La infancia en Gaza afronta un futuro marcado por el trauma del genocidio

Alejandra Mateo Fano

Foto: Los palestinos trabajan para recuperar a los muertos y rescatar a los miembros heridos de la familia Shaqura, enterrados bajo los escombros de su casa en el centro de Khan Yunis, Franja de Gaza, el 6 de noviembre. (Mohammed Zaanoun / Activestills)

Un niño muere en Gaza cada 15 minutos. Tan solo ese escalofriante dato hace que uno pueda construirse una idea general de la magnitud del genocidio que el estado de Israel lleva perpetrando sobre la Franja desde los ataques de Hamás el 7 de octubre de este año.

Más datos: Según los tres últimos Informes Anuales del Secretario General de la ONU sobre los Niños y los Conflictos Armados, un total de 2.985 menores fueron asesinados en 24 países en 2022 y concretamente en la Franja de Gaza los niños y las niñas representan un tercio del total de muertes en este territorio teniendo en cuenta los datos del último informe emitido por Save the Children.

Como llevan transmitiendo los medios de comunicación internacionales desde inicios de las incursiones violentas de Israel en la Franja de Gaza, la población de esta zona se ha visto completamente aislada del exterior y privada de recursos esenciales para el sostenimiento de la vida como el agua, los alimentos, combustible, medicina y otros elementos necesarios. 

La ONU advirtió este mes que, ante la estimación de que el agua potable va a acabarse en toda la Franja de Gaza, miles de niños comenzarán a morir de deshidratación severa y las enfermedades graves se sucederán de forma descontrolada

La falta de suministros, sumada a la destrucción masiva e indiscriminada de infraestructuras civiles tales como colegios u hospitales que además hoy funcionan como lugares de refugio, afecta a la ciudadanía palestina en general y en particular a algunosn grupos de población especialmente vulnerables ante la violencia como son los menores: la infancia constituye uno de los colectivos más perjudicados y menos protegidos durante la escalada del conflicto puesto que disponen de menos medios físicos y psicológicos para hacer frente a la escasez extrema en el territorio. De hecho, la ONU advirtió este mes que, ante la estimación de que el agua potable va a acabarse en breve en toda la Franja de Gaza, pronto miles de niños comenzarán a morir de deshidratación severa y las enfermedades graves se sucederán de forma descontrolada. 

Ahora bien, ¿quién es exactamente el responsable de garantizar la pervivencia de los derechos de los niños y niñas en este contexto de guerra? Agapi Chouzouraki, abogada y defensora del Consejo Griego para los Refugiados, señala que tanto Israel como Palestina, que no es oficialmente un estado de las Naciones Unidas, pero sí ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño, deberían asegurar que no se violan las normas internacionales relatividad a la protección de los menores.

Esta convención, que cuenta con el mayor número de signatarios a nivel mundial que cualquier otro instrumento jurídico de derechos humanos (192 países lo han ratificado) establece que “todos los estados tienen la obligación de proteger a los niños, por lo que los estados participan en esta guerra, pero también los estados que pueden proporcionar ayuda tienen la obligación de proporcionar ayuda y dejar acceso a agua, comida, saneamiento y medicinas, que son cosas básicas para la supervivencia de los niños”.

A este respecto, el magistrado Carlos Gómez, miembro del Comité de Derechos Humanos de ONU y presidente del TSJ de las Islas Baleares, hace alusión también a otros textos jurídicos que deberían ser de imperativo cumplimiento en durante la guerra al estar éstos integrados dentro del sistema de Naciones Unidas de protección de DD HH: “Israel ha firmado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención de los Derechos del Niño y muchos otros que incluyen en sus leyes la protección de la infancia” y añade que “solo hay dos tratados de las Naciones Unidas que Israel no ha suscrito: la Convención sobre personas desaparecidas y la Convención sobre los derechos de las personas migrantes”. Esto quiere decir que Israel está obligado al cumplimiento de estos tratados no sólo en el territorio en el que ejerce la jurisdicción sino también en todos aquellos territorios donde ejerce un efectivo control, entre los que se comprende tanto Gaza como Cisjordania.

Debido al incumplimiento sistemático de las obligaciones internacionales por parte del estado sionista, las consecuencias de un conflicto que no parece tener fin están resultado realmente catastróficas para los niños y niñas gazatíes: “Un problema además de las elevadas cifras de muertes entre los menores en Gaza debido a los derrumbamientos es que están siendo excluidos de la educación y están perdiendo años de escuela, lo que tendrá evidentes consecuencias en el futuro próximo, por eso una de las razones por las que debe exigir un alto al fuego es que los niños necesitan continuar con su formación, que se ha visto injustamente interrumpida”.

La Declaración de los Derechos del Niño reconoce en su artículo 31 el derecho de los niños y niñas a la educación, al juego, a la atención de la salud y a tener un entorno que los proteja. Por ello, UNICEF, entre muchísimas otras organizaciones internacionales, ha pedido reiteradamente que se abran todos los pasos fronterizos con Gaza para que se permita la entrada de ayuda humanitaria y que los niños o niñas heridos o enfermos sean evacuados y estén acompañados por sus familiares.

Uno de los grandes escollos que aparecen cuando se aborda la situación de los miles de niños que todavía no han podido escapar de la Franja es la falta de fluidez en las comunicaciones de carácter informativo: no disponemos ni de sistemas de verificación de datos procedentes del territorio palestino dada la falta de fuentes de información más allá de todos aquellos ciudadanos palestinos que han ido transmitiendo el conflicto por redes desde su inicio, poniendo en riesgo su vida ante la posibilidad de reprimendas por parte del estado israelí. Como publicaba El País a finales de octubre, “tal situación no deriva solo del peligro de informar desde un escenario de guerra, sino también de la decisión de los gobiernos israelí y egipcio de no permitir la entrada de periodistas a la Franja, privando a sus audiencias del acceso a fuentes directas que permitan verificar una parte fundamental de los hechos que allí suceden”. No existe posibilidad alguna de contrastar ni comprobar la escasa información que llega de ahí.

Israel está vulnerando el derecho a la protección de la infancia, pero además existen otras posibles vulneraciones que saldrán a la luz hasta que finalice el conflicto, como el reclutamiento de niños soldados por parte de Israel o la presencia de delitos de violencia sexual infantil

Sabemos debido a las cifras de muertes registradas por fuentes gubernamentales, que Israel está vulnerando el derecho a la protección y a la seguridad contenido en la Convención de los Derechos del Niño en su artículo 19. Sin embargo existen otras posibles vulneraciones de derechos humanos de la infancia que con toda seguridad pueden estar ocurriendo en estos momentos pero que no llegarán a salir a la luz hasta que finalice el conflicto: Entre estas se encuentran el reclutamiento de niños soldados por parte de Israel o la presencia de delitos de violencia sexual infantil, desgraciadamente habituales en estos contextos de violencia. 

El escenario futuro que se dibuja ante los ojos de todos los menores que consigan sobrevivir a la masacre israelí en la Franja es más que desesperanzador: las nuevas generaciones de gazatíes se verán inmersas en una crisis política, social y económica de dimensiones estratosféricas que quizás tarde décadas o siglos en remontarse. Muchos de ellos arrastrarán secuelas físicas de por vida debido a las heridas ocasionadas por los derrumbamientos durante los bombardeos, deberán afrontar un futuro incierto sin padres ni familiares cercanos (más de 444 familias han perdido de dos a cinco miembros a causa de la violencia en las últimas cuatro semanas según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza) y deberán hacer frente a graves problemas de salud mental sin ningún sostén familiar.

Agapi Chouzouraki, abogada y defensora del Consejo Griego para los Refugiados: “Va haber una generación traumatizada conformada por todos estos niños que han crecido durante el conflicto”

“Necesitarán mucho apoyo por parte de las instituciones y de su entorno para superar este trauma, va a haber una generación traumatizada conformada por todos estos niños que han crecido durante el conflicto”, asevera Chouzouraki con preocupación. El informe elaborado por el Consejo Griego para los Refugiados el 25 de octubre señala que miles de niños vivirán con discapacidades y problemas de salud mental debido a los traumas ocasionados por la guerra. Desde Save the Children también se ha hecho incapié, en su último estudio sobre la situación en Gaza, el el impacto que las hostilidades están teniendo en los más pequeños a nivel mental. 

El estudio, publicado el 17 de octubre, pone de manifiesto la exposición reiterada de los niños a episodios “extremadamente traumáticos” y la “ falta de opciones para ayudarles a sobrellevarlos”. La imposibilidad de los pequeños de tener una rutina, algo vital para que puedan mantener una noción de estabilidad y seguridad, pero tampoco un lugar seguro al que volver debido a la destrucción masiva de hogares, tiene consecuencias devastadoras para la mente de quienes todavía están en pleno desarrollo.

El documento de Save the Children también se refiere a la figura de los cuidadores de estos niños, “que sufren su propio estrés, se esfuerzan por ayudar a los más pequeños a hacer frente a las abrumadoras reacciones emocionales típicas de los jóvenes traumatizados por la violencia”. Algunos de los signos traumáticos que experimentan y experimentarán en el futuro estos menores sobrevivientes van desde la ansiedad o el miedo hasta pesadillas recurrentes, recuerdos perturbadores, insomnio, represión de las emociones y aislamiento de sus seres queridos. 

Hasta el momento parece que todas las amenazas de sanciones o bloqueos, así como de la ruptura de cualquier relación diplomática con Israel, siguen quedando en papel mojado y el estado sionista ha encontrado un terreno fértil para continuar su masacre hacia el pueblo palestino en Gaza. Pese a su incumplimiento de la legislación en materia de Derecho Internacional Humanitario, la inacción de la comunidad internacional, que hace oídos sordos a las peticiones  de alto al fuego de las ONGs y la sociedad civil, impide que se pueda poner punto final al asedio israelí. El ejemplo más palpable de esta vulneración del derecho internacional de guerra es que los niños por su propia naturaleza, así como el resto de civiles, nunca pueden ser considerados como objetivos de guerra y, sin embargo, lo están siendo día tras día. 

La única punición que se vislumbra, eso sí, una vez la guerra termine, es el enjuiciamiento de Israel ante la Corte Penal Internacional. El Tribunal Internacional de Derecho Penal ya envió un fiscal que ha visitado la zona y actualmente éste se encuentra recogiendo pruebas para un eventual enjuiciamiento de los responsables del crimen de Israel a los que en un futuro puede llevarse ante ese tribunal para ser juzgados como crímenes de guerra. El problema reside en este enjuiciamiento a Israel por crímenes de guerra no deja de constituir una solución a posteriori o, si hablamos en términos jurídicos, ex post, que no pone freno inmediato al asedio mientras éste ocurre sino que lo hace cuando éste ya ha concluido.

El número de niños y niñas muertos en las primeras semanas de contienda en Gaza ha sido superior a las cifras de fallecidos en conflictos armados en todo el mundo en el transcurso de todo un año, en los últimos tres años

Con todo esto, Gómez afirma que por esta razón la protección internacional que está recibiendo la infancia es “muy relativa”, puesto que se espera brindar a los ciudadanos palestinos “una vez producidas las lesiones, las agresiones y las muertes a los niños pero que ahora mismo no les previene o protege de todos los daños que están sufriendo”. Actualmente el número de niños y niñas muertos en las primeras semanas de contienda en Gaza ha sido superior a las cifras de fallecidos en conflictos armados en todo el mundo en el transcurso de todo un año, en los últimos tres años, según datos de Save the Children. 

Además, en el pasado mes de octubre se reportaron 1270 menores desaparecidos en Gaza, presuntamente sepultados bajos los escombros. La solución al conflicto dista de ser fácil y rápida y exige de la participación activa de todos los actores internacionales con el objetivo de reconocer de una vez por todas el estatus de estado a Palestina y frenar las ambiciones expansionistas y coloniales de Israel: “lograr que Israel y Palestina se sienten juntos para encontrar una solución al genocidio israelí es algo enormemente complejo, el conflicto tiene décadas de antigüedad y si no se resuelve de inmediato, vamos a ver repetida esta situación en el futuro una y otra vez”. Por su parte, la UE, cuyo papel hasta ahora ha sido el de un mero observador pasivo sin capacidad de aportar soluciones efectivas al respecto, tiene la “ obligación moral” por sus propios principios fundacionales de contribuir como comunidad política supranacional a la solución pacífica del conflicto: “hay cada día una necesidad más imperiosa de que la UE entable conversaciones con los 27 Estados Miembros para hallar soluciones permanentes, si bien muchos de estos estados no votaron a favor de la resolución de la ONU sobre el alto al fuego y la ayuda humanitaria en Palestina“, asegura la abogada.

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