Profundo conocedor de las comunidades indígenas, con las que ha trabajado por más de 35 años, el sacerdote jesuita señaló que la emergencia de la que ahora se habla se destapó por el amarillismo de la nota sobre suicidios de indígenas
, divulgada el pasado fin de semana en redes sociales, pero hasta donde él tiene conocimiento no hay nada que lo compruebe, ni referencia específica alguna sobre los presuntos suicidios de 50 personas por hambre.
Lo que debemos hacer todos es aprovechar la atención que se ha generado sobre una situación endémica de la sierra y revisar a fondo las condiciones estructurales de la marginación y pobreza existentes en la región, así como el fracaso de los programas de asistencia social
, afirmó.
–¿Cuál es la situación real que prevalece en la sierra y en particular en las comunidades indígenas? –se le preguntó.
–Vivimos un momento en el que pasamos una sequía atípica, donde 11 meses no ha habido lluvia y no hay nada de nieve ni de heladas fuertes. La falta de nieve deja plagas, esto es recurrente, y aunque estamos en una situación difícil, que dará mayores problemas, hemos tomado acciones preventivas a futuro; varias organizaciones sociales nos hemos organizado para comprar grano, principalmente maíz y frijol para distribuir.
Que no se lucre con la ayuda
“La Fundación del Empresariado nos ha pedido a la red serrana de organizaciones de la sociedad civil que hagamos el reparto de ayuda. Tenemos un mapeo, estamos perfilando las regiones que ya son atendidas por el gobierno y lo hemos invitado a que, junto con nosotros, hagamos un blindaje para que no se lucre política y electoralmente con la ayuda que mucha gente aporta. Que nos digan dónde han repartido apoyos para no duplicar las entregas a unos y dejar desprotegidos a otros”, dijo.
Ávila es un convencido de que los apoyos a las comunidades indígenas y mestizas pobres de la sierra no deben ser regalados. Vamos a dar la ayuda consistente en maíz y frijol a cambio de trabajo en las comunidades, en diálogo con ellas. Regalar las cosas genera dependencia y eso no está bien. Vamos a respetar la autonomía de los indígenas, dialogar con ellos para ir a las causas, no a los efectos. Hay que ver por qué cada año se deben llevar chamarras, cobijas y despensas a la sierra Tarahumara, y la situación de pobreza extrema continúa
, señaló.
–¿En este momento se puede hablar de hambruna en la sierra Tarahumara?
–Hay una situación delicada. Aun los que cosecharon algo sólo tienen alimento para uno o dos meses. Pero las cosas se agravarán en los meses que faltan del invierno y mientras llueve. Es importante que el maíz y el frijol lleguen a la gente.
–Se habla de muerte de niños por hambre, de suicidios de indígenas por desesperación.
–Todo sale por el amarillismo de la nota que da un muchacho, Ramón Gardea (integrante del Frente Organizado de Campesinos Indígenas), sobre 50 indígenas que se tiraron al barranco. No me consta. Incluso me atrevo a decir que es falso. El rarámuri (nombre original de la etnia conocida como tarahumara) no es así, aguanta muchas más cosas que nosotros, como el hambre, el frío, la enfermedad. Los que los conocemos y tenemos un camino de toda la vida con ellos sabemos eso. Si hubiera suicidios, no son en forma generalizada ni son por eso. Serán por el consumo de alcohol o droga, pero no es una situación generalizada.
Los niños desnutridos mueren como cada año. Sí hay niños que mueren por esa causa, pero tampoco es algo general. Esto es recurrente, cada año sucede y ahora se destapó la alerta por las campañas en Facebook y Twitter; hay una intervención masiva sobre eso; en eso estuvo la razón. No es algo que esté pasando ahora y que antes no sucediera. No tenemos por qué sobredimensionar las cosas ni minimizarlas; buscar soluciones a fondo, sí
, acotó el jesuita.
Padre Pato –como se le conoce en toda la sierra Tarahumara– dijo que junto con la emergencia alimentaria que debe atenderse es importante evitar que se lucre con la situación, porque al momento se sabe que hay un jaloneo por los réditos electorales entre los diferentes órdenes de gobierno.
Narró que en noviembre pasado, cuando se reunieron diferentes instancias para prever las cosas y organizar el reparto de ayuda, se acordó que se haría en camiones sin logotipos oficiales, pero poco después Jesús Vázquez, vocal de la Coordinación de la Tarahumara, organismo encargado de atender la emergencia, cambió de opinión.