Sao Paulo, Brasil. Ubicada en Guararema (a 70 kilómetros de Sao Paolo), la Escuela Nacional Florestan Fernandes, construida entre los años 2000 y 2005 gracias al trabajo voluntario de por lo menos mil trabajadores del Movimiento de los Sin Tierra (MST) y simpatizantes, cumple los primeros cinco años de existencia. Por aquí han pasado 16 mil militantes y cuadros de los movimientos sociales de Brasil, de América Latina y de África. No se trata, por lo tanto, de una “escuela del MST”, sino de un patrimonio de todos los trabajadores comprometidos con un proyecto de transformación social.
La escuela ofrece cursos de nivel superior impartidos por más de 500 profesores en las áreas de Filosofía Política, Teoría del Conocimiento, Sociología Rural, Economía Política de la Agricultura, Historia Social de Brasil, Coyuntura Internacional, Administración y Gestión Social, Educación del Campo y Estudios Latinoamericanos. Además de cursos de especialización, en convenio con otras universidades (por ejemplo, en Derecho y Comunicación en el campo). El acervo de su biblioteca, formado a partir de donaciones, cuenta actualmente con más de 40 mil volúmenes impresos, además de contenidos con soporte en otros tipos de medios. Para asegurar la posibilidad de participación de las mujeres, fueron construidas creches (las cirandas o guarderías), donde los hijos permanecen mientras las madres estudian.
La escuela fue erguida sobre un terreno de 30 mil metros cuadrados, con instalaciones de ladrillos fabricados por los propios voluntarios. En total, son tres salas de clases, que juntas tienen la capacidad para 200 personas, un auditorio y dos anfiteatros, además de dormitorios, comedores e instalaciones sanitarias. Los recursos para la construcción fueron obtenidos con la venta del libro Terra (textos de José Saramago, música de Chico Buarque y fotos de Sebastião Salgado), contribuciones de Organizaciones No Gubernamentales europeas y donaciones.