Foto: Cuartoscuro
La ciudad huele a comida, gasolina, humo, aceite quemado, flores, mugre, perro callejero… y, a veces, sólo a unos cuantos minutos de diferencia a cloro, perfume, café. De las tinieblas, de los murales agrietados, llenos de costras del Eje Central, del mariachi con cubrebocas que espera un cliente, del Cine Mariscala abandonado, de los indigentes que duermen en las entradas de los comercios cerrados… a las calles de Polanco, el barrio de las tiendas exclusivas: Armani, Dior, Rolex; del restaurante que ofrece su menú de 5 tiempos a domicilio, ¡por 4 mil pesos podremos comer platillos preparado por un chef internacional!
Hay calles de la ciudad en la que sólo transitan los que viven en ella. Sólo ellos conocen los riesgos, los atajos, los callejones sin salida. Quienes viven allí saben que muchas de sus calles no estarán iluminadas la mayor parte del año, que los taxis se negarán a entrar.
Claudia Alarcón: “Una de las nociones que más destacan en estos momentos con el tema de la epidemia es cuestionarse lo que implica vivir una vida normal, lo que implica la normalidad. En el sentido de cómo socialmente hemos construido ciertos estilos de vida a los que la gente aspira, para los que trabaja, para los que se sacrifica, para los que literalmente deja la vida. Estas estructuras normalizadas de estilos de vida, en una situación como ésta nos obliga a cuestionarlos. Y la manera de poderlos cuestionar creo que es viendo justamente las excepciones, o todo lo que se sale de esa norma. El asunto es que las excepciones o lo que se sale de la norma justamente es la decadencia de la sociedad”.
Santa ganó ayer 50 pesos, sólo un cliente, sólo un corte de cabello. “Saldremos de ésta”, dice. La escucho y recuerdo que los chilangos hemos visto a nuestra ciudad contra las cuerdas: en 1985, en el 2017. Ojalá tenga razón.
Fernando trabaja de mariachi, es una tradición familiar. Hace unos días lo contrataron para cumplir con la última voluntad de un fallecido por COVID-19. Los mariachis usaron cubrebocas y guardaron su sana distancia. Hay miedo, hay incertidumbre, es cantar o quedarse sin comer.
Fernando: “Dentro de los clientes que tenemos hay muchas familias y ellos lo que hacen es, ¿sabes qué?, a nuestro muertito le gustaba mucho la música de mariachi y nos lo dijo: cuando yo me muera tráiganme música de mariachi y todos contentos o si quieren llórenme, pero yo quiero escuchar mi música”.
En las calles de la colonia San José Insurgentes un par de músicos cargan su marimba. Mientras algunos les toman fotos desde sus ventanas y escriben en sus redes sociales: “me alegraron el día”, ellos tienen el rostro sombrío, hay seriedad y silencio en sus rostros. No se quedaron en casa…porque tienen que comer.
En su libro “El Coloso de Nueva York” Colson Whitehead afirmó que “la ciudad te conoce mejor que ningún ser humano porque te ha visto cuando estás a solas”.
Jason Y Ng escribió en su libro “Hong Kong no es ciudad para lentos” que allí es duro ser pobre, pero aún es más duro ser pobre y viejo, una sociedad de apáñate sólo y de ponte las pilas”.
El director de cine Spike Lee piensa que Nueva York es una ciudad con estilo, ego y arrogancia.
El premio Nobel de Literatura Pamuk dijo que la amargura paraliza Estambul, pero también es una excusa para la parálisis”.
¿Cómo es la Ciudad de México? Es una ciudad llena de cicatrices, de barrios polvorientos, que sólo tienen agua potable una vez a la semana, que cuando llega la temporada de lluvias sus casas se inundan y sus calles se alfombran de lodo y desperdicios. Pero también es una ciudad llena de museos, de ferias del libro, de maratones; en la que conciertos de cello y violín se instalan en algunos de sus barrios.
Ciudad dividida, polarizada, chairos y fifís, La Merced y Presidente Mazarik, Microbuses destartalados y autos del año que se apilan en los segundos pisos de un mausoleo de vehículos.
Alejandro Peña: La sociedad como sistema produce desigualdad y pobreza, lógicas de dominación.
Este material se comparte con autorización de UNAM Global