La producción de mango en el Istmo de Tehuantepec, una de las cuatro frutas más importantes que se cultivan en México, junto con la naranja, el plátano y el limón, está seriamente amenazada por el hongo al que comúnmente llaman “la pudrición texana”. Ante esta situación la Universidad Autónoma de Chapingo a través del programa “Extensionismo para el Bien Común” hizo presencia en la región y se sumó al trabajo conjunto con las comunidades para combatirlo, con propuestas innovadoras en un proyecto participativo y comunitario.
La presencia del hongo,científicamente llamado Phymatotrichum omnivorum, en las plantaciones de árboles de mango se confirmó con pruebas de laboratorio realizadas por el Colegio de Posgraduados de Montecillos en Texcoco, Estado de México.
Desde diciembre de 2015, el Programa “Extensionismo para el Bien Común” de la Universidad Autónoma Chapingo, hizo presencia en la zona con un equipo multidisciplinario en el que participan estudiantes de distintas especialidades y que en su mayoría son originarios de la región. El grupo se ha llamado la “brigada mango vinni sicarú” (gente bonita) y están coordinados por la ingeniera Nayeli Martínez Hernández y desde julio de 2016, instalaron ocho unidades demostrativas o escuelas de campo donde realizan pruebas con microorganismos, cuyos resultados han sido alentadores. Entre las comunidades que se han sumado están Reforma de Pineda e Ixhuatán en Oaxaca.
Al realizar los estudios de suelo y determinar las variables que influyen en la aparición del hongo, el diagnóstico fue muy grave, ya que este puede matar un árbol de cinco años de edad en cuestión de días.
Ante este complejo problema, en donde está en juego la riqueza y equilibrio del suelo, la apuesta del programa que universitarios, junto con productoras y productores den cauce a soluciones para este bien común.
Esta condición de un “suelo enfermo” se ha dado por el uso irracional de agroquímicos y el poco tratamiento a los mismos. Por eso, los alumnos y egresados que conforman la brigada mango, imparten talleres de capacitación muy prácticos para que los productores aprendan a elaborar sus abonos orgánicos y consorcios de microorganismos benéficos.
La composta y el bocashi son la base, pero el cultivo de los microorganismos es la clave, esencialmente se colectan microorganismos en las zonas vírgenes en su propio sustrato: suelo, hojas secas, materia orgánica en descomposición; en una base de salvado con melaza se dejan incubar por un mes, se cuida de extraer la mayor cantidad de aire para que los organismos anaeróbicos puedan desarrollarse.
La propuesta metodológica, en coordinación con los productores, es llevar un registro mensual de los cambios y realizar nuevas aplicaciones; se abre la perspectiva para nuevas investigaciones donde se sumen tesistas de licenciatura y de posgrado.
Con proyectos participativos como este, donde universidad y comunidad suman esfuerzos, la Universidad Autónoma Chapingo reafirma su compromiso con el campo mexicano.
Moisés Zurita es Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y coordinador del Programa de Investigación en Humanidades.