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La talabartería, un arte que se revaloriza desde las manos de la mujer en Juchitán

Diana Manzo

Juchitán, Oaxaca. Isabel Ortega es talabartera y fabrica huaraches en Juchitán. Oaxaca. Con sus manos, ella revaloriza este oficio que heredó de sus padres y que muy pocas mujeres realizan, y fusiona su conocimiento con técnicas locales de los artesanos zapotecas para elaborar un mejor calzado y que sus ventas mejoren en esta pandemia.

La contingencia sanitaria del Covid-19 le ha afectado en sus ventas, cuenta, por lo que a través de diversos canales de distribución busca enfrentar la crisis y colocar sus calzados principalmente a nivel local.

Isabel, de 37 años de edad, no realiza productos en serie. Todo es artesanal, uno por uno. A cada huarache le dedica entre cuatro y cinco horas en el taller de talabartería que habilitó en el patio de su hogar.

Ser mujer y talabartera es un oficio que le da muchas satisfacciones, principalmente porque aplica lo que heredó y lo enseña a sus dos hijos, menores de edad. Manipular la piel de ganado y de chivo no lo hace cualquiera, pero Isabel descubre que desde esta materia prima comparte su conocimiento con modelos de calzado innovadores.

En su taller, un espacio pequeño que apenas alcanza cuatro metros cuadrados, la artesana tiene todos sus instrumentos y materiales, desde cuchillos de diversas formas hasta una gama amplia de pintura, los cuales utiliza para teñir la piel y plasmar un calzado cien por ciento natural.

“Vivir una crisis sanitaria no ha sido nada sencillo para los artesanos”, explica Isabel, debido a que se cancelaron las ferias artesanales, que son un espacio importante para la promoción de los productos. Ahora, es a través de las redes sociales donde hace la promoción de su calzado.

La artesana considera que tanto la mujer como el hombre tienen igualdad de oportunidades, y aunque ser talabartera no es un oficio común que realizan las mujeres, ella es un ejemplo de que se puede. De hecho, sus productos ya se exportan e incluso han llegado inclusive al extranjero y el resto al mercado nacional.

“La crisis sanitaria por el Covid-19 nos ha afectado a todos, no es nada sencillo vender y colocar los productos, pero vamos avanzando, por fortuna tengo a personas aliadas como «Una Mano para Oaxaca», quienes promocionan y nos ayudan a colocar, solo así hemos podido avanzar y vender nuestros calzados”, dice la mujer.

Para la promoción de sus huaraches, Isabel creó la marca “Sophia Toledo”, y desde su página de redes sociales los anuncia para su venta. La variedad de colores y modelos ha gustado pues todo se elabora a mano y con técnicas ancestrales.

Para ella ser talabartera no es un oficio común, pero le fascina, porque descubre el poder que tienen las manos femeninas de elaborar calzados para la mujer, hombre y niños. Entretejer la piel, cortar, pintar y costurar son algunas de las actividades que realiza.

Isabel no se cansa de trabajar y resiste a la crisis económica y sanitaria. Sus calzados son para toda la familia y el curtido de la piel se hace con mucha calidad. Eso es parte de sus atributos, y ahora lo que espera es seguir realizándose, preservar el conocimiento heredado y revalorizar el trabajo artesanal.

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