A 11 kilómetros al norte de esta ciudad sobre la carretera internacional México 15 y junto al bordo de un dren de riego agrícola, se colocó un anuncio espectacular con el slogan “HUMANO, soy tu hermano, no me mates”; y en el margen izquierdo la imagen de Javier Valdez, vestido con camisa rosa y su inseparable sombrero.
El anuncio espectacular fue colocado por el agricultor retirado Nicolás Antonio Piña Páez, la mañana del viernes (26 de mayo 2017), cubriendo todos los costos.
“Es mi forma de llamar la atención a la sociedad, de criticar esa apatía urbana ante la aniquilación de las personas que realmente valen la pena, y de aquellos que no nos atrevemos a hacer las cosas, por miedo. Es la forma de poner mi granito de arena para que las cosas cambien, que se acabe esa impunidad de unos cuantos y de criticar a la autoridad que no hace nada por los intereses comunes”, explicó el productor vía telefónica.
—¿Por qué la imagen de Javier Valdez? ¿Lo conocía?
—No, nunca lo conocí. Jamás lo saludé. Pero lo conocía por sus escritos. Conozco el medio (Ríodoce), y el valor que ahí se da. Javier Valdez es de las personas que valen la pena. La suya es de las luchas de años que no se deben olvidar y continuar, con poco, con mucho, pero no dejarla al olvido. Tuvo el valor de levantar la voz por muchos. Habló por muchos y con verdad. Se puso en la lucha de muchos. Ahora nos toca retribuirlo, y así lo hago. Lo que le sucedió me dolió, como a muchos, que sí o no lo conocieron. Me estremeció escuchar a Teresa Guerra, y cómo se le quebró la voz cuando habló de él. Me sucedió algo parecido, y hasta le envié un mensaje de texto. Javier no era mi amigo, es mi hermano.
Al pie del espectacular se lee: Le Monde París. Giovanni Falcone. #43Ayotzinapa. Juárez Chih. Y en la esquina superior izquierda, arriba de la cabeza de Javier, está en blanco el símbolo de medicina.
Todas son referencias a tragedias que hablan de la aniquilación de personas por unos cuantos, y de la impunidad con que los sujetos actuaron, explica Piña Páez. “Es como para decir que la tragedia de Javier no llegó sola, sino que otras la antecedieron. Y en todas hay una común denominación: apatía social”.
De fondo, en letras amarillo tenue se puede leer: Juan Pablo I, Índira Gandhi, Che Guevara, Facundo Cabral, Gilberto Álvarez, Cecilio Páez, Lincon, León Trotsky, Mahatma, Olof Palme. “Todos murieron por una causa, al igual que Javier, de buscar una mejor bienestar común, y nosotros, la conciencia social, los olvidamos.
“Todo ello me desespera. Me duele la falta de acción de la sociedad ante un ataque durísimo. No sólo es el narco, es el gobierno también que no hace nada por protegernos, son los poderes fácticos que nos aniquilan, son los mercados manipulados por los poderosos los que atacan a los trigueros, a los maiceros, a los productores. ¿Y qué hacemos como sociedad? Nada. Es inaudito lo que sucede. No me lo explico”.
—¿Qué pretende con ello?
—Es un grito desesperado a la sociedad, de que tienen que hacer algo antes de que unos pocos nos aniquilen. Para esos pocos, la vida no tiene valor, pero para muchos de nosotros, que están apáticos, sí. Por eso no me explico por qué no hacen nada.
“Así, con ese granito de arena estoy moviendo algo. No es el valor monetario, no es eso, ni la aportación en sí, sino mover la conciencia social. No quiero llevar en mi conciencia que mi hijo o mi familia me reclame cuando sea aniquilado o aniquilados, que no hice nada por evitarlo. Tampoco quiero que mis semejantes se afrenten de mí porque no hice nada cuando a ellos les tocó pasarlo peor.
Esto es un grito de auxilio a la sociedad.
—¿Fue usted víctima de algún delito?
—No, gracias a Dios nunca lo he sido. Y no quiero serlo. Y porque no quiero serlo, por eso aporto mi granito de arena a la conciencia social, al movimiento, a la acción.
El suceso de Javier Valdez debe llamarnos a eso. A luchar que no se repita más. Nunca más.