La tarde del lunes 23 de junio se informó de un tráiler estacionado a las afueras de la ciudad de San Antonio, Texas, en el que viajaban más de sesenta personas que intentaban llegar a Estados Unidos.
Dentro de la caja del tráiler la temperatura alcanzó casi 60 grados Celsius, lo que causó la muerte por deshidratación y asfixia a cincuenta y tres personas. De éstas, veintiséis eran mexicanas.
En el momento del hallazgo del tráiler se encontraron cuarenta y ocho cuerpos y dieciséis sobrevivientes en estado crítico. Éstos fueron trasladados a algunos hospitales, donde fallecieron cinco personas más.
“Algo que llama la atención es que se ha demostrado que el tráiler pasó por unidades de vigilancia tanto del lado mexicano de la frontera como del lado de Estados Unidos; es decir, fue inspeccionado”, afirma Estefanía Cruz Lera, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM.
Agregó que las autoridades de ambos países argumentan que no se cuenta con la infraestructura suficiente para revisar a todos los vehículos que cruzan por una frontera muy dinámica, por la que transitan más vehículos por minuto en el mundo.
“Dicen que no tienen la infraestructura suficiente para revisar y evitar la trata y el tráfico de personas. Creo que México y Estados Unidos se han deslindado con el argumento de que lo que ocurrió en San Antonio es un caso único, que no es el común denominador en la frontera de los dos países. Pero sabemos que hay un flujo constante de personas en condiciones inhumanas”.
Ahora bien, ¿por qué seguían en el tráiler estos migrantes si ya estaban en territorio estadounidense? Lo normal hubiera sido que se bajaran. “De acuerdo con la ley migratoria y la ley fronteriza de Estados Unidos, la frontera no es una línea recta, sino una franja de ciertas millas de ancho”, explica la profesora del CISAN.
Si se detiene a migrantes dentro de las millas que son consideradas frontera, ellos estarían sujetos a expulsión inmediata. “Creo que lo que intentaba hacer este tráiler era salirse de la zona fronteriza hacia donde no hubiera tanta vigilancia, para evadir esta parte de la ley migratoria y llevarlos a una zona en la que, en caso de ser detenidos, tuvieran que enfrentar un juicio mientras permanecían en Estados Unidos”.
De acuerdo con los testimonios que hemos escuchado, agrega, ésa fue la razón por la que seguían dentro del tráiler; no querían pasar por San Antonio, para que al llegar a una zona segura cada uno se moviera por diferentes lugares según sus proyectos migratorios.
Inmigración indocumentada en tiempos pos-COVID
En este momento, en el que Estados Unidos salió de la pandemia de COVID-19 y ya no implementa las medidas sanitarias, está recuperando su economía. Pero ¿qué va a pasar con la ley migratoria?
Durante la pandemia, a partir de marzo de 2020, Trump utilizó el Título 42 de la Ley de Salud Pública, que permite al gobierno expulsar de manera inmediata de Estados Unidos a cualquier extranjero que comprometa la salud pública.
“Eso le permitió hacer más lento el procesamiento de solicitudes de asilo y de regularización migratoria de algunos mexicanos y de migrantes del triángulo norte de Centroamérica”, dice la académica.
Pero como se declaró que no ha ingresado en una quinta ola, ya se canceló el Título 42. Entonces va a empezar a fungir otra vez como autoridad migratoria el Título 4 del Código de Estados Unidos, que sí está relacionado con la ley migratoria.
“Eso significa que otra vez se va a procesar a los inmigrantes, por lo que vamos a ver más intentos de cruces de personas de forma indocumentada y menos personas acudiendo a los tribunales a defender un caso migratorio, ya sea por reunificación familiar o para reclamar la solicitud de asilo en Estados Unidos”.
Es preocupante, agrega, porque de acuerdo con las estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), desde principios de este año ha aumentado el intento de cruces de personas de manera ilegal.
De acuerdo con la CBP, en el primer trimestre de este año hubo 90 mil cruces. “Con estas cifras es evidente que no se puede vigilar la frontera al grado de detener a todas las personas que están buscando oportunidades de desarrollo que no encuentran en sus países”.
Un problema con dos caras
Los gobiernos de México y Estados Unidos han expresado que hay voluntad bilateral para transitar a una migración ordenada y segura.
“El problema es que, por un lado, la economía estadounidense está retomando su impulso y necesita otra vez mano de obra no calificada, mano de obra que acepte salarios más bajos que los de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses y que mantenga funcionando la maquinaria económica de la que sigue siendo la economía más grande del mundo”.
Por el otro lado, vemos que en otros países no nos hemos recuperado totalmente de la pandemia, que hemos entrado en una nueva ola de contagios, que la inflación está altísima, que el desempleo ha aumentado y que los empleos actuales son mal pagados, con pocas prestaciones.
“Esto obliga a las personas a que sigan saliendo de su país; me refiero en particular al caso mexicano”.
La relación entre López Obrador y Joe Biden no es la mejor
“En cuanto a la cooperación fronteriza, yo agregaría que las relaciones entre Biden y López Obrador no son muy buenas; no hemos visto una voluntad de cooperación, sino la tendencia, en particular de parte de México, de reclamos sin ver qué está sucediendo en la propia casa, los problemas económicos que no se están resolviendo”, considera la investigadora.
Pero Estados Unidos tampoco asume la responsabilidad de que su economía sigue incentivando la migración indocumentada. Requiere mano de obra, pero su política migratoria mantiene a las personas en una situación indocumentada, y los migrantes tienen que recurrir a formas más peligrosas para cruzar la frontera.
En los últimos años, los estados fronterizos han exigido que el gobierno invierta en la protección de la vigilancia de la frontera. El gobernador de Texas es uno de los que más le ha reclamado a Joe Biden que actúe en materia de seguridad.
“Pero hemos visto que esas medidas también son contraproducentes, por mucho que se pongan puestos de revisión, que se aumente el presupuesto para la patrulla fronteriza, se levante un muro virtual, se utilicen drones o se instalen cámaras de videovigilancia o de temperatura”, dice Cruz Lera. “Lo que ocurrió con el tráiler demuestra que en ocasiones esto no funciona, porque las personas que necesitan trabajar van a encontrar la forma de entrar en Estados Unidos”.
La tragedia de San Antonio no es un hecho aislado, sino la visibilización de un fenómeno que sigue ocurriendo bajo las sombras. Y la inmigración indocumentada se ve reforzada por dos dinámicas:
“Por un lado, la necesidad de mano de obra no calificada, que no exija sus derechos y que esté dispuesta a aceptar bajos salarios y largas jornadas de trabajo en Estados Unidos. Por otro, las condiciones económicas de nuestros países, por ejemplo, México y el triángulo norte de Centroamérica, no ofrecen oportunidades de desarrollo pleno para las personas y las obligan a emigrar”.
“Aunque haya voluntad de los gobiernos mexicano y estadounidense para intentar resolver la migración, las condiciones estructurales de nuestros países siguen manteniendo las dinámicas de inmigración indocumentada. Esto nos hace pensar que tragedias como la que acabamos de presenciar en Texas volverán a ocurrir”, finalizó la profesora universitaria.
Este material se comparte con autorización de UNAM Global