La poesía como resistencia: Irma Pineda

Tamara León

A una niña la olvidaron en una cantina, acompañaba a su padre que platicaba con sus compañeros sobre cómo mejorar la vida del pueblo, seguramente esa niña estaba diciendo sus propias ideas y se quedó platicando. Cuando el papá regresó a su casa, le recordaron a su hija, ¡la había olvidado en la cantina!

Poco tiempo después, esa niña se quedó sin hablar, no encontró más a su padre y jamás regresaron a esa cantina. La terrible ausencia estaba adornada con la pérdida y ante eso no hay palabras para articular el sentimiento de la pérdida de un padre, pero no fue una pérdida, el padre de Irma desapareció. Bueno, lo desaparecieron los soldados por estar en contra de lo establecido y por buscar un futuro mejor para los suyos y su pueblo.  En casa sólo se recordaba cómo papá tomaba su guitarra para cantar a la familia. La enfermedad disfrazada de trauma dejó sin palabras a esa nena por no saber cómo llevar un duelo, cómo y cuándo comenzarlo. ¿Cuándo se empieza a vivir la pérdida de un padre desaparecido? ¿cómo y cuándo dejar de abrazar la esperanza de verlo otra vez hablar con él, jugar con él? ¿cómo evitar fantasear con buscarlo en Chiapas o en algún lugar?

Otra niña de la Sierra Norte de Oaxaca escuchó en casa, en otras épocas, muchos años atrás, que los soldados buscaban a los maestros para llevárselos. Una mañana al caminar por el pueblo los vio y se quedó paralizada en medio de la plaza. Sin hablar, sin moverse. Su mamá la llevó a curarse del susto pues la niña pensó que iban por su padre, el maestro del pueblo; esos soldados sólo daban una vuelta de vigilancia. En muchos pueblos y ciudades vivimos así la “seguridad” de la autoridad. Todos le temíamos al “tehuacanazo” de las cárceles clandestinas que sabíamos que existían.

En nuestras comunidades hay palabras que no se dicen por la presencia de los niños como muerte, cárcel, desaparición, asesinato, tortura. ¿Cómo lo puede comprender una pequeña? ¿cómo se le explica a una niña el significado de esas palabras?

La niña dejó de hablar, pero la oscuridad de la séptima sección de Juchitán fue un gran espacio para la imaginación y la creación. Después ya pudo articular palabras, el tiempo cura muchas cosas, logró trabajar en la radio leyendo cuentos y poemas que pudieron contener a otros niños.

Más adelante esa niña perteneció al escuadrón Mosquito como aprendiz de estrategias, caminaba entre los escuadrones militares llevando información a los compañeros cuando el ejército entró en Juchitán para atrapar a líderes y simpatizantes de la COCEI.

En la escuela, el niño pantera a quien no le gustaba estudiar y la chilindrina, la más lista del grupo, fueron amigos en la escuela. Ella le ayudaba a estudiar y él la defendía del acoso de los demás compañeros. La chilindrina se cortó las colitas del cabello y él se perdió en el tiempo. Ya convertida en muchacha platicaba a los compañeros de Toluca cómo es el mar, el hermoso Pacífico del Istmo mientras más allá, lejos, caía el muro de Berlín.

Esa niña que muy pronto comenzó a leer y escribir pues su mamá fue maestra, su papá un hombre interesado en los derechos comunales, laborales del pueblo y de la sociedad, tuvo de cuna las palabras de los abuelos, de la familia; la literatura oral transmitida de generación en generación son los cimientos de la obra literaria de nuestra maravillosa amiga Irma Pineda, ella sabe que un libro “puede servir las mujeres para que se encuentren ahí y se miren reflejadas porque con la literatura se le ponen palabras a los testimonios, se hace memoria y se articula eso que no se puede decir y se nombra lo que no-tiene-nombre.

¿Cómo apoyar todas las acciones de protesta y cómo acompañar la injusticia? Irma dice “escribiendo y dando a conocer la realidad de los pueblos indígenas, contándolo al mundo”, que se enteren de lo que sucede más allá del discurso político y de las políticas sociales que se ven bien en el escritorio pero que casi nunca se logran aplicar en las poblaciones de nuestro país.  

Irma es docente como muchos nosotros, en 2018, propuso demandas del magisterio de Oaxaca ante el presidente López Obrador en Guelatao y después con el secretario de Educación Esteban Moctezuma, se logró que se pusiera en la agenda educativa la educación comunitaria.

En “Irma Pineda o la poesía como resistencia”, (Pluralia Ediciones, 2024) son conversaciones con el doctor Francisco López Bárcenas convertidas en una acción dialógica. Freire menciona que las acciones dialógicas promueven entendimiento, la creación cultural y la liberación; provocan del diálogo y alentan la comunicación.

Por otro lado, en este ejercicio hermenéutico Pluralia Ediciones nos ofrece una alternativa para conocer a la autora y acercarnos más a su obra en un proceso dialéctico: navegar entre las partes y el todo de su obra para lograr una comprensión personal de su obra en nuestro propio contexto logrando así un círculo hermenéutico.

Con la guía del doctor Francisco López Bárcenas se cumple la misión de la hermenéutica para descubrir e interpretar lo mejor posible las palabras, los escritos, los gestos, las expresiones, las formas no verbales que encontramos en “Irma Pineda o la poesía como resistencia”.

Disfrutemos pues esta época amorosa de nuestra querida Irma con esta reciente publicación.

“Sentir que es un soplo la vida…que veinte años no es nada… cincuenta, tampoco Gardel, sigamos viviendo y disfrutando.

Muchísimas felicidades, querida Irma.

Oaxaca 2024

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