El pasado 12 de agosto aconteció una celebración muy significativa para la comunicación de la vida: Radio Huayacocotla, la primera radio comunitaria de México, cumplió 58 años de haber nacido. Tuvimos oportunidad de acompañar y celebrar junto a esta radio-comunidad el maravilloso trabajo que día con día han aprendido a cultivar y sostener. Acompáñanos en un pequeño viaje de recuerdos y vivencias que hoy queremos compartir contigo.
Radio Huaya, como se le dice de cariño, vive en las montañas, en medio de los bosques de niebla. Transmite con 10 mil watts de potencia en las lenguas otomí, tepehua y nahuatl, llegando a 800 mil personas que la escuchan constantemente en numerosas comunidades de 59 municipios de Tamaulipas y de la Huasteca de San Luis, Hidalgo, Puebla y Veracruz.
La barra programática se compone de música de la región y de otras regiones del continente, informativos y temáticas que dan visibilidad a lo que sucede local y regionalmente, contenidos que recrean la vida para todas las edades, promoviendo la formación de radialistas comunitarios desde que tienen 4 o 5 años. Para quienes crecen con Radio Huaya, ser radialista es parte de los oficios naturales de la vida comunitaria.
Cuando observas su grandeza, la consistencia de su trabajo, dan todas las ganas de conocer el recorrido. ¿Cómo le hicieron para llegar hasta aquí? Sergio Cobo, uno de los padres jesuitas que es parte del equipo de la radio, comparte:
La inició el cura del pueblo, junto a un grupo de monjas… fue un movimiento latinoamericano de escuelas radiofónicas y de ahí tomamos el modelito… hoy te encuentras personas que te dicen – yo aprendí a leer y escribir con la radiofónica – … así se mantuvo durante unos 15 años hasta que se vio que ya no era tan práctica la difusión de alfabetización por radio por que ya empezaron a tener más cobertura las escuelas en comunidades… era de onda corta y eso fue toda una batalla porque te podían escuchar en la tortillería de la esquina lo mismo que en Tokio… le movíamos a los aparatos para que agarraran la señal… hacíamos de todo.
Mientras conversamos llega Xua, del Comisariado de Bienes Comunales de cuatro comunidades de origen otomí. Sergio lo invita a compartir su palabra y sus recuerdos:
Yo nací cuando la radio ya tenía dos años… anteriormente la radio era de onda corta y batallábamos muchísimo para poder sintonizar… no se escuchaba, teníamos que subirnos y buscarle con alambre, se escuchaba con mucho ruido… lo que más me gustaba porque hablaban de las comunidades aquí cercanas, porque saludaban a los amigos que nos conocemos, porque en otras radios nunca oyes eso, si se murió tal persona, si se perdió un animal… ahorita ya gracias a Dios con esta frecuencia que tiene ya se oye en varios lugares, en varios estados, eso nos ayuda mucho… estuve un tiempo apoyando y poníamos música que le gustaba a la gente… les gustaban los avisos, si ibas a venir a Huaya, traías muchos papelitos, con las canciones y saludos de la gente de las comunidades, que esperaba a que alguien viniera a Huaya para encargárselo…
Xua te llena de ese cariño por un medio de comunicación que es mucho más que una radio, es el cariño por un proceso que han compartido, una radio que lo acompañó desde su nacimiento, creció con él y hoy lo apoya en sus procesos como autoridad comunitaria: …ahorita venimos a una reunión con los amigos de la radio que nos apoyan.
Sergio agrega: … a partir de los 80 empezamos a trabajar con organizaciones locales, regionales, y desde entonces decimos que la radio ya fue caminando en dos pies… porque una radio no puede ser sólo radio, no puede ser sólo una transmisión con una antena, no está encerrada en las cabinas, decimos que tiene un pie aquí y otro pie en las comunidades, camina con ellas.
De ese caminar conjunto surgen creaciones conjuntas, como el Mercado Solidario que reúne a productores y artesanos de la región, o como el Café Ñuhu de campesinos de Texcatepec, Veracruz, quienes acompañados por ese pie de la radio en las comunidades ya están comercializando dentro y fuera de la región.
La reciprocidad comunitaria nace de la gratitud, logrando un tejido de comunicación muy grande y muy fuerte, basado en la colaboración, el respeto, la autogestión, la organización, donde cada persona participa según su edad, cargo, saberes comunitarios o conocimientos técnicos. Esta gran comunidad-radio vive, goza y aprende en colectivo el arte de tejer vida desde la comunicación.
Al aniversario de Radio Huaya llegan de todos los puntos cardinales, con el propósito de encontrarse y festejar escuchando música en vivo, de raspar la chancla en el baile de aniversario; vienen trayendo regalos, como el atole agrio que prepararon las Nanas de la comunidad de Texcuala, del grupo de promotores de medicina tradicional. Pasen todos a la cocina por que hay atole agrio y se va a enfriar, anunciaron en el templete.
Radio Huaya ha sembrado un proceso donde las comunidades tejen la radio y la radio teje a las comunidades, caminan juntas: radio, comunidad y territorio. Una historia que vale la pena seguir conociendo. Sus aportes en la revitalización lingüística y cultural de una región multilingüe, en la construcción de paz en un territorio megadiverso, resuenan en las montañas y cielos que la rodean. Los aprendizajes del recorrido les dejan una claridad: seguir siendo una radio que camina en dos pies.
Publicado originalmente en La Coperacha