A partir de los años sesenta, el capitalismo vive y se recicla a través de sus cinco arterias que alimentan su corazón cotidiano: petróleo, armas, medicamentos, narcotráfico y trata de personas. Semejante crecimiento del negocio de las armas supone que habrá más muertes en el tercer mundo.
El contrabando de armas es otro negocio paraestatal y multinacional, tal como lo es el narcotráfico.
Desde los nichos corruptos de los distintos niveles estatales, el flujo de dinero que nutre diferentes estratos sociales e institucionales continúa más allá de los cambios de gerentes y demás subalternos.
A partir de los años sesenta, el capitalismo vive y se recicla a través de sus cinco arterias que alimentan su corazón cotidiano: petróleo, armas, medicamentos, narcotráfico y trata de personas.
Cuando los presupuestos oficiales y estatales de los principales países del mundo aumentan no hay dudas de que habrá más homicidios en el tercer mundo aunque no haya guerras declaradas como tales.
De acuerdo a las primeras noticias del comienzo de 2023, el último informe anual del International Peace Research Institute de Stockholm (Sipri) sobre los gastos militares mundiales: en 2021, esos presupuestos aumentaron 0,7%, hasta alcanzar 2,113 billones de dólares.
Japón, por ejemplo, pasará de 54.000 millones de dólares en sus gastos de defensa a 315.000 millones de dólares a su presupuesto en los próximos cinco años.
Por su parte China se ha lanzado en una carrera armamentista no solo convencional, sino también nuclear.
Globalmente, Europa (Unión Europea y Europa oriental) aumentó su esfuerzo de defensa a 418.000 millones de dólares (+3% en relación a 2020 y +19% comparado con 2012). Los países de Europa del Este aceleraron el remplazo de sus viejos materiales soviéticos por equipamiento moderno, a fin de reducir su dependencia de Moscú. En la OTAN -según el Sipri- ocho de los 26 países europeos miembros habían consagrado 2% o más de su PBI a la defensa en 2021, contra dos países en 2014, año de la anexión de Crimea por Rusia. Después que comenzó la guerra en Ucrania, Dinamarca, Lituania, Holanda, Noruega, Polonia, Rumania, Alemania y Francia anunciaron aumentos en sus presupuestos de defensa a fin de alcanzar ese 2% preconizado por la Alianza Atlántica.
En Francia, la ley de programación militar en vigor preveía un esfuerzo financiero de 295.000 millones de euros para el periodo 2019-25, casi el 2% del PBI. El nuevo proyecto, anunciado en septiembre para 2023 confirma esa trayectoria, con un aumento de 3000 millones de euros en relación al año anterior, y que podría aumentar el 30% en el periodo 2024-31.
En el Reino Unido, el ministerio de Defensa apunta a un presupuesto de 100.000 millones de libras esterlinas para 2030.
En febrero pasado, Alemania anunció una partida extraordinaria única de 100.000 millones de euros para equipar a sus fuerzas armadas. Con esa dotación, Berlín debería aumentar su presupuesto de defensa hasta llegar en 2024 a casi el 2% del PBI fijado por la OTAN.
El 81% de ese gasto está en manos de 15 Estados. Entre ellos, cinco representan el 62%: Estados Unidos, China, India, Gran Bretaña y Rusia.
Estados Unidos concentra el 38% de ese gasto, con más de 800.000 millones de dólares anuales.
En segundo lugar de ese rating se ubica China, que destinó 239.000 millones de dólares (+4,7%) a sus fuerzas armadas en 2021. Un esfuerzo que ha aumentado sin interrupción durante 27 años. Ante esa amenaza, no solo Japón, sino también Australia aumentó su presupuesto militar en 4%, alcanzando los 31.800 millones de dólares.
Con 76.700 millones de dólares de gastos militares, India se ubica en tercer puesto mundial. El aumento fue de solo 0,9% en relación a 2020, pero de 33% en diez años. Para reforzar su industria, 64% de esos gastos fueron destinados a la compra de armas producidas en el país.
Semejante crecimiento del negocio de las armas supone que habrá más muertes en el tercer mundo.
No serán balas perdidas ni consecuencia de decisiones alocadas de dioses extraviados. Serán parte de un negocio que sigue evolucionando a pesar de los bellos y cada vez más hipócritas discursos sobre la paz mundial.
Fuente: Diario “La Nación”, nota de Luisa Corradini en la edición del domingo
Publicado originalmente en Pelota de Trapo