De manera literal o metafórica, los últimos dos meses han sido el peor periodo de la historia reciente brasileña en términos de medio ambiente. A las políticas anti-ambientalistas y discriminatorias que ha promovido el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se le suman una serie de desgracias ambientales ocurridas en torno de proyectos de extracción.
La tragedia más reciente ha sido sin duda alguna el colapso de la represa minera de Vale en la provincia deBrumadinho. Como se sabe, hasta el momento esta desgracia ha provocado la muerte de 166 personas y la desaparición de más de 150. Además, ha generado la contaminación de más de 300 kilómetros del río Paraopeba.
Según un análisis de la Fundación SOS Mata Atlántica, el derrame minero ha contaminado 305 kilómetros de un río de 510 kilómetros de largo y que es uno de los afluentes más importantes del estado de Minas Gerais, una de las regiones más relevantes de la Amazonía brasileña.
“El resultado fue estremecedor. En todos los trechos analizados, el equipo no encontró agua en condiciones de uso”, concluyó el informe de la ONG que analizó más de 22 puntos a lo largo de todo el afluente. Se calcula que sobre estas aguas se vertieron más de 13 millones de metros cúbicos de residuos ferrosos, que además de contaminar las aguas, han arrasado pobladores enteros.
Reclamo contra la minera
A raíz de esta desgracia, una de las más grandes en la historia reciente de América Latina, un grupo de organizaciones civiles han elaborado un documento solicitando el retiro de la compañía minera brasileña Vale del Pacto de las Naciones Unidas, el convenio al que pertenecen todas las empresas que aseguran actuar con responsabilidad social.
“El desastre de Brumadinho muestra que favorecer las ganancias por encima de la seguridad ha sido el procedimiento operativo estándar de Vale. Ruvo que producirse otro colapso letal con un sufrimiento humano inconmensurable y la destrucción del medio ambiente, para que Vale anunciara una decisión de largo plazo para clausurar ‘presas de río arriba’ de alto riesgo, que se construyen con tecnología obsoleta e insegura”, señala el documento.
Entre las organizaciones firmantes se encuentran Human Rights Watch, Greenpeace, la Universidad de Nueva York, la organización Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), entre otros organizamos que demandan la salida inmediata de la minera brasileña al consejo directivo del Pacto de las Naciones Unidas.