La frase “I can’t breathe” (no puedo respirar) pronunciada por George Floyd mientras era asesinado y que en estos momentos de protesta es utilizada por los afroamericanos en Estados Unidos, refleja en gran medida la situación en la que esta comunidad se encuentra: confinamiento y falta de empleo.
Son estas personas las que no pueden acatar el confinamiento porque alguien tiene que seguir trabajando para realizar los llamados trabajos esenciales. “Esto los vuelve víctimas de violencia porque es como elegir entre tener que exponerse al virus para salir a trabajar, que ya es un peligro de muerte o enfrentarse a la policía, que también es un peligro de muerte, o por el contrario, quedarse en su casa y no tener dinero y morirse de hambre, que también es un peligro de muerte”, señaló Federico Navarrete, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.
La anterior situación no supone que el virus sea racista o clasista. Es la epidemia la que ha golpeado de manera desigual a los grupos de diferentes orígenes, una condición de violencia que responde a una realidad que se vive en todo el mundo, porque “siempre que se va a ejercer una política pública de orden o de presión, se afecta particularmente a los grupos más marginados, a las clases bajas, a las mujeres”. Esto es lo que ha dejado a su paso la pandemia.
La distancia social y el uso de cubrebocas serán parte de nuestra cotidianidad en lo que los científicos hallan una vacuna contra el coronavirus, en tanto, es probable que nos desenvolvamos en un ambiente políticamente crispado.
Mientras en Estados Unidos se viven manifestaciones por situaciones raciales, en México los tiempos violentos muestran los rasgos de discriminación que ejercemos en aquellos más vulnerables. El asesinato de Giovanni López es el reflejo del uso de la fuerza desmedida que aplican aquellos gobiernos que pretenden imponer una mayor autoridad que la del propio gobierno federal.
A decir del historiador, es muy frecuente que las fuerzas mexicanas del orden, desde las policías municipales hasta el gobierno federal, violen derechos humanos y asesinen a sus ciudadanos.
“Hay una gran polarización y el gobernador de Jalisco ha hecho muchas medidas más por el afán de ser espectacular que por criterios sanitarios o de justicia. Él quiere posicionarse políticamente siendo más autoritario que el gobierno federal y más duro y eficaz, y el resultado es lo que pasa ahora”.
Para el historiador, las protestas nacen de una desesperación absolutamente comprensible y urgente, lo que hace menos insostenible la versión de que han sido llevadas a cabo por infiltrados provenientes de la Cuarta Transformación. “Es el argumento precisamente que está utilizando Trump y sus allegados. Cada quién elige quiénes son sus amigos y a quién le copia, pero ante un caso flagrante de violación de los derechos humanos, que se mantuvo en silencio un mes, debería de darle vergüenza y admitir su responsabilidad y resolver las demandas justas de los manifestantes”.
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