Personas de todo el mundo exigen la libertad para la joven palestina Ahed Tamimi, de 17 años, después de que las autoridades israelíes hayan detenido a otros nueve miembros de su familia.
Entre los detenidos el día 26 de febrero está Mohammed Tamimi, el primo de 15 años de Ahed.
El pasado diciembre, las tropas israelíes dispararon a Mohammed en la cabeza, fracturándole el cráneo. Es poco probable que el joven, que está a la espera de una cirugía de reconstrucción, reciba el tratamiento médico apropiado dentro de las prisiones israelíes.
El crimen de Ahed fue abofetear a un soldado israelí; le golpeó mientras todo era grabado y el vídeo se ha hecho viral. Todo ocurrió al poco tiempo de que su primo recibiera el disparo. Poco después, se le indujo médicamente el coma.
El soldado israelí que disparó a Mohammed ni siquiera recibió una reprimenda por disparar a matar a un chico desarmado.
El ejército israelí dio una explicación pésima sobre por qué los miembro de la familia Tamimi, todos provenientes de la pequeña aldea de Nabi Saleh, fueron detenidos en una redada militar antes del alba.
“Los detenidos son sospechosos de estar involucrados en actividades terroristas y disturbios de ‘terrorismo popular’ contra civiles y fuerzas de seguridad”, declaró un portavoz del ejército israelí.
Con ‘terrorismo popular’, las declaraciones se referían a las recurrentes protestas de los 500 ciudadanos de Nabi Salen en contra de los asentamientos ilegales y del Muro de Apartheid. Estas manifestantes han sido una parte básica de la vida diaria del pueblo durante casi 12 años.
Entre 600.000 y 750.000 colonos judíos ilegales viven en asentamientos localizados estratégicamente a lo largo de todo el territorio ocupado de Cisjordania y Jerusalén Este, en lo que supone una flagrante violación del derecho internacional.
Además de la acumulación masiva de militares israelíes en los Territorios Ocupados, los colonos armados han supuesto una gran fuente de violencia contra los palestinos.
Ahed y Mohammed Tamimi, junto a cientos de miles de niños y adolescentes palestinos, nacieron en medio de esta realidad violenta, y se sienten atrapados en ella.
Su encarcelamiento colectivo no es sólo un resultado de la ocupación militar perpetua israelí de su territorio, sino también del hecho de que su gobierno ha operado de manera ineficaz durante muchos años, ignorando a Nabi Saleh y a su pequeña pero valiente población.
Nabi Saleh se encuentra a una distancia relativamente pequeña al noroeste de Ramalá, donde está la base política de la Autoridad Palestina; pero, en cierto modo, ambos lugares son dos mundos aparte.
La Autoridad Palestina (AP) se formó en 1994 como resultado de los Acuerdos de Oslo que, inicialmente, se firmaron en secreto entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel.
La mayoría de los palestino de los Territorio Ocupados maduraron políticamente o incluso nacieron tras el surgimiento de la AP. No tienen más referencias que Israel y la autoridad de Ramalá.
Está última se ha acomodado a su riqueza y a su estatus y, con el tiempo, ha evolucionado hasta formar una cultura propia. Ya no es una institución democrática y, por supuesto, no representa a todos los palestinos.
Por lo tanto, ahora la realidad palestina la definen tres fuerzas: la ocupación israelí dominante, una AP subordinada y egocéntrica y la juventud palestina, sin líderes, que vive cautiva.
Es por eso es que la bofetada de Ahed contra el soldado israelí resonó por toda Palestina y entre todos los palestinos del mundo. Era un símbolo de resistencia que demuestra que, a pesar de la opresión, los jóvenes palestinos aún tienen el poder de articular una identidad, quizá una cautiva, pero siempre desafiante.
Aunque el cráneo de Mohammed está fracturado, siguió pronunciándose en cuanto salió del hospital. El espíritu de la juventud palestina es aún más inquebrantable que el de las generaciones anteriores, y los jóvenes palestinos tienen la llave para salir de esta prisión.
Por desgracia, la misión de esta generación de palestinos es aún más difícil que la de las generaciones anteriores, especialmente los jóvenes palestinos que iniciaron un levantamiento de 7 años, la Intifada de 1987 – también conocida como la Intifada de las Piedras.
Esa generación resucitó la causa palestina al atreverse a organizar sus comunidades, movilizarse y desafiar a la ocupación israelí. Miles de personas resultaron heridas o asesinadas, pero, en respuesta, resurgió una nación palestina empoderada.
El gobierno palestino utilizó la Intifada para reinventarse. Explotó la atención que los jóvenes palestinos habían conseguido para negociar los Acuerdos de Oslo, lo cual acabó por otorgar cierto estatus especial a algunos palestinos y les negó a los demás sus derechos y libertades.
La AP, liderada por el anciano presidente Mahmoud Abbas, sabe perfectamente que, si los jóvenes tienen la oportunidad de movilizarse, otra Intifada desmantelaría por completo su gobierno, probablemente en cuestión de días.
Por eso, independientemente de la magnitud de los desacuerdos entre Abbas y el gobierno israelí, siempre estarán unidos ante cualquier posibilidad de un levantamiento palestino liderado por los jóvenes.
Muchos palestinos han sido detenidos por la policía palestina durante los años posteriores a la creación de la AP. Esta última lo hizo en nombre de los “intereses nacionales” pero, en realidad, se hizo en nombre de la seguridad de Israel.
De hecho, Oslo ha permitido que Israel y la AP conserven la ‘coordinación de seguridad’ en Cisjordania. Mayoritariamente, esto se ha utilizado para proteger los asentamientos ilegales y evitar que los jóvenes palestinos se enfrenten al ejército israelí.
Esta práctica supone que la AP se ha convertido en una primera línea de defensa contra los palestinos rebeldes. Ahed personifica la antítesis de todo lo que representa el gobierno palestino de Ramalá.
Es una joven fuerte, desafiante y con una moral fuerte; la AP está subordinada y moralmente corrupta. La juventud palestina lo sabe, y, en gran parte, depende de los mismos liberarse de los confines de la ocupación militar y la corrupción.
En su seminario, ‘The Wretched of the Earth’, el autor anti colonial y revolucionario Frantz Fanon escribió: “Cada generación debe descubrir su misión, cumplirla o traicionarla, en una opacidad relativa.”
La generación de Ahed y Mohamed Tamimi ya sabe cuál es su misión, y serán ellos quienes luchen por cumplirla – su libertad y la libertad de su patria.
Fuente: Middle East Monitor en Español