Fotos: Gerardo Magallón

La Paz, Bolivia, 19 de noviembre. “Periodistas sediciosos, vienen a hacer terrorismo”, nos grita una mujer mientras el equipo de Desinformémonos entrevista a una indígena que vende fruta en la banqueta. “¿Por qué a ella?”, increpa en un reclamo que se vincula al siempre visible racismo en Bolivia. No es que haya más que antes. Es que nunca se fue.

Miles de indígenas, campesinos y maestros bajaron hoy nuevamente de El Alto a la capital boliviana para exigir la renuncia de la presidenta de facto Jeanine Áñez. Se movilizan los miles de adeptos a Evo Morales, pero también quienes rechazan tanto a Áñez como al presidente exiliado en México exigen nuevas elecciones y, sobre todo, la pacificación del país, cuya posibilidad varía dependiendo de la hora del día.

Mientras la multitudinaria movilización toma las calles de La Paz, se dispara el rumor de un enfrentamiento en la extranca de Senkata, en el distrito 8 de la ciudad de El Alto, donde el ejército llevó a cabo un desbloqueo para permitir la entrada de pipas de gasolina, pero cuando el convoy partió, un grupo de manifestantes tumbó una de las paredes de la planta engarrafadora y los militares y efectivos de la Policía Boliviana intervinieron. Oficialmente hay un muerto confirmado y varios heridos.

Por otra parte, la bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) decidió suspender la sesión de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) que había convocado para esta tarde a las 18:30 y que era considerada “clave” ante la crisis política que atraviesa el país.

El argumento señala que no se realizará el encuentro de diputados y senadores “a efectos de crear y contribuir a la generación de un ambiente propicio para el diálogo y la consiguiente pacificación del país”.

La decisión fue asumida por la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, que en su momento había anticipado que la reunión iba a definir la convocatoria a unas nuevas elecciones generales.

Por otra parte, la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB), la ONU y la Unión Europea continúan impulsando una agenda para normalizar la situación en el país, convulsionado desde los comicios del 20 de octubre, en los que fue cuestionado el resultado que le otorgó el cuarto triunfo presidencial a Evo Morales, lo que desató la crisis.