Las personas trans en los procesos de identificación humana

Paola Bustamante Zendejas*

Este trabajo está inspirado en mi experiencia realizando prácticas en el anfiteatro de un Servicio Médico Forense (SEMEFO). Ahí fui testigo de la discriminación hacia un cuerpo transgénero por parte de un médico forense al momento de realizar la necropsia médico legal. Aunque la discriminación, tanto en el ámbito familiar como en el social, está muy influida por la religión, la ciencia también ha participado en la construcción de los estereotipos de género convencionales, asociados a los genitales, desde los cuales se pretende comprender la sexualidad del individuo y su comportamiento social. 

Las personas trans que tienen algún tipo de muerte violenta llegan a los SEMEFOS [1], dónde los diferentes especialistas forenses tienen la responsabilidad de identificar a las personas y garantizar que las víctimas, y sus familiares, puedan tener procesos de identificación, notificación y entrega dignos.  

Si bien, existen algunos protocolos para la atención y la no discriminación de la comunidad LGBTI+ (en vida) en diversas instituciones del gobierno, no existe un protocolo de atención o identificación en los casos de restos óseos o cadáveres de personas trans. Dentro de las instituciones (como Fiscalías o SEMEFOS) que deberían colaborar en la construcción de la verdad y la impartición de justicia en los procesos de índole forense, es posible encontrar personas que, apoyadas en su concepto de “normalidad” [2], revictimizan a la persona al negar o desconocer el género que han escogido y que puede ser distinto del sexo biológico con el que nacieron. 

Las personas TRANS

El término trans se refiere a todas las personas cuya identidad de género no coincide con su sexo biológico y es distinta de su orientación sexual. Este término incluye múltiples formas de identidad de género como transexual, transgénero, trasvesti, no binario o queer. Dentro de la comunidad trans en México, algunas personas están interesadas en llevar a cabo procedimientos de reasignación de sexo, sin embargo, en el país se requiere de una evaluación psicológica para poder realizar los procedimientos de reasignación de sexo. Este es uno de los pocos trastornos en que “es el paciente quien tiene interés en demostrar su “patología” al profesional para acceder a un tratamiento” [3]. Es en este contexto que el término de disforia de género ha sido rechazado por la comunidad trans, señalando que la transexualidad no es un trastorno mental.

La evaluación psicológica [4], la discriminación de algunos profesionales de la salud y el rechazo por parte de algunas instituciones de salud, provocan que muchas personas trans comiencen su cambio, sin ningún control médico, o bien, que se realicen procedimientos quirúrgicos en lugares que ponen en peligro su vida. Por ejemplo, las personas comienzan un proceso de reasignación de género por medio de hormonas, cirugías de reasignación de sexo, cambios estéticos o protésicos en la cara. El tipo de procedimiento a los que se sometan depende mucho de cada persona, sus redes de apoyo, su contexto y su capacidad adquisitiva. Para algunas es importante realizarse las cirugías de reasignación de sexo, pero para otras esto no es indispensable para definir quiénes son. 

Proceso de identificación forense de personas trans en México 

En el año 2021, se registraron aproximadamente 78 muertes violentas en el país a personas de la LGBTI+, donde las mujeres trans fueron las víctimas de mayor porcentaje, con un total de 55 transfeminicidos. [5] 

Cómo mencioné al inicio, cuando un cuerpo es llevado a una institución para su identificación, las diferentes disciplinas forenses se complementan, llevan a cabo diferentes métodos de acuerdo a cada especialidad como son la necropsia médico legal, registro dental, registro de huellas dactilares, antropometría, muestras de ADN, y realizan un proceso de cotejo de las características propias del individuo para llegar a una identificación positiva, que haga posible una  entrega digna a sus familiares. 

Este proceso de identificación se ve pautado porque las fichas postmortem de cada especialidad (formato donde se colocan los aspectos relevantes del caso de acuerdo a cada especialidad),  evalúan el sexo biológico y no el género.  El problema más importante en esta situación es que dentro de las instituciones de enseñanza forense no existen protocolos específicos para la identificación de un cuerpo trans. La indiferencia e incomprensión hacia los transfeminicidios ha hecho que ningún tipo de formato postmortem tenga otro género señalado que no sean los géneros binarios.  

Este es el primer reto que se presenta en la identificación, pero también es aquí donde se puede apreciar la perspectiva bioética [6] de cada profesional forense que interviene, ya que en algunos casos los profesionistas de la salud solo toman en cuenta la parte clínica-médica-biológica y no el contexto social de cada una de las personas que deben identificar. Por lo tanto, cuando al profesional forense se le desestabiliza  su construcción social por la que  significa lo que es ser una mujer o un hombre, o simplemente su mirada patriarcal no le permite reconocer la variabilidad de identidades de género, surge el riesgo de que se violente aún más el cuerpo de la persona trans. 

Esta ignorancia, desprecio, prejuicio, rechazo e indiferencia al cuerpo no binario, realizado por alguien con posición de poder, se denomina violencia simbólica. De acuerdo con Bourdieu y Passeron la violencia simbólica es “cualquier poder que logra imponer significados como legítimos disimulando las relaciones de fuerzas que residen en el fundamento de su fuerza”. La violencia hacia estas personas se ha normalizado pues al no ser vistos ni como hombres o mujeres, se les puede privar de la categoría de humano.[7]  

Es por esto que lo más importante en el proceso de identificación de una persona no binaria, es el respeto a su identidad. Podemos decir que su cuerpo es una imagen de esta identidad, ya que “la constitución de un cuerpo exige, además de la carne y del mero conjunto de órganos, de una imagen [cohesionadora] que lo sostenga y ella sólo es posible gracias a la intrusión significante que viene del Otro (simbólico que deja su marca en el cuerpo)” [8]. Los encargados en los procesos de identificación deben de ver al cuerpo no solo como un ente biológico, sino un ser psico-social con una construcción histórica y comprender que la dignificación humana no termina con la muerte. 

“En la constitución de una identidad –imaginada como única y cohesionada– intervienen mecanismos de identificación (documentos de identidad, fotografías, firma, huella dactilar, insignias, etc.) y formas de reconocimiento interpersonal (formas de caminar, hablar o vestirse, rostro, marcas de nacimiento, tatuajes, aromas o gustos personales, etc.) que nos permiten acreditar que somos quienes decimos ser” [9]. El reconocimiento de la identidad por medio de documentos oficiales debería ser algo incuestionable, ya que, si el Estado expide un documento que acredite que se pertenece a cierto género, no debería ser debatido o juzgado. 

Los obstáculos en la identificación forense de cuerpos trans

La identificación de un cadáver puede ser más difícil cuando se lleva a cabo desde el desconocimiento o el desprecio característico del pensamiento patriarcal. Que se reconozca la identidad de género “es un derecho, que se encuentra implícito dentro de la protección estatal, sin embargo, al no enunciarse explícitamente, existen los casos en los que su cumplimiento no está ampliamente dicho y asegurado.”[10]

Para una persona con un pensamiento heteronormativo, señalar el sexo biológico de una persona (sin importar que esta no se identificara así), no es revictimizarla o despreciarla. En su lógica está realizando lo que la formación de él o la profesional le ha dicho que es correcto, “el no tocar ya el cuerpo, o lo menos posible en todo caso… para herir en él algo que no es el cuerpo mismo… El cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o de intermediario” [11]. Reconozco que esta vulneración de los cuerpos trans en las instituciones forenses, no son únicamente realizadas por los hombres. 

Giorgio Agamben dice que “una vida concreta no puede aprehenderse como dañada o perdida si antes no es aprehendida como viva. Si ciertas vidas no se califican como vidas, o desde el principio, no son concebibles como vidas, nunca se consideran como vividas ni perdidas en el sentido pleno de ambas palabras”. [12] El desprecio y prejuicio hacia las personas trans, realza la idea de que estas vidas no son importantes para la sociedad patriarcal en la que vivimos. La transgresión de este cuerpo, al no aceptar su percepción de género, violenta de manera simbólica y también materializa el odio y desprecio por las partes feminizadas.  

La invisibilidad de la vulneración de un cuerpo con reasignación de género en el proceso de identificación, le violenta y deja en claro que el desprecio y la agresividad que se pudo cometer hacia el cuerpo, no son el objetivo de justicia. Se necesitan muchísimas modificaciones en los procesos de identificación en México, desde las fiscalías, los instrumentos antemortem y los postmortem y de bioética en las instituciones. Es de relevancia que se considere la modificación de los formatos de toma de datos de personas desaparecidas, donde la imagen para búsqueda corresponda a la identidad de género de la persona y no la biológica. 

Como antropólogos forenses en formación jugamos un rol muy importante en los procesos de identificación, por lo que debemos de considerar siempre realizar estos procesos con perspectiva de género de manera transversal, para así evitar que sus derechos humanos se sigan violentando. En cuanto a restos óseos la identificación se complica, pero no debemos de descartar que si encontramos algún tipo de modificación (sobre todo en cráneo) [13], la persona puede encontrarse dentro de un género no binario. Hay que recordar que el motivo principal de una identificación positiva es que los familiares puedan cumplir con el duelo que significa la muerte de un ser querido, pero también que el proceso de identificación forense sea digna y acorde con el derecho que tiene toda persona sobre su cuerpo. 

Referencias

[1] De todas las formas de materialización del odio y desprecio que se pueden realizar hacia un cuerpo trans, está el feminicidio por identidad de género o transfeminicidio, con la intención total de destruir los marcajes del cuerpo que lo identifican como una mujer.

[2] El hecho de conceptualizar como normal el pertenecer a uno de los dos géneros binarios, da un sentido de jerarquización, donde el hecho de ser heteronormativo te hace ser “mejor” que las personas que tienen una identidad de género diferente.

[3] Mas G.J., Guasch A. O. (2013). El proceso de transformación corporal de personas transexuales: ¿Un camino hacia la normalización genérica? Revista De Estudios De Antropología Sexual, 1(4), 136–151. 

[4] La patologización a las personas trans solo incrementa la discriminación y marginación qué padecen cotidianamente.. Es común que el primer rechazo provenga directamente de la familia, en la que puede prevalecer una mentalidad heteronormativa que niega la existencia de más de dos géneros.Este rechazo aumenta si la familia no cuestiona sus creencias religiosas.  En la sociedad patriarcal en la que vivimos, las mujeres somos consideradas inferiores a los hombres, por lo que el hecho de que un hombre se transforme físicamente y se identifique como una mujer, resulta incomprensible, pues se considera que “están rechazando lo mejor que les pudo suceder en esta vida, nacer hombres”. Ver Vera M. A. (2019). Transfeminicidios: Caso México- Revista Sexología y Sociedad. 2020; 26(1) 70-82.

[5] Brito A. (2021). Muertes violentas de personas LGBT+ en México. Informe 2021 . Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana A.C., 1-41.

[6] La Bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en los campos de las ciencias biológicas y de la atención de la salud, en la medida en que esta conducta se analiza a la luz de los principios y valores morales.

[7] Bento (2013), citado por Céspedes M.P. (2021). Ciencias forenses y transexualidad: concepciones y procesos en Colombia. (Tesis de licenciatura).Universidad Externado de Colombia.

[8] Díaz 2010, p. 26, citado por Guglielmucci A.(2017), Identidades fragmentadas: Los procesos de identificación forense en casos de desaparición forzada. Revista de Antropología Avá, 30, 105-122.

[9] Guglielmucci A.(2017), op.cit.

[10] Céspedes M.P. (2021), op.cit.

[11] Fouacult, Michel (2005), Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI editores, pp. 11-74.

[12] Agamben (2011), citado por Barjola N., (2018), Microfísica sexista del poder, VIRUS, pp. 11-48.

[13] Existen diferentes procedimientos quirúrgicos para feminización facial, entre ellos están; la feminización de mandíbula que consiste en reducir el tamaño del ángulo de la mandíbula quitando las capas externas del hueso,la mentoplastia consiste en colocar una prótesis en el hueso para lograr una estructura facial más femenina, en esta zona también se pueden realizar modificaciones al hueso para acortar o estrechar el mentón. Los pómulos también pueden modificarse al aumentarse de tamaño mediante prótesis y para que el contorno de la frente se vea más femenino, parte del hueso puede cortarse o remodelarse. 

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*Paola Bustamante Zendejas es Cirujana Dentista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Diplomado en Odontología Legal y Forense por la FES Zaragoza, UNAM. Cofundadora del Colegio Internacional de Investigación y Profesionalización en Odontología y Ciencias Forenses (CIIPOCF). Estudiante de la Especialidad en Antropología Forense en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). 

El Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF) es un equipo interdisciplinario comprometido con la producción de conocimiento social y políticamente relevante en torno a la desaparición forzada de personas en México. En esta columna, Con-ciencia, participan miembros del Comité Investigador, estudiantes asociados a los proyectos del Grupo y personas columnistas invitadas (Ver más: http://www.giasf.org)

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición de adondevanlosdesaparecidos.org o de las personas que integran el GIASF.

**Foto de portada: Arte realizado por Andree Ávalos y publicado en el artículo “El riesgo de ser diferente” por la revista máspormás en Octubre del 2016. 

Publicado originalmente en A dónde van los desaparecidos

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