Las perspectivas de la organización de la manifestación “Omplim Brussel·les” (Llenemos Bruselas) se han cumplido. Pese a que un día antes del evento celebrado el 7 de diciembre, las cifras más elevadas de asistencia consideraban que hasta la capital belga se habían desplazado 30.000 personas, a la postre, la policía belga ha determinado que un total de 45.000 hombres y mujeres han acudido a la ciudad donde se encuentra exiliados Carles Puigdemont y algunas de sus conselleres y consellers.
El independentismo se ha desplazado en coche, en autobús o en avión, y bajo el lema “Desperta Europa” (Despierta Europa) ha vuelto a demostrar el enorme poder de convocatoria que tiene; un poder que en algunos momentos ha puesto en jaque a una ciudad que parece no estar acostumbrada a movilizaciones masivas.
Tres sucesos lo demuestran: a las 11.30 horas se cerraba la estación de metro de Schuman porque la afluencia de personas era excesiva; a las 11.35 se cambiaba el punto de inicio de la manifestación por el mismo motivo y nuevamente por las mismas razones, a las 11.40, se informaba del cambio de recorrido de la comitiva principal. Todo ello ha hecho que los discursos de Puigdemont, Marta Rovira de ERC y Joan Coma de la CUP, que estaban programados para las 12.30 no se produjeran hasta dos horas más tarde.
Pese a que los gritos de “Puigdemont, el nostre president” (Puigdemont, nuestro presidente) han sido frecuentes durante todo el acto, la manifestación “Omplim Brussel·les” ha destacado por ser la reunión de tres de las ideas fuerzas del independentismo con sus respectivos símbolos. Las banderas estelades siempre han estado acompañadas por el color amarillo que representa la denuncia por la existencia de presos políticos independentistas y por los gritos en favor del derecho a decidir.
El 6 de diciembre, el president Carles Puigdemont enviaba a través de las redes sociales un mensaje de voz a las personas que lo siguen para recordarles que, a diferencia del Estado español donde la Junta Electoral lo ha prohibido, en Bruselas el color amarillo no está perseguido. Puigdemont se refería a la ley que prohíbe, durante el 21 de diciembre, que los miembros de mesas electorales lleven lazos amarillos o que las fuentes de Barcelona se iluminen con ese color.
Distintas personalidades tanto catalanas como europeas y favorables con el derecho a decidir de Catalunya han intervenido antes de que lo hicieran las principales voces políticas del independentismo. Se ha recordado que tanto los miembros de la Mesa -porque no pueden abandonar el Estado español- como los consellers encarcelados, pese a quererlo, no han podido asistir al evento.
A las 14.45 horas ha intervenido el miembro de la CUP, Joan Coma, que ha centrado su discurso en la represión policial ejercida por la policía española durante el 1 de octubre y los días posteriores. “Hay que seguir por el camino de la insumisión”, ha afirmado Coma. “El independentismo no ha despertado el fascismo, ha sido el Estado con su impunidad”, ha señalado el miembro de la CUP en una clara referencia a la línea discursiva que ha tomado Podemos en los últimos días. “Un Estado que da impunidad a la extrema derecha mientras persigue a votantes”, ha recalcado Coma.
A continuación, ha subido a la tarima Marta Rovira. La lideresa ha leído una carta de Oriol Juqueras desde la prisión en la que se envalentonaba al independentismo a seguir luchando y en la que se hablaba de la necesidad de acudir a la cita electoral el próximo 21 de diciembre para “volver a ganar”. Marta Rovira, en un tono contundente ha dicho que “si el 21 de diciembre gana Ciudadanos destruirán el modelo de país y convivencia social de Catalunya”. Rovira ha afirmado que el partido de derechas destruirá el catalán y las instituciones catalanas.
Por último ha intervenido Carles Puigdemont, quien ha sido recibido con una fuerte ovación del público. El president en el exilio se ha referido directamente a Europa señalando que “queremos una Europa que escuche a los ciudadanos (…) que no tenga miedo a decirle a sus estados miembros que ‘así no’”. Puigdemont ha añadido que Catalunya es la punta de lanza de un nuevo continente en el que se respeta a las minorías más que a los “intereses de ciertos grupos económicos”.
Tanto Coma, Rovira y Puigdemont han coincidido en un mismo punto: la necesidad de que Europa “despierte” para que se haga efectivo el derecho a decidir del pueblo catalán.
La cita ha terminado como las grandes ocasiones con el canto multitudinario de la Estaca de Lluís Llach.
Artículo publicado originalmente en AraInfo