En Afganistán, donde las mujer no tienen permitido montar la bicicleta, un grupo de niñas salen a la calle sobre sus tablas de skate con el apoyo de la organización no gubernamental Skateistan, la cual utiliza ese deporte para conseguir empoderar a la infancia y que los niños y las niñas asistan a la escuela en comunidades empobrecidas.
Lo único que necesitan es un casco y unas rodilleras para iniciar a deslizarse con su tabla de skate, lo que, aseguran, les da confianza en sí mismas de poder encontrar ese espacio que muchas veces las mujeres no encuentran en la calle.
Skateistan nació por iniciativa del skater australiano Oliver Percovich, cuando en el 2007 viajó a Afganistán y creó una pequeña escuela donde los menores sintieron un espacio de liberta
d. Actualmente, más de mil 200 jóvenes, de los cuales 40 por ciento son mujeres, aprenden el deporte en la escuela que nación hace casi una década.
La organización es hoy una de las mayores de deporte femenino de todo el país, pues logró además que las mujeres salieran a la calle a patinar sin ningún prejuicio.
«Todo esto implica que niñas y niños juegan juntos. A través del skate estamos consiguiendo romper las barreras que existen entre razas, etnias, religiones, condiciones económicas y género. Construimos puentes para que se acepten y toleren unos a otros», dice uno de los educadores de la ONG.
A las dos horas semanales de clase de skate se le agregan el estudio que fomenta en el aula con el programa Back to School, que permite que los niños que están fuera del sistema escolar puedan volver a matricularse en colegios públicos.
Foto: Skateistan
Con información de eldiario.es