La labor de las defensoras y periodistas en México*

Sandra Patargo** e Itzia Miravete Veraza***

Las defensoras de derechos humanos y periodistas han tenido un rol fundamental en la defensa de la libertad de expresión y en el ejercicio de la defensa de nuestros derechos en general. Durante el sexenio que acaba de terminar, las hemos visto encabezando las búsquedas en terreno de sus hijos y los familiares de otros; documentando y exigiendo justicia en los casos de feminicidios, transfeminicidios y violencia de género; así como convocando a protestas, y buscando cambios legislativos para garantizar los derechos sexuales y reproductivos en el país. Desde sus comunidades, han luchado en contra de megaproyectos para defender el derecho a la tierra y al agua; han revelado casos de corrupción; y les han dado voz a las historias de miles de víctimas de la violencia en el país. Hemos normalizado estas imágenes sin digerir el riesgo que estos esfuerzos conllevan.

De acuerdo con cifras de organizaciones como Artículo 19 y Front Line Defenders, México es uno de los países más peligrosos para ser periodista o persona defensora en el mundo1. Ahora agreguemos a la ecuación que, en México, al menos 6 de cada 10 mujeres han sido víctimas de incidentes violentos, 4 de cada 10 han sido víctima de violencia sexual y 9 son asesinadas al día2. Este cruce es aterrador.

Las mujeres periodistas y defensoras se enfrentan a los riesgos propios de sus gremios, a los que viven millones de mexicanas, pero también al resultado de la combinación de ambos factores.

Son atacadas como consecuencia del trabajo que realizan y, al mismo tiempo, por romper con los roles de género que la sociedad les sigue imponiendo. Por ejemplo, muchas veces sus familias no reconocen o no aprueban su trabajo como defensoras y periodistas y ponen en duda su rol de “buena madre” o “buena pareja” por haber priorizado su labor frente a su deber de cuidadora dentro de la familia.

Además, la experiencia frente a esta violencia y las formas en las que se manifiesta es distinta a la vivida por periodistas y defensores hombres. Los hombres reciben más agresiones físicas y directas. En el caso de las mujeres las más recurrentes son actos intimidatorios, campañas de desprestigio y amenazas a la integridad, así como de muerte y a sus hijas e hijos. Asimismo, muchas de ellas suelen tener un componente de género o de violencia sexual. Este tipo de agresiones tienen un fuerte factor de afectación psicosocial y emocional que permea en sus vidas personales y familiares.

Tal es el caso de la periodista Sanjuana Martínez, la cual fue víctima de intimidación con connotación sexual por parte del segundo regidor del municipio de San Pedro Garza García, Nuevo León, en octubre de 2018. Después de que la periodista publicara y cuestionara posibles actos de corrupción, el funcionario la llamó “vendida” y preguntó: “¿Cuánto cobras por un baile?”. Tras denunciar esta agresión, el regidor la revictimizó afirmando que la periodista únicamente buscaba escudarse “por ser mujer”.

El mundo digital también se ha vuelto una plataforma para atacar en mayor medida a periodistas y defensoras. Campañas de desprestigio, acoso, amenazas de daño sexual, publicación de información privada, o fotografías modificadas con el objetivo de estigmatizar o humillar, son algunos tipos de violencia que se viven en línea. Este medio facilita que los perpetradores no dejen rastro, por lo que la impunidad es mayor.

Un ejemplo es el caso de la defensora mixteca del derecho a la educación Rubí Jazmín Cortés Cortés, quien ha sido víctima de campañas de desprestigio en internet desde 2016. En ese año comenzó a circular un fotomontaje en redes sociales en donde aparecían fotografías de su rostro, el de su madre y el del entonces presidente municipal de Tlaxiaco, Alejandro Aparicio, cortadas y pegadas sobre una imagen con tres cuerpos en ropa interior sentados en una cama con el mensaje: “agarre mama e hija soy cabron xd (sic)”. También difundieron comunicados llamándola infiltrada. Dicha campaña misógina no sólo generó un daño reputacional en su vida familiar y personal, sino que además ha tenido un impacto en su seguridad al poner en duda la legitimidad de su trabajo.

Aparte de los casos de violencia más evidente, las mujeres se enfrentan en su día a día a peores salarios, a que su trabajo sea menospreciado por sus colegas, a insinuaciones no deseadas, a casos de acoso y al machismo en general, mientras intentan hacer su trabajo. Estas situaciones generalmente pasan inadvertidas, son minimizadas o desacreditadas por los agresores y la opinión pública.

En un episodio reciente, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, llamó “corazoncitos” a dos reporteras que buscaban entrevistarlo. Cuando hubo denuncias en redes sociales, saltaron cientos de voces diciendo que la crítica al presidente era exagerada, que había otras prioridades. El presidente no hubiera salido a decirle corazoncito a un hombre periodista. ¿Por qué? Porque sólo las mujeres se enfrentan a la infantilización y machismo que se traduce en una falta de reconocimiento de su profesionalismo y su trabajo. Parecen actos inofensivos, pero normalizar este tipo de acciones lleva a que el umbral de tolerancia a la violencia sea cada vez mayor.

La respuesta frente a las agresiones también es distinta. La denuncia de la violencia por parte de defensoras y periodistas llega a detonar más agresiones, tales como amenazas y actos de intimidación y hostigamiento. Sus denuncias suelen ser descartadas por las autoridades, casi siempre con reacciones machistas. La respuesta del Estado se ha institucionalizado en los sistemas de protección y de atención a víctimas3, los cuales siguen sin desarrollar las capacidades necesarias para atender este contexto con una perspectiva de género. Por ejemplo, al enfocar sus medidas en la seguridad física, sin tomar en cuenta los riesgos familiares o psicosociales.

Organizaciones de defensa de derechos humanos y colectivos de víctimas han ido aumentado, generando lazos y conjuntando estrategias para combatir la falta de respuestas del Estado. A partir de esto han nacido espacios donde periodistas y defensoras se encuentran para escucharse, visibilizar lo que viven y recordarse que no están solas, pero también para protegerse y exigir justicia.

Algunos de estos proyectos, como la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-D) y la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos, buscan ser una respuesta integral a la violencia a partir del fortalecimiento y articulación de cientos de defensoras en México y Centroamérica.

En el caso de las periodistas, hemos visto cómo desde el plano local hasta el internacional se han ido conformando y fortaleciendo redes de autoprotección y sororidad. Algunos ejemplos de ello son la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, la Red Nacional de Periodistas de México y redes locales en varios estados. Además de acercar a víctimas con autoridades en materia de protección e investigación, trabajan en la sensibilización de otras periodistas y en facilitar el intercambio de experiencias e información.

Ellas, sus redes y el trabajo que hacen se seguirán fortaleciendo. Las mamás de las y los desaparecidos seguirán siendo fundamentales para que intentemos dimensionar el problema de las fosas y las desapariciones en el país. Periodistas como Carmen Aristegui y Marcela Turati seguirán investigando para ponerles caras y cifras a la corrupción y a la violencia en el país. Defensoras como doña Trini Ramírez y América del Valle seguirán luchando por sus comunidades, por nuestra agua y tierra, pero también por liberar a las y los defensores que siguen injustamente encarcelados.

El cambio de sexenio abre la puerta para que el Estado, de la mano de la sociedad, finalmente salde la deuda con ellas que, a pesar de los riesgos, no se cansan de luchar por nuestra información y nuestros derechos.

1 De acuerdo con cifras de Article 19, México continúa siendo uno de los países más peligrosos para la prensa. Del año 2000 al 28 de diciembre de 2018, han sido víctimas de asesinato 120 periodistas en posible relación con su labor:https://articulo19.org/periodistasasesinados/ A su vez, Front Line Defenders posicionó a México entre los países en donde corren mayor riesgo las y los defensores con 144 asesinatos documentados entre 2013 y 2018:https://www.frontlinedefenders.org/sites/default/files/stk_-_full_report.pdf

2 ONU Mujeres, La violencia contra las mujeres no es normal ni tolerable. Garantizar los derechos

humanos de las mujeres y las niñas es trabajo de todas y de todos. 25 de noviembre de 2018.http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2018/11/violencia-contra-las-mujeres

3 Como el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, o la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

* Artículo publicado originalmente en IBERO, Revista de la Universidad Iberoamericana. Año X, número 60, febrero-marzo de 2019 (pp 30-33).

** Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y maestra en Desarrollo Internacional y Emergencias Humanitarias por la London School of Economics and Political Science (LSE). Ha colaborado en proyectos humanitarios, en derechos humanos

y desarrollo en instituciones y organizaciones como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y en Transparencia Mexicana. Formó parte del movimiento #YoSoy132 y del medio alternativo Más de 131. Fue Relatora para la Libertad de Expresión en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y coordinadora en el Programa de Protección y Defensa de la organización Artículo 19.

Actualmente es coordinadora de Protección para las Américas en la organización Front Line Defenders.

*** Estudió la licenciatura en Derecho y la especialidad en Derechos Humanos. A partir de 2012 se ha dedicado a la defensa de derechos humanos desde la fundación del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, así como con familiares de víctimas de desaparición. Actualmente es coordinadora de Documentación y Seguimiento del área de Protección y Defensa de Artículo 19 Oficina para México y Centroamérica.

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