La incapacidad de reconocer el sufrimiento del Otro

Julia Monárrez Fragoso/ LEVIF*

Nada es más inconsistente que un régimen político indiferente a la verdad; pero nada, es más peligroso que un sistema político que pretende sentar las bases de la verdad. 

Michel Foucault

El 21 de julio de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió en Palacio Nacional a Estela de Carlotto, madre buscadora de las abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina. Con 45 años de lucha contra la desaparición forzada de personas –crimen de lesa humanidad cometido contra más de 30 mil personas durante la dictadura militar en el país sudamericano–, la activista y defensora de los derechos humanos expresó: “yo estoy muy agradecida con el señor presidente por haberme recibido” […] lo que está pasando en este país, de bueno o de malo, también lo vivimos en Argentina.” Y se despidió con estas palabras. “Gracias por ayudar a todos aquellos como nosotros que necesitan su lucha también” [1].

Ante este encuentro, la reacción por parte de algunos colectivos de madres o buscadoras –como se les llama a quienes buscan a sus seres queridos en México–, fue recordar y reclamar al mandatario que ellas no han tenido la escucha atenta por parte de él; esto, recordando que en el país hay actualmente más de cien mil personas desaparecidas, y más de cien grupos y colectivos que les buscan [2].

El presidente de la República desestimó la demanda, aduciendo que sí le gustaría recibirlas pero que no lo hacía porque: “hay ese propósito manipulador, lo importante es que ayudemos en la búsqueda de los desaparecidos, y que ayudemos a los familiares y lo estamos haciendo, lo demás es politiquería, es publicidad y es ese interés que tiene ustedes, algunos medios la mayoría lamentablemente, de atacar al gobierno de ir en contra de nosotros, con todo, por cualquier cosa.” [3].

En México es injustificable no reconocer este sufrimiento humano extremo, el cual requiere contemplar la destrucción de la integridad corporal de quienes no están presentes y los peligros y amenazas que se ciernen sobre quienes les buscan. Desde las perspectivas de las teorías del sufrimiento social, una de las mayores preocupaciones que surge en relación con el dolor –siendo la desaparición forzada de personas una experiencia de extrema magnitud–, tiene que ver con la posibilidad de que las personas sufrientes, haciendo uso de sus recursos culturales, como la voz, comuniquen esta experiencia atroz. 

Ignorar o mostrar incapacidad para reconocer cómo este dolor se ha producido en la sociedad y las diversas afectaciones que padecen quienes las sufren, muestra “el proceso cultural del abuso político”; es decir, los dolores que se sufren individualmente tienen origen en una compleja articulación de diversas estructuras sociales que los producen en determinada sociedad.

En el proceso de comunicación de las dolencias y los sufrimientos, la víctima enuncia a la vez su dolor y el llamado a la solidaridad. Al mismo tiempo, en el lenguaje se revelan las relaciones jerárquicas de una sociedad. Cuando la máxima autoridad hace uso de la voz, también lo hace como un recurso cultural, potenciado por su poder de gestionar el sufrimiento de las personas y,    dentro de una estructura jerárquica, decir quién puede o no, entrar a la mansión. Tampoco  interpela a los responsables. Por consiguiente, niega el mínimo reconocimiento y manda un mensaje insolidario a la sociedad en general. 

En México, es el abuso político del Estado lo que ha orillado a que miles de personas tengan que convertirse en buscadoras. Han sido los gobiernos de México y Estados Unidos los que crearon las condiciones bélicas para la desaparición de personas, aunado a una macrocriminalidad sin contenciones y  el consentimiento  de servidores públicos.  Negar este reconocimiento del dolor, o centrarse en explicarlo desde lo que se hizo en el pasado, es un fracaso del Estado –que va más allá de periodos gubernamentales– con graves repercusiones para las víctimas: se les desacredita y se les impone el silencio social, y su indefensión es aún mayor, en un país inmerso en una grave crisis del respeto y cuidado a la vida. 

En un mundo globalizado, el que un líder político sea consciente y se haga cargo de dar voz a las atrocidades que suceden en otras latitudes, obliga a actuar de la misma forma con las expresiones más crueles de violencia que afectan en primer lugar a las víctimas y a la sociedad de su país.   En consecuencia, hacerse cargo, responder y dar voz a lo que sucede en lo local, también tiene implicaciones para nuestra sociedad y para el resto del mundo, [5] en aras de expandir las fronteras de la comunidad moral y dar el reconocimiento que merecen y requieren quienes son víctimas de “la viciosa espiral de la violencia política”. [6]

La respuesta del presidente refleja ironía y tragedia, por lo tanto, el continuum de la violencia política persiste. La pérdida de la luchadora argentina es un quebranto a la humanidad que se reconoce en el escenario por excelencia de la nación mexicana, mientras que as pérdidas de las buscadoras mexicanas son tratadas como trámites administrativos a las que se atiende de oficio. Se puede argumentar que son atendidas, pero también habitualmente “las respuestas burocráticas a la violencia social intensifican el sufrimiento” [7], lo que hace que se pierda la oportunidad de potenciar política y colectivamente una injusticia social.  

No reconocer el sufrimiento de los otros, porque se puede prestar a manipulación, politiquería y publicidad por algunos medios de comunicación, es privilegiar proyectos políticos en detrimento de las demandas de verdad y justicia que requieren las personas agraviadas. Es obviar que la desaparición de niñas, niños, mujeres y hombres es un “sufrimiento humano extremo”[8] y afecta de manera desproporcionada a quienes, por su sexo, género, edad, clase social, etnia, territorio y nacionalidad viven una precariedad inducida. Es no darles la oportunidad de que su voz resuene y se magnifique a través de la tribuna de la máxima autoridad. Es no reconocer que se ha ideado, entre otros dispositivos, un mecanismo de comunicación desde presidencia: “Quién es quién en las mentiras de la semana”[9] para desdecir o desmentir, lo que se considera que contradice la narrativa presidencial. 

Negar el reconocimiento del dolor es, en este caso, una imposición de un silencio oficial, que se hace uno con el silencio criminal de quienes desaparecen a las personas; amenazan y asesinan a quienes les buscan; y, abona  al  silencio social de una sociedad indiferente. Este discurso, que emana después de un largo silencio ante las demandas de las víctimas, altera la realidad social de las personas que han sido separadas del mundo en el cual existían y de quienes les buscan. Ante las tribulaciones de quienes buscan a sus desaparecidos y desparecidas, las palabras politiquería y manipulación, resuenan a través de la voz más poderosa del país y crean la realidad cultural y el mundo social de forma negativa para las víctimas. 

Sí, las buscadoras quieren testimoniar: “de norte a sur, de este a oeste” [10] su aflicción causada por las “fuerzas más violentas de la sociedad” [11]. Quieren que la investidura presidencial testifique ante la nación que si bien viven en lo que Lawrence Langer llama el “tiempo cronológico” de la vida ordinaria; también viven un “tiempo de duración”, que repite incesantemente la atrocidad sufrida que no trasciende y no es generalizable. Su testimonio es una forma de dar cuenta de este extremo sufrimiento humano, a través de las narrativas individuales de esta “inapelable experiencia” del tiempo de duración [12] que se repite diariamente para muchas personas en este país. 

En este tenor resuena la voz de la señora Ceci Flores, fundadora del Colectivo Madres de Sonora, para el presidente. “Usted conoce la tierra, pero no lo que hay debajo de ella, que a eso nos dedicamos nosotras, a escarbar y que brote de este país lo que mucho entierran y donde no hay nada digno. Así que no se preocupe, está segura su investidura, acompáñenos y verá que cambia de opinión y si no es así, no lo volvemos a buscar”, declaró” [13]. Precisamente, abrir el contexto hospitalario del escenario nacional, permite dar voz a la aflicción y reconocer la verdad de los sujetos dolientes, para discernir cómo desarticular la matriz de las diferentes fuerzas del abuso político que desaparecen  personas. 

***

*Este texto es una colaboración entre el LEVIF (https://www.colef.mx/levif/), de El Colegio de la Frontera Norte, y A dónde van los desaparecidos .

El Laboratorio de Estudios sobre Violencia en la Frontera (LEVIF) es un proyecto académico y humanista de El Colegio de la Frontera Norte que tiene como objetivo analizar la violencia criminal en esta región fronteriza, generar eventos y documentos de divulgación científica sobre el tema.

*Julia Monárrez Fragoso es profesora Investigadora en el Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, en Ciudad Juárez. 

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición del LEVIF ni de A dónde van los desaparecidos.

Referencias:

[1]  Gobierno de México, (2023). viernes 21 de julio 2023, https://www.youtube.com/watch?v=Tx5lqcZIiOw&t=3378s

[2] Diana Saavedra. (2023). “En México ya hay más de 100 grupos y colectivos que buscan a sus desaparecidos.” Gaceta UNAM, https://www.gaceta.unam.mx/en-mexico-ya-hay-mas-de-100-grupos-y-colectivos-que-buscan-a-sus-desaparecidos/#:~:text=Adem%C3%A1s%2C%20se%20agrega%20el%20dolor,donde%20crearon%20redes%20y%20brigadas.

[3] Latinus, (2023). Ceci Flores responde a AMLO: “Acompáñenos a una búsqueda y podrá distinguir entre desesperación y ‘politiquería’” https://latinus.us/2023/07/31/ceci-flores-amlo-acompanenos-busqueda-distinguir-desesperacion-politiqueria/ 

[4] Arthur Kleinman, Veena Das, Margaret Lock, (1997). “Introduction”, en A. Kleinman, et al (coordinadores)  Social Suffering, University of California Press, p. xiii. 

[5] Silvia L. Gil, (2018). “Vidas vulnerables, feminismo y crisis civilizatoria” en Jordi Solé Blanch y Asun Pié Balaguer (coordinadores). Políticas del sufrimiento y la vulnerabilidad. Icaria, pp. 39-53.

[6] Arthur Kleinman, op. Cit., p. x.

[7] Arthur Kleinman, op. Cit., p. x.

[8] Paul Farmer. (2009). “On Suffering and Structural Violence: A View from Below”, Race/Ethnicity: Multidisciplinary Global Contexts, Autumn, Vol. 3, No. 1, Race and the Global Politics of Health Inequity pp. 11-28

[9] Lidia Arista.  (2021). López Obrador inaugura ‘¿Quién es quién en las mentiras de la semana?’ 30 de junio. 

https://politica.expansion.mx/presidencia/2021/06/30/lopez-obrador-inaugura-quien-es-quien-en-las-mentiras-de-la-semana

[10] Consignas que verbalizan las colectivas en contra del feminicidio, y los colectivos de buscadoras contra la desaparición de personas

[11] Veena Das. (2008). “Sufrimientos, teodiceas, prácticas disciplinarias y apropiaciones” en Francisco A. Ortega(editor), Sujetos del dolor, agentes de dignidad.  Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, Pontificia Universidad Javeriana. Instituto Pensar, pp.

[12] Arthur Kleinman, op. Cit., p. xvii

[13] Guillermo Frescas (2023). Madre Buscadora de Sonora responde a AMLO: ‘No sabe lo que es tener un hijo desaparecido. El Financiero.  https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2023/07/31/madre-buscadora-de-sonora-responde-a-amlo-n o-sabe-lo-que-es-tener-un-hijo-desaparecido/

Publicado originalmente en A dónde van los desaparecidos

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