuestas a “Entre el cielo y el infierno, los pueblos. O del teosinte al maíz y del epazote al paico”

  1. Gracias miles Carlos!!! Tu columna es un aporte a renovar las miradas empobrecidas y buscar la riqueza donde verdaderamente esta!!! De verdad me gusto mucho tu trabajo porque ademas, es concreto para demostrar cuanto trabajo tenemos que hacer por la des-colonización.. Desde Chile un abrazo!!

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