La Venta, Oax.-  La hermandad para el pueblo de La Venta, Oaxaca es la organización y resistencia de toda una comunidad de más de 2 mil habitantes y pueblos vecinos zapotecas y zoques para conservar una tradición que data de más de un siglo de vida, la del Santo Niño de La Venta, patrono de este lugar.
Celebrar al Santo Niño de la Venta es vivir la comunalidad, la organización y el Tequio en su máxima esplendor, porque lo que busca es reforzar el lazo comunitario al hermanar con pueblos vecinos para que siga siendo identidad y cultura.

La hermandad del Santo Niño de la Venta es anual y se celebra a finales del mes de noviembre, aunque los preparativos comienzan un año antes con la visita de los pueblos vecinos.

Un mes antes de la celebración, en el mes de octubre, comienza la construcción de la enramada de palma, donde se realizará toda la festividad que dura unos cinco días aproximadamente.

El tequio y la cooperación contribuyen una fuerza para los mayordomos como se les llama a quienes representan la celebración. En este año, los mayordomos fueron Abisaid Antonio Carrasco, Citlali Felipe Gutiérrez , Reyes Arturo Antonio Carrasco, Alejandra Antonio Orozco , Itzel Antonio Carrasco  y Alfredo Hernández Santiago.

Las hermanas y hermanos mayores son personas adultas de respeto que la comunidad nombra y son los encargados de organizar la fiesta junto con los mayordomos.

En entrevista para Desinformémonos con Alberto Carrasco Ordaz de 70 años de edad narró  que son siete hermanas y siete hermanos mayores quienes conforman esta agrupación, cuya actividades colaborar y ayudar a que la festividad se realice en paz y armonía.

La celebración comienza con la regada de frutas, la labrada de cera, que es donde elaboran las velas que se usaran para la misa y la lavada de ollas, toda la festividad se realiza en la casa de los mayordomos.

El estofado es el platillo favorito de esta festividad, cuya receta tradicional fue heredada por el pueblo zapoteca de Asunción Ixtaltepec, de donde proviene gran parte de esta comunidad.
De acuerdo con las abuelas y abuelos de la comunidad, La Venta fue un lugar de comercio tradicional, es decir acá se estableció con la unión de comerciantes.

En entrevista con el ciudadano, Jesús Antonio Santiago, recalcó que la única referencia que existe – porque hay fotografías- es de una celebración que data de 1910, por lo que ya tiene más de un siglo de vida.

“Esto es una fiesta de hermanos, de gente que ayuda, de los mayordomos que se comprometen dignamente a cumplir, y estamos muy felices que la gente todavía venga, que se unan, que coman, bailen y disfruten”.

Durante la celebración de la tradicional labrada de cera, las velas  son elaboradas al instante por hombres, mujeres y personas invitadas, para ser llevadas a la iglesia para su bendición.

El estofado es un guiso de color rojo oscuro y sabor agridulce, y para su consumo se acompaña de chiles en escabeche y totopos de maíz tradicionales.

Este guiso que las mujeres elaboran, se reparte a todos los invitados. Las filas para recibirlo son las muchas y la cooperación es menos de 100 pesos. Todo el recurso que se recibe es para los gastos de la celebración.

La música, las bebidas, el estofado, pero sobre todo la hermandad resaltan cada año en La Venta, un pueblo que conserva su tradición milenaria.

Las hermanas y hermanos mayores son los siguientes : Antonia Ordaz Carrasco, Arenis Felipe Ramos , Martha Felipe Antonio Royma Carrasco , Sorayda Santiago, Alma Rosa Santiago  yMaría de los Ángeles Carrasco Gutiérrez. Víctor Ramos Velásquez , Alberto Carrasco Ordaz, Luis Ángel Cabrera Gómez, Delfino Jiménez Santos, Carlos Ordaz Antonio , Luis Narciso Ordaz Antonio, y Samuel Desales Carrasco. Y las Topachitas encargadas de las ayudantas son :Juana Jiménez Carrasco y Mía Carrasco Toledo.