El 8 de marzo pasado, los dirigentes de la Unión Europea, Donald Tusk y Claude Juncker, en reunión cumbre con el primer ministro turco, Ahmet Davotoglu, anunciaron la firma de un acuerdo que implica que todas la personas que lleguen a Grecia de manera irregular, serán deportadas a Turquía. Únicamente los sirios, de manera individual y desde ese país, podrán solicitar refugio en Europa.
Como puntos básicos del acuerdo se establece que, por cada persona que Turquía acepte en su territorio, se aceptará un refugiado en la Unión Europea (UE). A cambio, esta le transferirá 3 mil millones de euros a Turquía, retomarán las negociaciones para que este país ingrese a la UE y se dará celeridad al sistema de visados para los ciudadanos turcos.
Ante el anuncio, las organizaciones internacionales de derechos humanos han levantado la voz para inconformarse.
Vicent Cochetel, responsable para Europa de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) declaró que “la expulsión colectiva de extranjeros hacia un país tercero no es consistente con la legislación europea, ni con la legislación humanitaria internacional”.
“Es inhumano. Su miopía es alarmante. Los líderes de la UE hacen a un lado lo más importante, el respeto a los derechos humanos. Intercambiar personas por personas deshumaniza y no es la solución a la crisis. Turquía no está preparada para recibir a los refugiados porque anteriormente los ha devuelto a su país a la fuerza y los que se han quedado viven en condiciones desesperadas. Lo que deben hacer es crear rutas legales y seguras, para que no tengan que arriesgar la vida en el mar” sostiene Amnistía Internacional a través de su portavoz, Carlos de las Heras.
Los dirigentes de la UE dijeron también que cerrarán definitivamente el acceso a Europa a través de los Balcanes. Actualmente, miles de personas llegan principalmente, a las islas griegas después de navegar en graves condiciones de riesgo, a través del Mar Egeo. En los dos primeros meses del año, se han ahogado más de 450 personas. Quienes logran desembarcar, intentan llegar a Alemania, sin embargo, en la frontera entre Grecia y Macedonia, ahora hay más de 13 mil personas en un sólo campo de refugiados, Idomeni, cuyas condiciones son muy precarias.
Se considera que en lo que va del año han llegado a las costas griegas más de 140 mil personas, 46 por ciento de ellas son sirias.
“Las decisiones de líderes europeos no solo cuestionan las leyes sino los principios de la Unión Europea, cuyo origen está en la crisis que sufrió Europa tras la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de europeos tuvieron que desplazarse entre distintos países, del mismo modo que los sirios, iraquíes o afganos se desplazan ahora” comenta en su nota el periódico New York Times.
Por su parte, la organización de ayuda humanitaria, Médico Sin Fronteras (MSF) comenta: “La Unión Europea ha puesto precio a sus propios principios”. En declaraciones publicadas en El diario. es, Carlos Ugarte, responsable de las relaciones externas de la ONG, comenta: “El acuerdo desata muchas dudas que quedan sin resolver. Los sirios serán «realojados», según insisten las autoridades europeas, después de ser devueltos a Turquía, a pesar de que hayan recorrido miles de kilómetros huyendo de la guerra. Pero ¿qué ocurrirá con otras personas que huyen de la guerra o persecución desde otros países? ¿Qué pasará, por ejemplo, con los afganos, iraquíes o eritreos? Este es otro de los puntos que preocupan a los defensores de derechos humanos.
Los efectos humanitarios de la aplicación del acuerdo preocupan especialmente a Médicos Sin Fronteras. «Cuando cierras una vía de acceso, sistemáticamente se abre otra: siempre», recuerda Ugarte, «Y esa nueva ruta, generalmente es más peligrosa que la anterior. Es un proceso continuo, sistemáticamente las condiciones humanitarias empeoran. Este pacto provocará más víctimas», advierte desde su experiencia de años de trabajo sobre el terreno.
