La lucha de las mujeres en la desaparición forzada desde el amor radical 

Andrea Ceballos Jaime

Tesoros. Las mujeres buscan tesoros que les fueron arrebatados. 

De Argentina, Chile, Colombia, Guatemala y hasta México, las mujeres desde sus diferentes roles han buscado a sus desaparecidos ante la falta de voluntad política de las autoridades por atender la crisis. 

La desaparición forzada como crimen sistematizado para aterrorizar y paralizar a la sociedad, ha sido utilizada desde la década de los setenta en América Latina para oprimir a los llamados “subversivos”. Si bien, en cada región el crimen ha tenido sus particularidades por el contexto sociopolítico, hay un factor que ha sido común en toda Latinoamérica: el rol de las mujeres en la lucha contra la desaparición forzada. 

Mujeres lloran, mujeres gritan, mujeres excavan, mujeres aprenden, mujeres exigen, mujeres mueren, mujeres encuentran, mujeres esperan. 

Mujeres: madres, abuelas, hermanas, nietas, esposas. Mujeres al frente de la lucha. 

Las mujeres han sido las líderes en la búsqueda y lucha contra la desaparición forzada, debido a las omisiones del Estado y también, al patriarcado que hace que éstas continúen siendo las sostenedoras de la vida, aún después de la desaparición. 

Es imposible hablar de la historia de las madres en la desaparición forzada sin voltear a ver a las Madres de Plaza de Mayo de Argentina. En medio de una dictadura, en donde se implementó un terrorismo de estado, catorce madres salieron un 30 de abril de 1977 al centro de Buenos Aires a gritar “¿En dónde están nuestros hijos?”. 

Madres enojadas y preocupadas caminaban cada jueves para exigir al gobierno una explicación sobre el paradero de sus hijas, hijos y nietos. Se convirtieron en una de las principales fuerzas opositoras a la dictadura y lograron la construcción de medidas y procesos de reparación y conciliación. 

Las Madres de Plaza de Mayo construyeron los pilares de la verdad, de la búsqueda de justicia, reparación y garantías de no repetición, que son los principales mecanismos de la justicia transicional. Es decir, fueron pioneras en la creación de mecanismos que lograron que Argentina transitara de un régimen de terror a la reparación, mucho más allá de la justicia penal. 

Hoy en México desaparecen seis personas al día. Seis personas cada día salen de sus casas y no regresan, mientras que sus familiares desconocen su paradero.

El caso de México es diferente al de las dictaduras en los años setenta en América Latina por tres motivos: primero porque estamos en un régimen “democrático”; segundo porque hay otros perpetradores como el crimen organizado y tercero, lugar existe un factor racializante y de desigualdad estructural que permite el abuso de las autoridades no solo en la desaparición, pero también en la falta de respuesta por parte de éstas. Por lo que en México no se puede hablar de la desaparición forzada como un crimen aislado, sino como la culminación de una cadena de transgresiones sistematizadas. 

A pesar de estas diferencias sociopolíticas con el contexto de Latinoamérica, hay una similitud que es la resistencia de las mujeres y su lucha incansable por encontrar a sus desaparecidos. Las mujeres mexicanas han estado al frente de la lucha como buscadoras y activistas en el plano nacional e internacional. Han resistido ante las fuerzas que las quieren callar, pero el amor es más fuerte que el miedo. El amor resiste más. 

Los colectivos de buscadoras, conformados en su mayoría por mujeres, son los que han logrado algunos de los avances más significativos en materia de desaparición forzada en el país. En primer lugar, le han dado visibilización a la crisis de desaparición forzada y forense que existe. Han logrado que se nombre el crimen, se delimite y castigue en el Código Penal Mexicano. La Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas del 2017 es un logro de las mujeres buscadoras. 

Las mujeres dejan sus vidas como eran antes de la desaparición de sus familiares para convertirse en buscadoras, en médicas forenses, psicólogas, activistas y expertas en desaparición forzada. A través de comités hacen búsquedas en campo y con palas, varillas y mucha fuerza mantienen la esperanza de encontrar a sus desaparecidos. 

Es difícil hablar aún de una construcción de justicia transicional en México, ya que la desaparición forzada se sigue perpetuando. Sin embargo, se empiezan a vislumbrar rasgos en la búsqueda de verdad y justicia, tal como en el caso Ayotzinapa, en donde se construyeron comisiones de verdad y grupos de trabajo. 

Las mujeres buscadoras son agredidas, amenazadas, y en la peor expresión de violencia, asesinadas. Los comités de búsqueda alrededor del país no solo luchan en contra del crimen, sino también contra el Estado que las violenta en vez de protegerlas por estar llevar a cabo un papel que ni siquiera les corresponde a ellas, sino a las autoridades judiciales. 

Las mujeres se han abanderado de los roles que históricamente las excluyó de la esfera pública, para precisamente entrar en ella como una fuerza que hoy es un contrapeso al poder. Madres, hermanas, esposas, nos demuestran la resistencia desde el amor, la ternura, la esperanza. 

La resistencia a través de la mirada de las mujeres. Resistencia con amor radical. 

***

Andrea Ceballos Jaime es licenciada en Relaciones Internacionales por el ITAM. Su trabajo de titulación fue acerca de “El papel de las mujeres en la lucha contra la desaparición forzada en Argentina y México”. Es periodista y ha colaborado con medios como Opinión 51, Aristegui Noticias y Animal Político.

*Foto de portada: El colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla por cuarto año consecutivo terminan de colocar el que llaman árbol de la Esperanza con las fotografías de sus desaparecidos, en el zócalo. Daniela Portillo/EsImagen/ObturadorMX

Publicado originalmente en A dónde van los desaparecidos

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de opinión  

Dejar una Respuesta