La «ruta canaria», la más peligrosa para los migrantes

Diego Sanz Paratcha

Foto: Migrantes desembarcando tras ser rescatados de un naufragio en un puerto de Sicilia. La ruta canaria registró una mortalidad tres veces superior a la del mediterráneo central en 2019. (Olmo Calvo)

La llamada “ruta canaria” de entrada de migrantes de manera irregular por mar a territorio europeo es la más peligrosa. Así se desprende de los datos de la Oficina Internacional de Migraciones (OIM) de la ONU, difundidos el miércoles por la agencia Efe. Si entre 2019 y 2020 en las entradas por el mediterráneo central fallecía o desaparecía 1 de cada 54 personas, y en el Estrecho una de cada 94, las embarcaciones que intentan llegar hasta las islas Canarias 1 de cada 16 personas muere o desaparece en el trayecto.

“A falta de cerrar con datos oficiales la segunda quincena de agosto, el acumulado anual de llegadas en doce meses roza las 5.800 en 204 pateras. Si ese número se cruza con el de fallecidos que reporta la OIM [357 fallecidos o desaparecidos desde agosto de 2019], se aprecia que en último año han muerto intentando llegar a Canarias una persona por cada 16 que lo lograron”, señala la nota de Efe.

La OIM recopila estos datos a través de su proyecto Missing Migrants, que desde 2013 cruza datos de agencias oficiales, medios de comunicación y activistas que trabajan sobre el terreno. Se trata siempre de datos aproximados, pero que sirven para detectar las tendencias de fondo. Estos muestran que la ruta canaria no solo es la más mortal sino que siguió creciendo en 2019 (2.700 llegadas, de las cuales el 80% fueron a partir de septiembre). Solo las rutas de Balcanes (14.000 llegadas) y de las islas griegas (82.000) mostraron también un aumento en un año que registró el menor número de llegadas irregulares desde 2013 (139.000 personas).

La ruta canaria no solo es la más mortal sino que siguió creciendo en 2019 y en los primeros seis meses de 2020 se han quintuplicado las llegadas

“Migrantes desaparecidos es un proyecto y serio científicamente potente, que recoge al menos las muertes y desapariciones constatadas”, señala Juan Carlos Lorenzo, coordinador de organización de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias. La prudencia obliga más bien a reconocer que las cifras reales son más altas. “Siempre tenemos que hablar de subestimaciones de la realidad”, señala Lorenzo. Citados por Efe, el colectivo Caminando Fronteras “solo entre enero y marzo registró 245 muertes en doce naufragios (…), que, según su seguimiento, mató a 365 personas a lo largo de 2019 (155 más de las que anota el programa “Missing Migrants” de la OIM, 210).

La muerte de 44 personas la primera semana de agosto después de más de veinte días a la deriva en las aguas entre Marruecos y Mauritania da una idea del peligro del trayecto. De los 44, 17 perecieron por ahogamiento, y otras 27 por sed o insolación. La embarcación, según el único superviviente, había partido de la costa sur de Marruecos, uno de los puntos de partida más frecuentes junto con el Sahara occidental. No obstante, según precisaba CEAR a comienzos de año, “también se han dado casos de embarcaciones que habían partido desde Mauritania, Senegal o Gambia”, con distancias (en el caso de Senegal y Gambia) de más de 1.000 kilómetros hasta la costa canaria.

UN TRAYECTO LARGO EN EMBARCACIONES PRECARIAS

“Son trayectos en los que se tienen que aventurar en alta mar, burlar el control de frontera [de los países de tránsito]”, e incluso patrullas mixtas del país y de agentes de España”, precisa Lorenzo. De norte a sur, por punto de partida, la embarcación típica es una lancha neumática, la patera y el cayuco, “todas ellas embarcaciones precarias para un viaje de esta índole”.

La mayoría de migrantes, procedentes ahora mismo de países del África subsahariana (Mali, Costa de Marfil, Senegal, Gambia y Guinea Conakry) tienen que hacer el tránsito por tierra hasta los puntos de partida más frecuentes, más al norte. Son los mismos países para los que el ministerio de Interior triplicó las ayudas para control de fronteras en 2019: de algo más de 16 millones de euros en 2018 a casi 46 millones un año después. Se trata de un enfoque que ha sido criticado por organizaciones internacionales, ONG y asociaciones de inmigrantes.

“La realidad es que es inmensamente mayor la ayuda en control de fronteras que la inversión en defender derechos, integración y acogida”, señala Lorenzo, que precisa que CEAR no dispone de “información empírica sobre el impacto concreto” de las ayudas puestas en marcha por el ministerio de Grande Marlaska, que subieron un 243% en 2019. En respuesta a una pregunta parlamentaria de Ion Inarritu, Marlaska detalló el importe y contenido de estas ayudas: material (camiones, lanchas patrulleras, combustible) y formación policial dirigida a los países de tránsito y emisores de migrantes, como los 75.000 euros para la Academia Nacional de Guinea Conakry.

Solo en los primeros seis meses del año, la llegada irregular de migrantes en embarcaciones precarias a través de la ruta canaria se ha multiplicado por cinco con respecto al mismo periodo de 2019: estas alcanzaron los 3.500 personas. En entrevista con Public, la activista residente en Tánger Helena Maleno, de Caminando Fronteras, pronosticaba que la situación irá a peor. “Cada vez habrá más muertes”, señalaba, y opinaba que en estas rutas “pierden poder las comunidades migrantes, pierden poder las familias y las propias personas para defenderse, porque cada vez dependen de redes más fuertes. Cada vez saldrán en peores embarcaciones, como ya estamos viendo, con peores condiciones meteorológicas, y no se invertirá en proteger sus vidas, sino en dispositivos para controlar las salidas”.

A las conocidas críticas de las ONG, centradas en la ausencia de vías seguras de acceso y en la falta de una red de acogida dotada de recursos, Lorenzo añade la situación actual agravada por la crisis del Covid19. Si el limbo jurídico era el destino que aguardaba a los migrantes de países con los que España no tiene firmado un convenio de repatriación (la mayoría, con excepción de Argelia, Marruecos, Mauritania y Senegal), actualmente al estar suspendidos todos los vuelos, las islas se han confirmado como “una gran cárcel”. “Canarias siempre ha sido un territorio de tránsito en las migraciones”, señala. Ahora mismo no se expulsa, pero tampoco se permite continuar el trayecto al destino deseado. “El hecho de permitir esa continuidad supone aportar a las personas una oportunidad”, afirma. Sin eso, define el diseño actual de los sistemas de acogida como una visión “insostenible”.

Este material se comparte con autorización de El Salto

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