En noviembre de 1947 se firmó el Plan de Partición, donde las Naciones Unidas (O.N.U.) dividía al territorio palestino dando lugar a la futura formación del Estado de Israel. De esta manera, el 15 de mayo de 1948 nacería el nuevo país, fecha que culminaba el mandato británico. Pero el accionar del sionismo político comenzó antes.
La iniciativa de la ONU legitimó la idea de un Estado judío, y con ese aval internacional el sionismo se preparó para comenzar su verdadero plan: poblar toda lo que era Palestina y librarla de árabes. Una vez aprobado el Plan de Partición, el sionismo emprendió su avance sobre la población palestina llevando a cabo una verdadera limpieza étnica (Nakba como la llaman los árabes, significando catástrofe).
En marzo de 1948 se lanzó el Plan Dalet, el cual entraría en funcionamiento el 1° de abril hasta el 15 de mayo. Este plan mostraría la cara más violenta de la empresa sionista sobre Palestina, y era conducido por el mismo David Ben Guirón, líder sionista y personaje clave en la historia para comprender la formación de Israel y su conducción política hasta el día de hoy. Para llevar a cabo el Plan Dalet, se formaron fuerzas armadas especiales, sumadas a las ya existentes, que se les asignaban distintas regiones donde accionar. La principal fue la fuerza paramilitar llamada Haganá que disponía de varias brigadas. Su mayor “éxito” fue arrasar con la ciudad de Haifa.
La primera misión fue la de Najsón, zona rural cercana a Jerusalén, donde todas las fuerzas militares del sionismo trabajaron en conjunto y en solo tres días terminaron la campaña. De esta manera, la exclusión masiva se expuso como principal herramienta a utilizar.
El 9 de abril tropas sionistas ocuparon la aldea de Deir Yassin, comenzando la masacre sobre la misma y “mostrando la naturaleza sistemática del Plan Dalet”, en palabras del historiador Ilán Pappe[1] (2011). ¿Por qué afirmamos esto? La aldea de Deir Yassin había firmado un acuerdo de no agresión con las tropas sionistas, Haganá, el cual no fue cumplido. Sin importar este pacto, el sionismo decidió avanzar de manera violenta sobre su población.
Hablamos de una aldea pastoral en una colina al oeste de Jerusalén que una vez que fue invadida, sus casas fueron totalmente ametralladas causando la muerte de decenas de habitantes. Una vez controlada la aldea, los sobrevivientes fueron reunidos y asesinados a sangre fría, mujeres violadas y cadáveres maltratados[2].
Luego de los hechos, los líderes del que sería el nuevo Estado anunciaron la “victoria” sobre la aldea como un hecho histórico, mostrando un número elevado de víctimas. De esta manera, Deir Yassin se mostró como el epicentro del Plan Dalet. A continuación, la limpieza étnica continuaría sobre más aldeas, utilizando operaciones similares.
El procedimiento del Plan Dalet mostró sus dos objetivos principales. Por un lado, la ocupación rápida y de manera sistemática de las tierras. Pero, por otro lado, lo más importante era la limpieza étnica. De esta manera, se aseguraban desterrar a la población árabe de los territorios otorgados por la ONU y de los que ocuparían ilegalmente con el correr del tiempo.
La masacre de Deir Yassin se multiplicó en otras aldeas, siendo parte del Plan Dalet y de toda la limpieza étnica conocida como Nakba para el pueblo palestino. En solo siete meses se expulsaron de sus tierras originarias a más de 750 mil habitantes palestinos, quienes nunca más pudieron regresar a sus hogares. Cerca de 500 pueblos fueron arrasados por completo y borrados del mapa. De este modo, el sionismo llegó al día en que declaró su Estado, luego de la ejecución de un plan sistemático que expulsó, robo y mató a miles de palestinos.
Notas
[1] Pappe, I. (2011), La limpieza étnica de Palestina. Barcelona: Crítica.
[2] Información obtenida de testimonios de Mc Gowan, D. y Hogan, M., The saga of the Deir Yassin Massacre, Revisionism and Reality, citado en Pappé, I. (2011).
Fuente: Guido Luppino, Rebelión